Me temo, y
así lo señalan cabezas mejor amuebladas, que los modismos no decaen. La
informática causa estragos en el idioma y como hay palabras de difícil
correspondencia entre el inglés, idioma de cabecera en ese terreno, y el
nuestro (me refiero al castellano; si estuviera en Cataluña, Euskadi o Galicia
lo mismo pensaría con otra libertad e independencia), viene a resultar que nos
adueñamos de extraños vocablos, a los que le cogemos el gustito y venga a
utilizarlos en cualquier momento y situación y para todo tipo de evento que
cruce por delante de nuestras narices.
En el
Diccionario de términos informáticos encontramos que implementar sería: Formas y métodos para llevar a cabo algo. En
desarrollo de sistemas informáticos, la implementación es la etapa donde
efectivamente se programa el sistema. En programación, la implementación
es la programación de un determinado algoritmo en
un lenguaje específico. Por ejemplo, un algoritmo en pseudocódigo se
implementa en forma de código de un lenguaje de programación.
Por ello,
entiendo que la RAE
ha insertado en su diccionario que el citado verbo transitivo significa: “Poner
en funcionamiento, aplicar métodos, medidas, etc., para llevar algo a cabo”.
Implemento sería, pues, utensilio, herramienta, instrumento. Amén de que para
algunos lingüistas es lo que el resto de mortales conocemos, de toda la vida,
por complemento directo.
Me he tomado
la molestia de indagar sinónimos o, si no tanto, al menos vocablos
sustitutorios (o sustitutivos) del verbo de marras, y podría ser esta relación:
fundar, crear, implantar, instituir, organizar, establecer, constituir, formar,
instaurar, estatuir, empezar, hacer, poner, plantar, aplicar, plantear,
imponer, llevar a cabo, desarrollar, formular, buscar, ejecutar, cumplir, poner
en práctica…
Como es harto
sabido que la preparación intelectual de los políticos en activo no alcanza el
sobre-saliente, sino más bien el sobre-entrante, no es de extrañar que sean
ellos quienes inventan estas trapisondas lingüísticas, al margen de las otras
ya conocidas, y luego los periodistas se encargan de propalar (divulgar algo
oculto), que no es lo mismo que propagar, pero valga el roto por el descosido.
Ya que vamos de inventos, adelante.
Tengo la
impresión de que cuando lees la prensa del día
o escuchas la declaración de tal o cual líder (que va en cabeza de los
de su clase; imagínate el resto) y observas que ha utilizado el dichoso
implementar (bien en infinitivo o en cualquier otra forma verbal (indicativa,
subjuntiva, condicional o imperativa), tienes dos opciones manifiestamente
legítimas. La primera: que lo han confundido con aumentar, incrementar,
complementar, completar… La segunda: mandarlos directamente a tomar viento
fresco.
Hay dos
personajes que en estos momentos implementan que da gusto. Mariano Rajoy,
verbigracia, cada día nos sorprende con un método, una medida para llevar a
cabo algo. ¿Qué es ese algo? ¡Ah! ¿Cuál es el método? ¡Ah! (otra vez). Ayer
mismo, próximo a las dos y media (una hora y un minuto menos en Canarias) –que
diría mi madre–, nos deleitó con otra de sus abstractas salidas: ha estimado
que el momento oportuno será para finales de este mes o principios del próximo.
Y como huye de Bárcenas como gato escaldado, irá al Parlamento, porque ahí cree
que radica la soberanía popular, para leer su capítulo decimonónico de buenas
intenciones acerca de lo que él considera que le pasa al país. Nos dejará, como
siempre, con una cara de implemento que se nos cae. También, para la campaña
del contrarresto, para ese entonces habrá más novedades en el caso de los ERE
–¿te juegas 50 céntimos?–, está implementando una batería de ‘y tú más’ de tal
calibre que la sesión veraniega acabará siendo un sonado descándalo.
El otro,
¿quién si no? Paulino y su inseparable blog. En el que ha implementado tantas
medidas que una vez acabado con el paro en las islas, se ha lanzado a la
aventura de subsanar las lagunas que contiene la Carta Magna. “Está dando
evidentes muestras de agotamiento”. El que lo escribió acabó ingresado en una
clínica de Cobiella por un ataque incontrolado de risa. Pero a Rivero le
pareció bien y dio la orden para que circulara por Internet. Y se lo hizo
llegar a Melchior, Valencia y Brito, los caducados. Como los yogures, aunque
ahora se pueden consumir un fisco más. Él, como siempre, no se dio por aludido.
La Constitución
hace aguas, pero nuestro presidente parece un radiador recién estrenado. Se ve
que se ha implementado.
Ambos dos,
Rajoy y Rivero, adoptan las decisiones más necesarias, aunque entiendan que son
las más difíciles. Y es que, según leí, las actividades del hombre también
causan terremotos. Deben ser aquellas que no han sido implementadas
previamente. Cuidado con los gases cuando vayan a la playa, sobre todo (que no
sobretodo) si salen implementados, no vaya a ser que provoquen peligrosos
tsunamis. Y ya con las medusas tenemos bastante.
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