martes, 26 de noviembre de 2013

Hacer agua

Expresión que utilizamos para señalar que algo, o alguien, presenta debilidad o síntoma de ir a fracasar. Que es diferente de ‘hacer aguas’, o lo que es lo mismo orinar o expeler la orina. Y en Puerto de la Cruz parece haber de lo uno y de lo otro. Porque el pueblo no levanta cabeza. A los tristes espectáculos de la política local se le suman cada día más reveses.
Hace unos meses los vecinos de Las Dehesas se pusieron en pie de guerra porque por el grifo de sus casas salía el agua achocolatada. Hubo, incluso, reunión vecinal con representantes municipales y del servicio para aclarar –y nunca mejor dicho o escrito– el turbio asunto. Cuando en otras poblaciones del Norte el exceso de flúor trae en jaque a la población y Sanidad recomienda no usar el líquido elemento a los menores, la Ciudad Turística vuelve a ser la diana del interés informativo porque a varios millares de portuenses le han tenido que ubicar cubas de suministro, rememorando aquellos chorros de antaño. Sí, los que se enramaban por San Juan.
Qué imagen más tercermundista para el turista que pasea los rincones que infinidad de viajeros han plasmado en fotografías y crónicas. No alcanza uno a comprender cómo es posible que en pleno siglo XXI se produzcan hechos de tal calibre. Lo cierto es que vuelve a llover sobre mojado y al equipo de Marcos Brito se le sube otro viajero al carro de los despropósitos. Y como no se acometen soluciones definitivas sino parcheos, y a los reiterados casos me remito, el ciudadano se cuestiona si va a tener que abrir nuevo capítulo de gastos en su depauperada economía para la compra de las botellas. Juegan con nuestros bolsillos y con nuestra salud sin el más mínimo recato. O piensan los grupos que conforman el pacto de gobierno que los portuenses disponen de sueldos equiparables a los que perciben los ediles.
Observar a los vecinos de varios barrios acudir a la plaza con sus recipientes, me hizo retroceder a épocas que uno creía desterradas y sumidas en el más profundo de los olvidos. De cuando íbamos a cargar en el canal, primero, o en la fuentes públicas (en el chorro), después, para tener en casa la necesaria para la comida y el aseo personal. Recomiendo la lectura de un pasaje de Pepillo y Juanillo a sus ilustrísimas señorías.
Tan penosa la fotografía como el panorama, señor alcalde. Haga un tremendo favor al abnegado y noble pueblo y retírese ya. Siga el camino de otros correligionarios y no sumerja más en la desdicha a unos vecinos tan necesitados de ilusión como de agua bien potable. A lo peor piensa usted que se halla en la década de los setenta del siglo pasado, cuando comenzó su andadura en la cosa pública, y cree suficiente la denominada “tajea” honda. La que pasaba algo más al norte de Punta Brava, en aquel entonces María Jiménez.
Otro que no le va a la zaga es nuestro estimado presidente. No contento con su dominical refrito, ha metido sus narices en el género epistolar. Primero a Rajoy, pero como Soria le insinuará que ni caso, realiza una fotocopia y se la envía al mismísimo monarca. Para advertirle de los peligros secesionistas que el ninguneo popular puede acarrear. El Borbón, que se hallaba hospitalizado por vigésima nona vez, al leer la misiva, saltó de la cama y llegó hasta el teléfono (Sofía le había quitado el móvil) sin necesidad de agarrarse a muleta alguna.
El ayudante de cámara (¿o no se dice así?) quedó haciendo cruces tras escuchar la serie de improperios que Juan Carlos había desembuchado. Quiso entender que el destinatario era el gallego Mariano. Luego llamó a Felipe y le dijo que alegara cualquier excusa para no viajar a Brasil (de ahí lo de la avería técnica del avión). Ahora mismo, una vez recibida el alta hospitalaria, hállase reunido en La Zarzuela el gabinete de crisis real. Se intenta colar al yernísimo en La Mareta conejera. Bien es sabido que en la Isla de los Volcanes es donde más se ha estudiado la variopinta casuística de los tejemanejes.
Rivero, mientras, apoyado por un pletórico Rubalcaba, dictó en Madrid otra más de sus conferencias magistrales (que no de magisterio). Y con esa pose de envido siete que solo él sabe representar, se ratificó en cada uno de los párrafos de la carta. Como los socialistas canarios están muy cómodos gobernando con CC, aplauden con las orejas las ocurrencias del Pollito de El Sauzal (que Juan Manuel García Ramos se lo quite). Tanto que ya se olvidaron de que habían propuesto el cambio de Willy García. Lo mismo apuestan por Manolo Artiles. O por el cierre, cuando terminen de hacer la suma en el capítulo de deudas. En ese instante puede que los periodistas del medio protesten airadamente. Como los de Valencia. Y recurrirán al pataleo bajo el manto y amparo de la profesionalidad. Aspecto que en el presente inmediato prefieren soslayar. Pues sigan con los bodrios y en la luna. Cuando aterricen, reclamen solidaridad.
Voy a dar una vuelta por San Antonio, La Vera y Las Dehesas para comprobar si Aqualia ya le solventó la papeleta a Marcos. Creo que está pensando muy seriamente ubicar una potabilizadora en el nuevo parque marítimo, muelle deportivo y comercial…
Hasta mañana.

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