Si hay algo
que nunca he podido soportar en política, o de los políticos, son las faltas de
ecuanimidad (imparcialidad, justicia, equidad, razón, legitimidad, rectitud,
integridad, honradez) y coherencia (conexión, relación, enlace, adaptación,
vínculo, unión, ligazón, encadenamiento). Por lo visto piensan que lo que se
dice o hace en un lugar no tiene repercusión alguna en otro. Porque sostener
que un objeto es blanco en San Juan de la Rambla y negro en Los Realejos, supone tanto como
pensar que los rambleros y realejeros somos tontos de remate e idiotas de
nacimiento.
Las recientes
mociones de censura en SJR y Güímar y las declaraciones habidas tanto por los
nuevos alcaldes como por los dirigentes insulares se pueden encontrar
fácilmente en los registros (hemerotecas, videotecas, fonotecas) de los medios
de comunicación (todos) que se hicieron eco de tales acontecimientos. Pero
están tan ocupados en sus quehaceres trapisondísticos
(porque si fueran claros no lo harían), que no son capaces, aunque sea un día y
sin que sirva de precedente, de volver sobre sus pasos, de echar la vista
atrás, para comprobar si han ido dejando todo en orden o más de una chapuza han sembrado por el camino.
Tanto en uno
como en otro pueblo, los argumentos –vacuos, pero algo había que alegar– se
centraron en lo mal que iba la gestión municipal –de la que el propio Partido
Popular era copartícipe– y del cambio radical que se iba a producir. Y que el
pueblo, por supuesto, estaba demandando al grito pelado. Para ciertos asuntillos
tienen una oreja más aguda que el radar de cualquier embarcación. Eso, lanchas
rápidas que son.
Vamos un
momento a La Victoria. Porque
allí el primer teniente de alcalde y concejal de Servicios Sociales y Mayores
del Partido Popular (PP), Fermín Correa, ha valorado los dos primeros años de
mandato junto con Coalición Canaria. De forma clara, pero a la vez espesa
(especialidad que dominan a la perfección), el edil popular habla sobre la
relación con sus socios de gobierno: “Hemos realizado esfuerzos titánicos para
mantener un gobierno sólido y estable. Nunca nos hemos planteado una moción
de censura porque no es eso lo que necesita el pueblo en estos momentos tan
complicados, dado que solo requieren respeto y respuestas a sus problemas más
inmediatos”.
En este
sentido, los populares despejan dudas y aseguran que “los victorieros
merecen una gestión seria, donde prevalezca el interés general frente a
partidismos y luchas particulares. Estamos cumpliendo con la palabra que dimos
en 2011 y la mantendremos porque nosotros sí sabemos lo que es lealtad,
compañerismo y seriedad en el trabajo”.
De los dos
párrafos anteriores, que me los copié de la prensa, destaco, y por eso lo he
subrayado, esas guindas con las que nos sorprende el señor Correa (don Fermín,
que Correas en ese pueblo de Acentejo hay unos cuantos, no se me vayan a
confundir). Se me ocurre preguntarle al jefe insular de la tropa popular si las
ha leído –me imagino que sí–, si se las ha trasladado a Carmen Luisa y Tomás o
si él mismo ha sido capaz de confrontarlas con lo que los dos aludidos dijeron
–y lo siguen sosteniendo en todas las intervenciones públicas a las que se
asoman– tras los asaltos al sillón más importante de los respectivos
consistorios. Porque si de algo presume don Manuel Domínguez es de transparencia
y de hacer bien las cosas, achacando a los demás la falta de coherencia.
Otro ejemplo
más de que en este país, y esta isla no iba a ser una excepción, nadie se mira
al espejo ni se ve su joroba. Los defectos siempre se hallan en el bando contrario.
Mis cuentas están claras. Como si las que estuvieran oscuras se fueran a hacer
públicas y declaradas ante los organismos fiscalizadores. No, de Bárcenas, nada
de nada, para eso están los analistas de mayor empaque. Que uno es cortito.
Pero lo reconoce. No como quienes, alcaldes incluidos, se empeñan en bogar
cuando no saben ni por dónde se agarran los remos.
Tampoco
atisbo demasiada coherencia en la propuesta del comité insular del PSOE, que en
el comentario de ayer ya mencioné, y es la de hacer pública su petición para
que dejaran uno de los cargos tres significados militantes. Porque no creo que
se hayan colocado ellos solitos en las candidaturas. Algún órgano superior
habrá tenido que dar el visto bueno a esas listas. Debe ser la estrategia para
conseguir más votos. El arrastre, que se menta. Así les fue con este ganado. Ni
de tercera.
Sigue,
también, en el candelero el afer de los imputados. Se dice en derecho,
corríjanme, que es aquella persona contra la que se dirige un proceso penal, la
atribución de una responsabilidad por un hecho reprobable. En política,
entiendo, debe ser suficiente la mera sospecha. La hoja de servicios debe ser
inmaculada, sin tacha. Solo desde este convencimiento, sería posible el que
sobraran leyes innecesarias. Pero cuando se mantiene en las filas, y en puestos
destacados del organigrama, a personas que han sido condenadas, y hasta en dos
instancias, y luego las vemos participar en manifestaciones de apoyo a lo que
se tercie cada dos por tres, qué quieres que te diga. Me entra un entusiasmo. Y
es que no se puede ir por la vida rayando los coches de todos con las que has
tenido un tropiezo en la vida. Que te equivocaste, que tuviste un pronto, perfecto
que te arrepientas y que reconozcas el error, pero ya dejaste pasar la oportunidad
para ser ejemplo y modelo de nada. De político mucho más. A casita, y a otra
cosa, mariposa.
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