Ayer estuve
un rato rebuscando. Como cuando antes se cogían las papas e íbamos los pobres,
una vez cargados los sacos con las buenas, a intentar recopilar un par de
puñados de las que fueron desechadas por menudas, picadas o podridas. Así que
haz el favor de no hablarme de crisis. Y me tropecé con esto:
Amigos del
barrio y aficionados todos a la lucha canaria:
Creemos que
debe ser hoy, 21 de marzo de 1983, un gran día para todos nosotros. En este día
en que la primavera comienza su andadura por las hojas del calendario, hace su
reaparición ante la afición el Club de Luchas Atlante. Y al igual que en esta
estación nuestros campos se tornan más bellos y hermosos, al igual que en la
primavera, dice el refrán popular, la sangre se altera, quiere, asimismo, el Atlante,
en esta su segunda etapa, alterar la fisonomía del barrio y darle un nuevo
aliciente.
Que los días
de luchada vengan a ser los motivos de acercamiento en torno a un objetivo
común.
Que los
aplausos que siguen a una agarrada sean no sólo un estímulo para los
bregadores, sino el clamor que inunde a todos y cada uno de los rincones del
barrio.
Bien es
verdad que nuestras limitaciones son muchas. Que sabemos de antemano que por
diferentes razones que a nadie pueden ni deben escapar, no podremos aspirar a
realizar una primer temporada con la brillantez que todos desearíamos. Como muy
bien todos conocemos, las novatadas se pagan y aunque el Atlante no es un club
novato en estas lides, se encuentra con un plantel de luchadores, mezcla de
veteranía y juventud, a los que hay que dar un plazo prudencial para su puesta
a punto.
Mas no por
ello va a disminuir nuestro empeño para forjar un equipo que con el paso del
tiempo vuelva a brillar como lo hizo en su anterior singladura, cuando paseó
con orgullo su nombre por todos los terreros de la geografía insular, incluso
allende nuestra fronteras y cuando por sus filas pasaron grandes hombres que
han aportado a la lucha canaria todo su saber y todo su ingenio para que el
vernáculo deporte arraigase en las entrañas del pueblo como una muestra de su
hidalguía y su nobleza.
Que el genio,
la destreza y el valor, parodiando la canción, vengan de nuevo en este terrero
a demostrar que entre todos, directivos, luchadores y afición, formando una
gran piña en torno a esos nobles ideales, podamos llegar a metas más
ambiciosas, teniendo siempre por lema, ante todo y sobre todo, la deportividad.
Y no queremos
dejar pasar esta ocasión sin hacer un llamamiento a la juventud ya que en ella
tenemos depositada toda nuestra confianza para un futuro inmediato. Que este
juvenil que ahora empieza a competir sea el molde forjador de grandes
luchadores.
Que el
desánimo no cunda a pesar de las primeras caídas pues solo llegarán a la cima
los que superen los avatares en contra.
Que el
estrechón de manos con que comienza cada agarrada venga a simbolizar la leal
competencia entre unos hombres que defienden unos colores.
En nombre de
la directiva y luchadores, y para este Atlante que intenta demostrar que
segundas partes también pueden ser buenas, dediquemos el primer gran aplauso de
la noche. Muchas gracias.
Ese amago de
terrero al que se alude estaba situado en los terrenos adquiridos para la
construcción de lo que hoy es el CEIP Toscal-Longuera. En la actualidad se
disponen de elegantes instalaciones allá donde la lucha canaria todavía marca
un hito en la faceta deportiva de los pueblos. En Los Realejos, que yo sepa, en
esta aspecto nada queda. Solo el recuerdo. Como puede serlo la fotografía que
acompaña a estos párrafos.
Despidamos
julio desde la añoranza. Hasta mañana.
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