Estuve varios
años en ese mundillo de la música folclórica. Formé parte de dos grupos, pero
ahora estoy retirado y creo que será difícil el que retorne a esas viejas
andanzas. Puede que el no saber estarme quieto y el intentar aportar, me ha causado
más de un encontronazo. Por lo que transito en el periodo placentero de rascar solo
lo que me pica (sin disimulo si es de cintura hacia arriba, y con él si es del
ombligo hacia abajo). Al tiempo, las cuerdas, y el viejo instrumento (no te
rías), están desangeladas, pobres, aburridas y abandonadas. ¿Desafinadas? Ni te
cuento.
Experiencias
quedaron muchas. Unas persisten y otras duermen el sueño de los olvidos. Y
letras –cada loco con su tema– hay esparcidas unas cuantas por las islas.
Aunque, como dice la copla, ya nadie sepa su autor. Algunas grabaciones y
premios dan fe de abundantes atrevimientos. Queda cierto resabio, al echar la
vista atrás, de cómo diversos proyectos fueron quedando en el camino de la
incomprensión y de la falta de empuje. O de padrinos. Pero uno es quien es y
las limitaciones imponen.
Me van a
permitir hoy lunes que arranque la semana comentándoles unos párrafos de uno de
los denominados pecados capitales: la envidia. Y lo hago con esta reseña
extraída de una de las tantas fuentes que puedes hallar en Internet:
Como la
avaricia, la envidia (en latín, invidia)
se caracteriza por un deseo insaciable, sin embargo, difieren por dos grandes
razones: Primero, la avaricia está más asociada con bienes materiales, mientras
que la envidia puede ser más general; segundo, aquellos que cometen el pecado
de la envidia desean algo que alguien más tiene, y que perciben que a ellos les
hace falta, y por consiguiente desean el mal al prójimo, y se sienten bien con
el mal ajeno. Tal vez por ello, Francisco de Quevedo sentencia que la envidia
va tan flaca y amarilla porque muerde y no come.
Hubo una
época en la que a todos los grupos folclóricos les dio por hacerse una vestimenta típica. Ya nadie quería lucir el
denominado traje de La Orotava,
ni el de campesino tradicional. No, cada cual pretendía el suyo propio. Y no sé
si por arte de magia, de la noche a la mañana, surgen sesudos estudios de
investigación que dieron a conocer una diversidad tal, que se me hace muy
difícil echar la vista atrás y ver pasear por fiestas y tenderetes a tantos
magos y tan estupendamente equipados. Los telares no daban abasto y las
entidades públicas, tan generosas en época de vacas gordas, aportaban sustanciosas
cantidades para los equipamientos.
Surgieron
como hongos modistos y entendidos. Y se inició la feroz batalla para abarcar
todo lo que se pudiese. Con ella, obviamente, las cuchilladas y envidias en el
intento de acaparar mercados. Tanto que muchos directores de las agrupaciones
–que también proliferaron como surgidos de un semillero– se lanzaron a la
aventura de orientar a sus alumnos y convertirse, de la mañana a la noche (para
variar), en expertos costureros, sastres, zapateros… De todo, en suma. Yo no
voy a permitir que cualquier afeminado de estos (en referencia a los que ya se
habían hecho un hueco) me fastidie el negocio. Tengo mis costureras y quien me
asesore y en mis grupos (todos dirigían a cuatro o cinco, mínimo) las normas
las dicto yo sin intermediarios. Son, claro, expresiones de quienes pretendían
aditamentos a sus sueldos, dineros extras. Muchos ni se recataron en ofrecer
tales fórmulas en las mentadas como escuelas de folclore, bajo la tutela de los
ayuntamientos, y sostenidas con caudales públicos. ¡Ah!, si lo afirmo de manera
tan rotunda es porque te lo puedo demostrar científicamente.
Mucho de
envidia, bastante de avaricia y mantenimiento de las navajas bien afiladas por
si la competencia asomaba la nariz. Con lo que hemos alcanzado la etapa de la
crisis (nada nos debe extrañar ante los despilfarros habidos) y puedes
alongarte a cualquier festival, encuentro o romería y observas que casi todos
visten igual (y acuérdate que el primer objetivo fue la diferenciación), pero
lo que es peor, todos cantan y bailan los mismos temas. Da lo mismo que sean
del Norte o del Sur, de una isla o de la otra. Como decía aquella publicidad:
todos venden lo mismo. Y lo más cómodo. Como le indicaba hace unas semanas a
una buena amiga;: para no sudarse los calzoncillos.
Ahora este
pecado ha cambiado de escenario. La lucha se ha entablado entre los
organizadores de certámenes de belleza, que suelen ser, al mismo tiempo,
presentadores de las galas en las que el personal va a lucir el palmito. Bueno,
a decir verdad los candidatos y las candidatas un poco menos que ellos, porque
los verdaderos protagonistas son los que son, el resto ocupa lugar secundario.
Extrapolado significaría, válgame el símil, el periodista que se entrevista,
que suele ser, casi siempre, el que más ladra. Sí, ese que escupe que es un
disgusto y que cuando es aludido tiene la desfachatez de sentirse vilipendiado,
insultado, blasfemado. Que cómo lo pone de manifiesto: escupiendo otra vez.
Después, ¿agua bendita? No, dibujos animados.
En mi pueblo,
con motivo de las Fiestas de la
Virgen del Carmen, se va a celebrar el de Miss Norte. Que
corre a cargo de uno que no es del agrado de otro que creyó sentirse con más
derechos. Y comenzó la batalla. No de flores, precisamente. Que si yo soy
mejor, que si presento mejor que tú, que lo mío es éxito asegurado y tú vas
dando tranques a todo el que trinques. Y así se entretienen. Meten por medio al
ayuntamiento, a los medios de comunicación, a los políticos y a cualquier
inofensiva madre que en esos instantes pase por allí. Es normal, pienso, tan
acostumbrados están a dar espectáculos, que estos dimes y diretes forman parte
de la farándula. Y lo juran en nombre de Dios, faltaría más.
De todo esto
último me enteré en el transcurso de un cumpleaños que celebramos en una
población de este norte tinerfeño y que no era Los Realejos. Hablamos de casi
todo. Solo nos faltó concretar la distribución de los puestos para las próximas
elecciones. Y mientras eso ocurría, Paulino en El Hierro llenándose de mierda
para que Willy lo entrevistara. Lo que hay que hacer para repetir. Yo voy a
todas, aseveró en su descargo nuestro personaje. Mientras funcione el
helicóptero. Lo mismo en 2015 lo bajan a hombros desde Ravelo a La Garañona. No seas mal pensado,
a tirarlo no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario