Subió los
peldaños (en canario, pasos) de la escalera con inusitada agilidad. Los cuatro
tramos que separaban los dos pisos, o dos alturas, en los que se hallaban sus
respectivos despachos, fueron dilapidados en tiempo récord. No hay constancia,
sin embargo, de que hubiera o hubiese habido testigo del fugaz tránsito que nos
valiera o valiese como informador y así poder compararlo, salvando las
distancias (y las cotas), con el tiempo del ganador de la 36º edición del
ascenso al Empire State Building neoyorquino.
–¿Dónde está
el jefe? –soltó de sopetón nada más atravesar la puerta que daba al rellano
(espacio también conocido en estos lares por meseta) y tras casi comerse
(literalmente escribiendo) el perchero de pie que algún gracioso había
atravesado en su camino o ubicado en lugar inoportuno.
–Acaba de
salir a echarse el cortado de las once y diez (diez y diez en La Graciosa). Yo pensé que
tú estabas con él –le respondió un asombrado (y diríase que cariacontecido)
Gaspar.
Sin mediar ni
media palabra más, José Antonio diose la vuelta con idéntica energía a la
mostrada en la subida, da un traspiés en el único doblez de la alfombra que
prácticamente cubría la antesala y desapareció sin dar el más mínimo detalle
del motivo de la repentina visita.
–Nos vamos al
Palacio (de Congresos, se sobrentiende). Dile al conductor (también denominado chófer)
que tenga preparado el coche que salimos pitando.
Era ahora
Carmela la que había interrumpido los cinco únicos segundos de los que el
secretario de Política Municipal pudo disfrutar en la ajetreada mañana.
–Se nota o
palpa cierto nerviosismo –acertó a decir mientras su interlocutora ya iniciaba
el camino de retorno.
O no lo
escuchó o no le prestó la más mínima atención. Con ritmo avivado dirigió sus
pasos a la planta inferior para intentar organizar sus ideas.
–¿Tú crees,
Óscar, que lo de reducir los avales a la mitad colará como propuesta de calado
o puede pensar alguno que la cada vez mayor escasez de militancia nos aboca a
ello por razones meramente numéricas?
–¿Cómo? Que
yo soy de letras. Háblate con Purificación que sabe más que nosotros en temas
de igualdad, proporcionalidad, racionalidad e identidad. O si no, para después
de la Conferencia,
antes no da tiempo, que Rafael nos dé un cursillo acelerado de formación, no sea
que nos quedemos desfasados.
–No me siento
hoy muy católica. ¿Dónde dejé el móvil? Juraría que lo metí en el bolso. Déjame
ver: el espejo, la calculadora, las llaves de casa, el pintalabios, la colonia,
la crema, el termalgin, (coño, un condón, entre paréntesis y bajito), límite
máximo para posibles candidatos avasalladores: una idea a debatir (¿y quién
demonios me dejó este papel)…¡ah!, aquí está: Manda ovarios, un whatsapp de
Alfredo, que nos espera en el garaje y que nos tenemos que ir ya.
La plana mayor,
que tras la reunión a primeras horas de la mañana se había disgregado por las
diferentes dependencias de Ferraz, se hallaba, justo a mediodía, visitando el
recinto en el que en veinticuatro horas se darían cita bastantes centenares de
militantes procedentes de todos los puntos de la geografía patria (la flor y
nata de las dirigencias provinciales y autonómicas) y que conformarían, como
siempre, los núcleos duros encargados de resucitar al muerto que ellos mismos
enterraron en la reunión anterior.
–¿Les gusta
el nuevo logo? Tiene un diseño atrevido, con un capullo diferente,
rejuvenecido, más sugerente, más guay.
–Que acaba de
decir Rajoy que dentro de dos años estaremos infinitamente mejor. ¿No será un
aviso para adelantar las elecciones y convocarlas cuando a ellos les convenga?
–¿Cómo te
atreves a pensar eso? Caras y fechas para más adelante. Ya lo cerré hace unas
horas con Susana. Se impone vender el proyecto para recuperar la esencia de las
políticas sociales. Nos ayudará Felipe. Y a Zapatero lo sentaremos rodeado de
mujeres. Imágenes, retratos, perfiles e iconos.
–Me soplaron
que van a pitar si nos ponemos del lado de la desacreditada monarquía. El
movimiento real (y va sin dobles) y las líneas de actuación señalan que viste,
y mucho, lo republicano.
–¿No te
pasaste Ingenio y Agüimes (un par de pueblos), José Miguel en el twitter
oficial de tu Consejería, haciendo una invitación expresa a nuestra
Conferencia?
–¿Dónde está
Alfredo –preguntó una vez más José Antonio–. ¡Ah!, por allí viene, con la
chaqueta al hombro y la camisa remangada. Y sonríe. ¿Qué estará tramando? Es
feo, carajo, pero trabajador incansable.
Al sumarse al
grupo, Rubi declaró solemnemente:
–El PSOE ha
vuelto. Viva el PSOE.
–¿Qué dijo,
que el PSOE ha muerto, ese hombre está loco o qué?
–Recorramos
las instalaciones y visitemos las diferentes salas. Observen con detenimiento,
que no se nos escape detalle. Imagen, retrato, perfil e icono. Y las primarias
en el otoño de 2014.
–¿Y si
Mariano...?
–¡Chist!, ni
se te ocurra volver a nombrarlo.
En esto, y
por fin, logró alcanzarlo José Antonio:
–Alfredín,
Alfredín, eres, eres, eres como la
alpispa…
–¿…?
–Me la enseñó
el canarito.
Y colorín,
colorado, los y las militantes, los y las afiliados-as, los y las
simpatizantes, tras los minutos de gloria del fin de semana en los medios de
comunicación, la moraleja:
Hay que
seguir arando, pero para trazar nuevos rumbos en los surcos sería menester,
amén de voluntad y acto de contrición, otros bueyes. Las sonrisas, los plácemes
y los parabienes no podrán suplir todo un año con idénticos lastres. Pero como
todo ha sido pura ficción, cualquier parecido con la realidad deberá ser mera
coincidencia. Y como lo cortés no quita lo valiente: que les vaya bonito,
vuestro (qué peninsular me he vuelto) éxito también deberá serlo de millones de
desencantados, entre ellos yo, para qué negarlo. ¿Fábula, parábola, quimera o
cuento? Y yo qué sé, yo no fui, fueron los mismos. ¿O los stop?
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