Me temo que
no vaya a ser muy original. Puede que la frase marras sea hoy la comidilla de
cualquier lectura o tertulia. Porque ya en la propia jornada del ¿debate?, las
redes sociales no dieron abasto. Pero Mariano no nos dejó indiferentes con su
comparecencia veraniega. Leyó bien, entendió su propia letra y reconoció haber
metido la pata. Nos recordó al lo siento mucho, me equivoqué, no volverá a
ocurrir (fin de la cita). Ya son dos los errados (sin hache). Qué culpa tienen
los otros.
Rajoy no es
un dechado de virtudes a la hora de que se cumplan sus vaticinios. Desde los
hilillos de plastilina hasta el no podrán demostrar que no es inocente (fin de
la cita), un amplísimo catálogo de desatinos. Tras poner de ejemplo al ministro
canario, víctima de terrible persecución por los fiordos noruegos (presunto
delito de cohecho prescrito, que no significa que las acusaciones fueran
falsas), vino a ratificar que en todas partes existen las remuneraciones
complementarias. Y estuve todo el día de ayer mirando cada rincón de mi casa
–hasta debajo de la cama– y no encontré un maldito euro. O quizás no lo entendí
–nada raro, de otra parte–, y lo que pretendía aclarar el presidente es que es
práctica habitual (en todas partes: fin de la cita) en que se pague de tal
guisa tan oscura (o negra, para entendernos).
Debería
preocuparles, y bastante, a los populares que haya sentenciado: “Al final, ni a
mi partido ni a mí se nos podrá atribuir ninguna actividad ilícita” (fin de la
cita). Porque si tiene idéntica suerte a la mano en el fuego que puso por ese
señor apellidado Bárcenas, yo, en su caso, estaría ahora mismo poniéndome en
remojo.
Menos mal, y
dejo el resto para sesudos analistas, que no recurrieron al ‘y tú más’ (fin de
la cita), que si no, aún estuviesen dale que te pego en el Senado. ¿Qué obras
se acometen en San Jerónimo? ¿No les afecta la crisis? ¡Ah!, es un dinero
complementario.
Entre los
millones de Luis (alias el cabrón: fin de la cita), los beneficios escandalosos
de los grandes bancos (Botín y González) y otras menudencias esparcidas por los
bajos fondos, sumaríamos tal cantidad de billetes de 500 que un reparto más
equitativo y justo haría factible que este país… Ya está el iluso escribiendo
boberías (salvo algunas cosas) otra vez.
Un jurado
popular juzgará a Jaume Matas en otro de los varios procesos que tiene abierto
este paradigma del bien hacer (para él, claro). Ocurrirá lo que ya pudimos
vivir con Francisco Camps. Los miembros designados para tal cometido están
demasiado mediatizados para el desarrollo de esa función. Los juicios políticos
(y/o a políticos) no deberían poder acogerse a esta modalidad. Lo malo es que
al paso que vamos (TS, TC), ¿de dónde nos vamos a agarrar?
Bulgaria se
ha hartado de los corruptos (fin de la cita). Dícese (para que Humberto sonría)
del que se deja o ha dejado sobornar, pervertir o viciar (fin de otra cita). En
España no ha lugar al empacho. Sujetos de tal calaña no existen. Ni será
posible tal hecho en un futuro. La religiosidad y profundas convicciones
morales constituyen el adecuado freno de mano. Eso, de mano. Parodio a
Francisco: Quién soy yo para juzgarlos (fin de la tercera cita del párrafo).
Marcos Brito,
la honradez personificada, que ha perdido dinero en la política, portuense
desde que recaló en una escuela de Punta Brava (allá cuando el Titlis naufragó)
y que ha sido alcalde en no sé cuántas ocasiones, ha desplegado su batería en
los alrededores del Penitente. Con la ayuda de la artillería del Barranco de
San Felipe, piensa acabar con los que lo han calificado de viejo y caduco, a
saber, los comepiches capitalinos. Y aquellos
por unas causas, y el otro por una bien diferente, el fuego entrecruzado está
causando estragos en una ciudad que enarbola el turismo como principal fuente
de riqueza. Y si es menester poner por delante a San Telmo, la Virgen del Carmen y el
mismísimo Viejito… Este optimista pensaba que no todos eran iguales, que alguno
podía dar más de sí. Mi gozo en un pozo. ¡Ay, Mi Norte!
Se nos marcha
la Infanta
para Suiza. ¿Le revisarán las maletas? Lo mismo a gestionar las cuentas de los
que por motivos inconfesables rompieron las relaciones con la hacienda
española. Urdangarin se queda en Barcelona. Me imagino que se comunicarán vía
e-mail, algo que el Duque (¿o ya no lo es?) domina a la perfección.
Si no logras
desarrollar toda tu inteligencia, siempre te queda la opción de hacerte
político (Gilbert Keith Chesterton). Fin de la cita. Sin paréntesis.
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