miércoles, 10 de julio de 2013

Coherencia

Si hay algo que nunca he podido soportar en política, o de los políticos, son las faltas de ecuanimidad (imparcialidad, justicia, equidad, razón, legitimidad, rectitud, integridad, honradez) y coherencia (conexión, relación, enlace, adaptación, vínculo, unión, ligazón, encadenamiento). Por lo visto piensan que lo que se dice o hace en un lugar no tiene repercusión alguna en otro. Porque sostener que un objeto es blanco en San Juan de la Rambla y negro en Los Realejos, supone tanto como pensar que los rambleros y realejeros somos tontos de remate e idiotas de nacimiento.
Las recientes mociones de censura en SJR y Güímar y las declaraciones habidas tanto por los nuevos alcaldes como por los dirigentes insulares se pueden encontrar fácilmente en los registros (hemerotecas, videotecas, fonotecas) de los medios de comunicación (todos) que se hicieron eco de tales acontecimientos. Pero están tan ocupados en sus quehaceres trapisondísticos (porque si fueran claros no lo harían), que no son capaces, aunque sea un día y sin que sirva de precedente, de volver sobre sus pasos, de echar la vista atrás, para comprobar si han ido dejando todo en orden o más de una chapuza han sembrado por el camino.
Tanto en uno como en otro pueblo, los argumentos –vacuos, pero algo había que alegar– se centraron en lo mal que iba la gestión municipal –de la que el propio Partido Popular era copartícipe– y del cambio radical que se iba a producir. Y que el pueblo, por supuesto, estaba demandando al grito pelado. Para ciertos asuntillos tienen una oreja más aguda que el radar de cualquier embarcación. Eso, lanchas rápidas que son.
Vamos un momento a La Victoria. Porque allí el primer teniente de alcalde y concejal de Servicios Sociales y Mayores del Partido Popular (PP), Fermín Correa, ha valorado los dos primeros años de mandato junto con Coalición Canaria. De forma clara, pero a la vez espesa (especialidad que dominan a la perfección), el edil popular habla sobre la relación con sus socios de gobierno: “Hemos realizado esfuerzos titánicos para mantener un gobierno sólido y estable. Nunca nos hemos planteado una moción de censura porque no es eso lo que necesita el pueblo en estos momentos tan complicados, dado que solo requieren respeto y respuestas a sus problemas más inmediatos”.
En este sentido, los populares despejan dudas y aseguran que “los victorieros merecen una gestión seria, donde prevalezca el interés general frente a partidismos y luchas particulares. Estamos cumpliendo con la palabra que dimos en 2011 y la mantendremos porque nosotros sí sabemos lo que es lealtad, compañerismo y seriedad en el trabajo”.
De los dos párrafos anteriores, que me los copié de la prensa, destaco, y por eso lo he subrayado, esas guindas con las que nos sorprende el señor Correa (don Fermín, que Correas en ese pueblo de Acentejo hay unos cuantos, no se me vayan a confundir). Se me ocurre preguntarle al jefe insular de la tropa popular si las ha leído –me imagino que sí–, si se las ha trasladado a Carmen Luisa y Tomás o si él mismo ha sido capaz de confrontarlas con lo que los dos aludidos dijeron –y lo siguen sosteniendo en todas las intervenciones públicas a las que se asoman– tras los asaltos al sillón más importante de los respectivos consistorios. Porque si de algo presume don Manuel Domínguez es de transparencia y de hacer bien las cosas, achacando a los demás la falta de coherencia.
Otro ejemplo más de que en este país, y esta isla no iba a ser una excepción, nadie se mira al espejo ni se ve su joroba. Los defectos siempre se hallan en el bando contrario. Mis cuentas están claras. Como si las que estuvieran oscuras se fueran a hacer públicas y declaradas ante los organismos fiscalizadores. No, de Bárcenas, nada de nada, para eso están los analistas de mayor empaque. Que uno es cortito. Pero lo reconoce. No como quienes, alcaldes incluidos, se empeñan en bogar cuando no saben ni por dónde se agarran los remos.
Tampoco atisbo demasiada coherencia en la propuesta del comité insular del PSOE, que en el comentario de ayer ya mencioné, y es la de hacer pública su petición para que dejaran uno de los cargos tres significados militantes. Porque no creo que se hayan colocado ellos solitos en las candidaturas. Algún órgano superior habrá tenido que dar el visto bueno a esas listas. Debe ser la estrategia para conseguir más votos. El arrastre, que se menta. Así les fue con este ganado. Ni de tercera.
Sigue, también, en el candelero el afer de los imputados. Se dice en derecho, corríjanme, que es aquella persona contra la que se dirige un proceso penal, la atribución de una responsabilidad por un hecho reprobable. En política, entiendo, debe ser suficiente la mera sospecha. La hoja de servicios debe ser inmaculada, sin tacha. Solo desde este convencimiento, sería posible el que sobraran leyes innecesarias. Pero cuando se mantiene en las filas, y en puestos destacados del organigrama, a personas que han sido condenadas, y hasta en dos instancias, y luego las vemos participar en manifestaciones de apoyo a lo que se tercie cada dos por tres, qué quieres que te diga. Me entra un entusiasmo. Y es que no se puede ir por la vida rayando los coches de todos con las que has tenido un tropiezo en la vida. Que te equivocaste, que tuviste un pronto, perfecto que te arrepientas y que reconozcas el error, pero ya dejaste pasar la oportunidad para ser ejemplo y modelo de nada. De político mucho más. A casita, y a otra cosa, mariposa.

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