Aunque saben
que no comparto, y menos en épocas de crisis, los excesos de enchufes en los
organismos públicos –y el ayuntamiento realejero no es ajeno al modismo–, no
dejo de reconocer que se están haciendo obras necesarias, y que llevaban mucho
tiempo en el cajón del ya se verá. Pero, al tiempo, existen pequeños –o quizás
no tanto– detalles que ponen de manifiesto la tozudez (terquedad, obstinación,
empeño, capricho, testarudez, y en canario, perreta) de los que llevan las
riendas del gobierno municipal. Muestra inequívoca de lo que puede un mullido sillón,
que provoca alejamientos (puede que hasta enclaustramientos) muy difíciles de
corregir por la ceguera que suelen llevar adherida.
Aplaudo, sin
reticencias, la medida de incrementar las partidas de educación y cultura en
13.000 euros. Pero me entristece que se haya perdido la oportunidad de que
fueran 28.000. Con lo que muchos colegios públicos hubiesen podido ver suplidas
las carencias que vienen arrastrando desde tiempos remotos. O que las
bibliotecas públicas incrementasen dotaciones (en esta faceta las inversiones
siempre son escasas). O que pudiera, de una vez, iniciarse el periodo de
recuperación de tantos valores dispersos (abandonados, olvidados) por la
geografía de la Villa
de Viera. No creo que te estés preguntando de dónde saqué los otros 15.000
euros. Por Dios, te enciendo la bombilla: ¡¡¡de los semáforos!!!
Me parece
estupendo que se soterre la red eléctrica por La Piñera y La
Cruz Santa. Y que a ese presupuesto de un
millón de euros se le pueda sacar todo el rendimiento posible. Pero me temo que
al jefe de Manolo, el ínclito señor Soria, se les crucen los cables, se le
cortocircuite el meridiano y pretenda resarcirse mandándonos otra clavada en el
recibo de la luz. Muy capaz lo creo. Y quedarse más fresco que un salmón
noruego.
Otra ovación
por el asfaltado del tramo comprendido entre Puerto Franco y San Vicente. Me
imagino que el consistorio ya habrá hecho los cálculos, porque el cambio de
estos trayectos de carretera insular a vía urbana acarreará nuevos gastos en
las arcas municipales, tan necesitadas para suplir desaguisados en concesiones
administrativas y olvidos urbanizadores.
No es bueno,
ni de buen cristiano, desear el mal ajeno. Pero como los políticos se olvidaron
de la máxima, no me duelen prendas en calificar como una desfachatez total la
postura de doña Sandra Rodríguez, concejala administradora de los escasos
caudales portuenses, cuando, sin rubor alguno, espeta que “ahora más que nunca
son necesarios los once concejales liberados y los ocho puestos de personal de
confianza”. Esto es de una golfería sin precedentes. Máxime cuando lo suelta a
las pocas horas de la aprobación de un severo plan de ajuste que considera
lícito recortar por todos los recovecos presupuestarios, menos en aquellos que
hacen referencia a los emolumentos de los ediles. Chiquita jeta.
Y lo adorna
con un no menos sugerente: “Me iré cuando me apetezca”. Se le quedó corta
aquella tal Fabra, autora del ‘que se jodan’. ¿Pero quién se ha creído que es
la señora o señorita esta? Si el líder socialdemócrata alemán ha dimitido por
perder las elecciones (¿se lo podrían pasar a Rubalcaba?), una expresión de tal
calado, aparte de merecer el más despreciable rechazo, solo podría absolverse
con un salto al vacío por la
Punta del Viento, con o sin remodelación del paseo.
Mientras nos
reímos de esta galanura sin importancia (una salida de tono), nos hallamos
gravemente preocupados por el porvenir de un gorila de Loro Parque que puede
ser enviado a Brasil, a un zoo en el que se producen muertes extrañas. Somos un
país de primates. Nos echan un plátano y nos tienen entretenidos un buen rato.
Y en este huerto existen vergeles donde los dirigentes (los más monos) viven
placenteramente y se les abonan suculentos honorarios por sus gracietas y
ocurrencias. Cuando no destemplanzas. En fin, hechos que rayan la golfería, sin
más. No, yo no califico, eso son meras conjeturas: se califican.
Como todavía
no me ha citado ningún alcalde para tener una charla en la que poder indicarle
las directrices de cómo llevar un ayuntamiento con menos de la mitad, puede que
un tercio, del personal político y de confianza, debo recordar a Juan Manuel
García Ramos, líder del Partido Nacionalista Canario si tras haber firmado las
paces con Coalición Canaria sería capaz de resolverme este sencillo ejercicio,
nada complicado para tal eminencia intelectual:
Se trataría
de llamar a un tal Andrés Chaves y entre ambos escuchar todas las grabaciones
mañaneras de aquel Radio Burgado (miasmas –puede traducirse por pedos– y
ronquidos incluidos) en las que Paulino Rivero (el Pollito de El Sauzal, el
maestrito de escuela, el mago, el analfabeto…) fue diana en la que se
incrustaron dardos envenenados… E incierto periódico habla de la hez del
periodismo. Solo falta el aderezo del marcado compromiso católico, de otro.
Mañana ya es
octubre. Solo queda un trimestre para volver a la senda de la recuperación
económica. Funcionarios y jubilados, abstenerse. Me callaré (es decir, no
escribiré) cuando me apetezca. ¿Por qué iba a ser yo menos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario