martes, 23 de julio de 2013

Implementar

Me temo, y así lo señalan cabezas mejor amuebladas, que los modismos no decaen. La informática causa estragos en el idioma y como hay palabras de difícil correspondencia entre el inglés, idioma de cabecera en ese terreno, y el nuestro (me refiero al castellano; si estuviera en Cataluña, Euskadi o Galicia lo mismo pensaría con otra libertad e independencia), viene a resultar que nos adueñamos de extraños vocablos, a los que le cogemos el gustito y venga a utilizarlos en cualquier momento y situación y para todo tipo de evento que cruce por delante de nuestras narices.
En el Diccionario de términos informáticos encontramos que implementar sería: Formas y métodos para llevar a cabo algo. En desarrollo de sistemas informáticos, la implementación es la etapa donde efectivamente se programa el sistema. En programación, la implementación es la programación de un determinado algoritmo en un lenguaje específico. Por ejemplo, un algoritmo en pseudocódigo se implementa en forma de código de un lenguaje de programación.
Por ello, entiendo que la RAE ha insertado en su diccionario que el citado verbo transitivo significa: “Poner en funcionamiento, aplicar métodos, medidas, etc., para llevar algo a cabo”. Implemento sería, pues, utensilio, herramienta, instrumento. Amén de que para algunos lingüistas es lo que el resto de mortales conocemos, de toda la vida, por complemento directo.
Me he tomado la molestia de indagar sinónimos o, si no tanto, al menos vocablos sustitutorios (o sustitutivos) del verbo de marras, y podría ser esta relación: fundar, crear, implantar, instituir, organizar, establecer, constituir, formar, instaurar, estatuir, empezar, hacer, poner, plantar, aplicar, plantear, imponer, llevar a cabo, desarrollar, formular, buscar, ejecutar, cumplir, poner en práctica…
Como es harto sabido que la preparación intelectual de los políticos en activo no alcanza el sobre-saliente, sino más bien el sobre-entrante, no es de extrañar que sean ellos quienes inventan estas trapisondas lingüísticas, al margen de las otras ya conocidas, y luego los periodistas se encargan de propalar (divulgar algo oculto), que no es lo mismo que propagar, pero valga el roto por el descosido. Ya que vamos de inventos, adelante.
Tengo la impresión de que cuando lees la prensa del día  o escuchas la declaración de tal o cual líder (que va en cabeza de los de su clase; imagínate el resto) y observas que ha utilizado el dichoso implementar (bien en infinitivo o en cualquier otra forma verbal (indicativa, subjuntiva, condicional o imperativa), tienes dos opciones manifiestamente legítimas. La primera: que lo han confundido con aumentar, incrementar, complementar, completar… La segunda: mandarlos directamente a tomar viento fresco.
Hay dos personajes que en estos momentos implementan que da gusto. Mariano Rajoy, verbigracia, cada día nos sorprende con un método, una medida para llevar a cabo algo. ¿Qué es ese algo? ¡Ah! ¿Cuál es el método? ¡Ah! (otra vez). Ayer mismo, próximo a las dos y media (una hora y un minuto menos en Canarias) –que diría mi madre–, nos deleitó con otra de sus abstractas salidas: ha estimado que el momento oportuno será para finales de este mes o principios del próximo. Y como huye de Bárcenas como gato escaldado, irá al Parlamento, porque ahí cree que radica la soberanía popular, para leer su capítulo decimonónico de buenas intenciones acerca de lo que él considera que le pasa al país. Nos dejará, como siempre, con una cara de implemento que se nos cae. También, para la campaña del contrarresto, para ese entonces habrá más novedades en el caso de los ERE –¿te juegas 50 céntimos?–, está implementando una batería de ‘y tú más’ de tal calibre que la sesión veraniega acabará siendo un sonado descándalo.
El otro, ¿quién si no? Paulino y su inseparable blog. En el que ha implementado tantas medidas que una vez acabado con el paro en las islas, se ha lanzado a la aventura de subsanar las lagunas que contiene la Carta Magna. “Está dando evidentes muestras de agotamiento”. El que lo escribió acabó ingresado en una clínica de Cobiella por un ataque incontrolado de risa. Pero a Rivero le pareció bien y dio la orden para que circulara por Internet. Y se lo hizo llegar a Melchior, Valencia y Brito, los caducados. Como los yogures, aunque ahora se pueden consumir un fisco más. Él, como siempre, no se dio por aludido. La Constitución hace aguas, pero nuestro presidente parece un radiador recién estrenado. Se ve que se ha implementado.
Ambos dos, Rajoy y Rivero, adoptan las decisiones más necesarias, aunque entiendan que son las más difíciles. Y es que, según leí, las actividades del hombre también causan terremotos. Deben ser aquellas que no han sido implementadas previamente. Cuidado con los gases cuando vayan a la playa, sobre todo (que no sobretodo) si salen implementados, no vaya a ser que provoquen peligrosos tsunamis. Y ya con las medusas tenemos bastante.

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