No deben
estar muy lejos las próximas elecciones. Porque en los periódicos
comienzan a proliferar escritos de los
políticos (en poco arrancará Pepe Segura), cuya única misión o cometido,
parece, es percatarse de tal hecho para inundar las redacciones con las
cantinelas de siempre. Y escritas por sus lacayos, faltaría más. Esa fue una de
las razones por las que este reconvertido a bloguero abandonó las
colaboraciones con la prensa de esta isla. Que sigue embarcada en idénticos
derroteros, dando mucha más importancia a estos espontáneos, advenedizos y
aprovechados que a los que durante años, perdiendo tiempo y dinero, fueron
fieles a la cita con los lectores. Y a ellos les pagan. Que sí, en A o en B,
pero cobran.
Se extraña
sobremanera el paradigma palmero del apoltronamiento institucional, el ínclito
señor Castro Cordobez, del “preocupante descrédito de la clase política”.
Fíjense que ya de entrada se encasilla en esa casta especial, de distinción, de
categoría: la clase política. Y como digno ejemplar faunístico que desde la Era Cenozoica –o
antes, vete tú a saber– se tiñe estilo Rajoy para aparentar taypocos en lugar de taytantos, y emulando a otro paisano de
pro –están pero no son y son pero no están–, y que no voy a mentar porque ya tú
sabes de quién se trata, nos espeta: “La creciente desafección ciudadana hacia
la actividad pública tiene, por tanto, su primera causa –aunque no es la única,
ni es exclusiva de nuestro país– en la propia actuación de los cargos públicos,
que deben ser los primeros en ejercer la autocrítica y reconocer lo que están
haciendo mal para resolver el problema”.
Qué cinismo,
Antonillo. Así, en confianza. Ni aun escribiendo eres capaz de reconocer que el
desapego social es debido, única y exclusivamente, a la enorme caradura de unos
aprovechados que nos exprimen y que se han distanciado del tejido social hasta
el punto de crearse un mundo ad hoc. Sostienes que no es la actuación de tanto
desalmado la causa única de que nosotros no confiemos. No, arriba de los
sablazos y recortes (para nosotros) y prebendas y privilegios (para ustedes),
échennos también la culpa del distanciamiento. Eso es tener tanta cara como
sostener una oficina del Gobierno de Canarias en Bruselas (amén de otras
menudencias varias), mientras hoy lunes presentan en el Parlamento (tú
Parlamento) otro plan (el cachondeo número doscientos cincuenta): La estrategia
frente a la pobreza.
Y nos la exhibe
la ingeniosa Inés Rojas de esta guisa: "La solución a la pobreza pasa
ineludiblemente porque se establezcan los mecanismos para una mejora de la
economía y que esta conlleve generación de empleo. Y esto es clave porque
estamos oyendo declaraciones del Gobierno del Estado sobre la mejora de la
economía pero también previniendo que esta mejora no va a generar empleo. La de
Canarias, sin embargo, se trata de una Estrategia de Gobierno en la que estarán
implicados los departamentos de Gobierno que tienen que ver con la economía, el
empleo, las políticas sociales y la educación".
Me recuerda
la perorata de Guadalupe González Taño, presidenta del Cabildo palmero, para
justificar la ruptura del pacto: "Coalición Canaria, por responsabilidad,
no puede ser cómplice de esta situación de incoherencia política que perjudica
a la mayoría de los habitantes de esta isla y de Canarias y, por ello, ha
decidido no mantener un acuerdo de gobierno en el Cabildo Insular de La Palma con el PSOE, que ha
optado claramente por apoyarse en el PP". Ejercicio de cinismo, al que tan
acostumbrados nos tienen, al que yo le he propuesto el siguiente juego:
cambiar el nombre de La Palma
por cualquier otra isla y trastocar las menciones de los tres partidos
políticos, en el orden que prefieran, y habrán conseguido la cuadratura del
círculo.
Aparte de las
mil vaguedades que Antonio Castro –mejor, el negro que se lo escribió– expresa
en su artículo periodístico (http://www.diariodeavisos.com/2013/07/escuchar-entender-respetar-para-dar-respuesta-ciudadania-por-antonio-castro-cordobez),
me gustaría que me explicara lo siguiente: “Establecer la cocreación en los
procesos normativos para recobrar el pleno crédito y el favor de la ciudadanía
hacia las instituciones”. Si fuera tan amable, por favor, y lo mismo me acerco
un fisquito más. No es por nada, pero me dejó medio trincado eso de la
cocreación. Además, maldita la gracia que me hace cocrear con usted.
Dejo a la
consideración de mis escasísimos lectores la posible lectura de la filípica, mas
mi desánimo me conduce a los malos pensamientos, al creer –que no crear, mucho
menos cocrear– que escasas soluciones existen para desfacer entuertos. Se han revuelto los papeles entre los Quijanos
y Sanchos hasta el punto de iniciar una reforma administrativa al revés (dejen,
ilustrísimas, que nuestra primera puerta esté en el ayuntamiento, que está al
lado de casa, cacho rebenques), soltamos tortugas bobas en actos simbólicos
para los que nos gastamos un pastón trasladando a las susodichas –y parecían
tontas– por vía aérea, echamos una visual a un vídeo blog presidencial que se
denomina ‘Rajoy en acción’ (manda trillos, si para moverlo cuesta un par de
ovarios), escuchamos que el Papa critica la incoherencia de la Iglesia, nos suelta
(Barragán) que si el pacto no es con ellos no hay estabilidad, soportamos que
Rivero no atisba inconveniente para presentarse a la reelección (para
presidente, que el resultado electoral es indiferente), nos enteramos de varias
imputaciones a los alcaldes de este Norte…
Aunque los
izquierdosos no suelen dejar comentarios –cada vez somos más en UPyD; ay,
Rosita, qué morros te gastas–, me han soplado que uno de los M.A. –de los dos
supuestos– se tomó, tal y como se pergeñó, a broma el post del pasado viernes.
Al otro (te recuerdo que ubiqué las etiquetas de cuento, ficción y política,
que son casi sinónimos), no tanto. Vale, no todos podemos ser tan serios. Y se
nos está yendo julio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario