Mientras
caminaba, ayer tarde, pensaba, ya que iba escuchando la radio –como siempre– si
el comentario de hoy iría de la
World Travel Market. Porque el séquito trasladado a Londres
es casi tan numeroso como el grupo de turistas británicos que nos van a visitar,
con lo que lo comido por lo servido. Aprovechó la ocasión Paulino, que de
turismo sabe la tira, y en un perfecto inglés digno de la mejor novela de
William Shakespeare (Chespir, para José Manuel Soria), nos trasladó otra
promesa traducida en mil millones de euros más para proyectos de modernización
turística. ¿Habrá ido sumando el consejero de Hacienda? Yo, aun siendo de
letras, estimo que todo ese capital repartido entre los que habitamos estos
peñascos, podemos tocar por barba, grosso modo, a dos millones. Y a lo mejor me
quedo corto y son dos y medio. Pero ha hecho bien Rivero en no darnos nada y
distribuirlo él. ¿Quieren un ejemplo? Observen las carreteras de Tenerife
–vírate para donde desees– y no me negarás que están flamantes. Chiquita
novelería. Menuda pandilla. Puedes entretenerte mirando las imágenes que
circulan por eso llamado la Red.
Vamos con
algo más cercano. De ahí la foto que ilustra este texto. En Los Realejos se
están haciendo cosas. Sí, ya sé que lo he escrito en otras ocasiones. Pero
justo es reconocerlo. Y tengo conocimiento directo (las fuentes no se desvelan)
que la situación económica del ayuntamiento ojalá la alcanzara el del Puerto,
por ejemplo. Hiciste bien, Sebastián, en confesarte portuense de toda la vida.
Incluso desde antes de construirse el muro de San Telmo.
Se me antoja,
además, que se está llevando a cabo una distribución de las obras que abarcan
todo el municipio, atendiendo aquellos aspectos que se habían ido abandonando
desde remotos tiempos. Y con cierto gusto. Por lo que hace bien Manolo en
aparecer ante los medios de comunicación en compañía de Adolfo, el sustituto.
Verbigracia, en la presentación del PGO no se mostró visible el concejal de
urbanismo. ¿Por qué? Voy a intentar explicarlo:
El alcalde se
debe ya más a su cargo orgánico. A un año y medio de las próximas elecciones
corresponde iniciar el periodo de las campañas de imagen. Domínguez aspirará,
no cabe duda alguna, a puestos de mayor enjundia, aunque tenga que hacer
doblete. Ya nos desprenderemos más pronto que tarde de alguna etiqueta. Y
Pérez-Siverio, presidente local del PP, toma igualmente posiciones para la nave
realejera.
Modestamente
pienso que el segundo de a bordo vislumbra un horizonte más diáfano, porque no
tiene problemas añadidos. Se debe al pueblo que lo vio nacer. Y como los grupos
de la oposición parecen estar por la labor de conformarse con la posibilidad de
que pierdan la mayoría absoluta (qué golosos son los pactos), pueden
encontrarse con un varapalo tan inesperado (para ellos, claro) como el que
obtuvieron en 2011.
La disyuntiva
de Manuel Domínguez es más peliaguda. Ahora mismo el deseo o aspiración de
mirar hacia lo alto no hace sino traerle quebraderos de cabeza. Porque cuando
se debe esgrimir ideología pura y dura, no está el Partido Popular Nacional
para servir como modelo o argumento. Incluso el subconsciente ha comenzado a
jugarle malas pasadas.
Nadie pone en
duda que el Plan General de Ordenación es un arma poderosa en la que pueden
jugarse múltiples intereses. Proyecto en el que los sesgos alcanzan cotas
significativas a través de figuras en las que caben vericuetos y resquicios.
Aunque no pongo la mano en el fuego por otras formaciones del espectro
político. Tengo mis serias dudas.
El grupo de
gobierno se ha fijado diciembre de 2014 como fecha pertinente para poder tener
aprobada esta norma. Creo que le sobró, estimado alcalde, lo de “siempre y
cuando Dios quiera y la Cotmac
nos lo permita”. Da la impresión de que los que no acudimos a iglesias ni
procesiones tenemos cerradas las puertas del Cielo, perdón, del planeamiento. Y
la mención a la Comisión
de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente de Canarias, ¿a cuento de qué?
