El pasado mes
de mayo fui premiado en el concurso de coplas canarias Guanapay, que convoca el
ayuntamiento de la Villa
de Teguise, en Lanzarote. Del hecho tuve conocimiento a través de la lectura en
un digital de aquella isla. Comunicación oficial, ninguna. Ya lo contaré con
mayor detalle. Y como algunos amigos me invitan a que dé público conocimiento
de la obra galardonada, aunque sea a regañadientes, allá va: ‘La mujer del
marinero’.
La mujer del marinero
su mente deja volar,
entre yodos y
salitres
se
la escucha musitar.
Fueron momentos
felices
los que aquí juntos
pasamos,
y en la misma
singladura
por
mil senderos remamos.
Caminos tiene la mar
que cual ríos
recorrimos,
fue ilusión de
juventud
la
que unió nuestros destinos.
En la arena se dibuja
el retrato del
pasado,
ni el viento ni la
marea
pudieron
jamás borrarlo.
Las olas en su vaivén
le traen a la memoria
al patrón de sus
amores
que
timonea en la Gloria.
Cada tarde reflexiona
la mujer del
marinero,
cuando el sol por el
poniente
se
nos despide del cielo.
Por los riscos de
Famara
cuántos suspiros
bajaron,
hacia aquellos que en
la mar
por
sus familias lucharon.
Con los Novios del
Mojón
se sellaron mil
amores,
piratas de tierra
adentro
que
robaron corazones.
El viento de
Lanzarote
en la mar levanta
espuma,
parodia de dulce
madre
que
al niño mece en la cuna.
Me dijiste en la
chalana
que esta pesca es
diferente:
cuando a la vieja
refolas,
tú
la escardas y se pierde.
Con las jacas
sancochadas
muchos lances
disfrutamos,
son pasajes que me
vienen
de
los tiempos que bogamos.
Con la marea llegaba
una hermosa melodía,
en ecos de caracola
y
compases de folía.
En la popa de mi bote
al arrullo me dormí,
en lo profundo del
sueño
a
mi lado te sentí.
Me acuerdo cuando en
la playa
de reojo me mirabas,
mi padre soltó la
caña
diciendo
que no picaban.
Al echar la vista
atrás
entre aparejos me
veo,
con un timón en las
manos
en
busca de rumbos nuevos.
Allá dondequiera
estés
sigue contando
conmigo,
qué menos podría
hacer
por
quien siempre fue mi abrigo.
Cuando el manto de la
noche
de la luz se apoderó,
la mujer del marinero
al
hogar se retiró.
En silencio
nuevamente
ha cumplido el
ritual,
el recuerdo permanece
aunque
nada ya es igual.
Te quise contar la
historia
que se escucha en el
lugar,
la de la triste
figura
que
pasea junto al mar.
Tengan un feliz fin de semana. En la próxima, más novedades.
Aunque estemos en verano, aquí seguimos.
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