Acción de
introducir o introducirse (plenamente) algo en un fluido o alguien en un
ambiente determinado. Y me dio por ahí porque hay mucha economía sumergida en
Canarias (ya la había manifestado tiempo ha Gloria Gutiérrez, Directora General
de Trabajo, y a los números me remito), porque se encontraron un extraño objeto
en Melenara (Telde) que bien pudo ser seccionado por el tridente de Neptuno,
por el recuerdo del baño de Fraga en las costas almerienses… En fin,
comencemos.
“Una mujer
que nadaba este miércoles en la playa de Melenara (Telde)
salió desalada del agua ante una visión inesperada. Lo que
parecía un pene, de entre diez y quince centímetros de longitud, flotaba en las
apacibles aguas, lo que podía equivaler a que un hombre lo podía haber perdido
de manera violenta”. Yo me asusté tras esta lectura. Mejor, a medida que
iba leyendo. Y cuando vi la foto, más. Después de un tiempo, que se supone
largo (con dobles, que no dobleces), en remojo en las aguas marinas, todavía
medía el extraño objeto unos quince centímetros. Y recordé el chiste de Manolo
Vieira: ¿Y a ti no se te encoge? Y concluye con la macabra idea de que lo hayan
arrancado de cuajo. Chacho, lo piensas y duele. Lo que menos comprendo es por
qué la mujer salió presurosa. Qué necesidad había. Será otra cosa, seguro. Que
se lo pregunten a Los Buches de Arrecife.
Ayer me
enteré de la existencia de un Instituto Español de Analistas Financieros. Una
prueba más de que sobran estudiosos y dirigentes y falta mano de obra.
Demasiados timoneles y pocos que boguen. Y este comité ha sentenciado que la
economía sumergida esconde en Canarias unos 800 millones de euros. O traducido:
hay unos 60.000 trabajadores ocultos por los que no se cotiza cantidad alguna.
Concluyen con la coletilla que todo ello hablando de forma conservadora. Me
imagino que en consonancia con los que gobiernan. Y dan fe, o le ponen el cuño,
al comentario generalizado de que algo tiene que estar ocurriendo para que no
haya una crisis pública o una revuelta popular.
Como te
señalé antes que también le he escuchado algo parecido a Gloria Gutiérrez, me
reafirmo en que en este país, o nacionalidad, sigue habiendo mucho enchufado.
De qué nos valen estos cargos políticos que alegan saber que el problema
existe, y estos peritos que lo ratifican, si nadie es capaz de afrontarlo y
buscarle una solución. Parece que vivimos felices en permanente inmersión. El
margullar es lo nuestro. Metemos la cabeza debajo del agua y aguantamos la
respiración con más técnica que cualquier practicante de apnea o buceo libre (freediving).
Recordaba el
baño de Manuel Fraga, cuando quiso demostrar al mundo que las bombas nucleares
norteamericanas no causaban el más mínimo escozor, por la valentía demostrada
por nuestro presidente del gobierno nacional (aprende, Paulino, para que luego
lo llames timorato) al acudir a la mismísima Fukushima a manifestar que el temor
es completamente infundado, que allí no se desprende ni una brizna de radiación
y “sirva mi presencia aquí para disipar todo recelo”. Toma ya, y con la
bendición del Apóstol Santiago. No puedo poner de la Virgen del Pilar, pues aún
se recupera en sus aposentos del susto de la bomba (la casera, la de la guerra,
no; a esta mujer la persigue la mala suerte).
Oye, ¿te
acuerdas cuando Mariano criticaba a Zapatero por irse a hacer declaraciones en
el extranjero? No, no, por nada, pero como las lecciones no han surtido el
efecto deseado, ha estimado el gallego que debe aprovechar la inmersión
lingüística allende los mares. Ya se percatará de que los nipones hablan mejor
español que nosotros y nos tienen divinamente fotografiados.
Se hallan
inmersos, igualmente, en un mar de dudas en Icod de los Vinos por la
instalación de un tanatorio. No lo ven adecuado algunos que se ubique junto a
un centro de mayores. Pues yo, que ya lo soy, lo entiendo correctísimo. ¿Dónde
lo van a poner, frente a un colegio de infantil? Las probabilidades de éxito
serán mucho menores, pienso. Tampoco parece conveniente situarlo en las
cercanías del drago, no vaya a pensar la gente que se encuentra en las últimas.
En lo que no
estoy muy puesto, o inmerso, es en la denominada fiesta del humo. Preguntaré en
San Juan de la Rambla
de qué se trata. Y es que existe tanto invento moderno en esto del
entretenimiento, que ya a mis años me pierdo. De todas maneras, no la entiendo
demasiado original, porque fiestas de esas (incluso lo llegan a vender) hay en
todas los ayuntamientos de las islas. Basta repasar los comunicados de sus
gabinetes de prensa o asistir a cualquier sesión plenaria. Venden como un logro
hasta los incumplimientos de los programas electorales.
Y acabo. No
debí ir muy descarriado ayer en el comentario de los socialistas realejeros
porque no me llegaron ruidos extraños. Es buen síntoma. Deben estar inmersos en
la búsqueda de una solución. Espabílense que ya queda menos.
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