¿Insinúa, acaso, que lo va a paralizar mediante pegas y trabas sin base ni
fundamento?
Ese pomposo
plan de alegaciones por lo barrios me recuerda las reuniones del consejero
Spínola para su Ley de Transparencia: alharacas del bien quedar. ¿Se lo demuestro
científicamente? Le hicieron esta pregunta: ¿Cree
que las alegaciones que se presenten podrían modificar la esencia del PGO?
He aquí su respuesta: “No. La esencia está clara y el objetivo está plasmado en
el documento. Lo que podría cambiar sería la rasante en alguna zona o el cambio
de calificación de un terreno. En grandes rasgos se mantendrá; no creo que haya
cambios sustanciales”.
Ves, Manolo,
y perdona la confianza. Es un botón –como lo fue la actitud de hace unos días
en el pleno con los estudiantes, donde ni siquiera la concejala delegada,
defensora acérrima de la enseñanza pública (¿o no?) abrió la boca– de cuando el
manual de instrucciones puede más. Y esa subida de peldaños en la escalera de
méritos que has emprendido, deja al descubierto rostros no tan inocentes. La
caída de caretas siempre ha sido peligrosa. Bastante rotundo ese “no”. Tanto
que la periodista eleva a la categoría de frase (u oración, ya lo discutiremos
otro día) ese adverbio de negación.
Vamos con
otra: ¿Confía en que los ciudadanos
presenten alegaciones teniendo en cuenta que solo hubo unas 500 sugerencias al
documento?
“Se trata de
un documento para el que hay que saber mucho de normativa y de leyes y muchas
veces se presentan alegaciones que son de imposible cumplimiento porque no
reúnen los requisitos”.
La sensación
que se me queda tras estas dos respuestas es que esto es así y punto pelota,
que para ello tenemos mayoría absoluta. Algo que no se diferencia mucho de lo
que ocurre en la Carrera
de San Jerónimo. Al Senado no lo menciono porque ya sabes qué es lo que pienso
y yo en inutilidades no pierdo el tiempo.
Lo de pelota
me vino como anillo al dedo. Se interesa el periodista que le hizo la
entrevista por el campo de golf y le interroga: Una de las críticas de IUC apunta a que los campos de golf han
fracasado en otros municipios. ¿Qué lo hace pensar que en Los Realejos no
ocurrirá lo mismo?
“En primer
lugar, que tiene una atracción paisajística única, con lo cual puede dar la
oportunidad de que se disfrute a la hora de jugar al golf de una forma
diferente a la de cualquier otro lugar".
Con razón,
alcalde, el domingo por la tarde estaba el guanche de El Lance con un descojone
(vocablo que recoge el DRAE, por si acaso) de padre y muy señor mío. Usted le
había abierto la posibilidad de que pudiera utilizar las pelotas de otra
manera, que ya está el hombre hasta allí de que jueguen, sobre todo las
mujeres, con un estilo ramplón, más manoseado que una barandilla. Que aprendan
de una vez a coger el palo. Que hay otros estilos, hay que innovar. Ahora ya es
seguro: el Mencey no se arrojará al vacío.
Dejo al
margen el galimatías en torno al polígono industrial y las incertidumbres de
terrenos, y propiedades, por los que se trazará la vía de acceso, y, como colofón:
En términos generales, ¿está satisfecho
con el PGO?
“Estoy
contento por varias razones: porque hemos sido capaces de plasmar nuestra idea
y porque ofrece oportunidades de desarrollo económico. Me niego a seguir
pensando en Los Realejos como una ciudad dormitorio, necesita de una vez por
todas ofrecer alternativas, ser un municipio bonito, que no lo es, y que los
grandes pulmones sí lo van a permitir”.
Resumo: su
idea (tan legítima como otra, pero no la única), ¿ciudad? dormitorio, pueblo
feo, con tantos pulmones (90% del suelo) ¿y sin corazón?
¿Hay
posibilidad de unas plaquitas –no hace falta que sean tan elegantes como la de
don José– para la Urbanización Los
Príncipes o voy a pedirlas en una de esas reuniones del PGO?
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