martes, 5 de noviembre de 2013

Matices

Mientras caminaba, ayer tarde, pensaba, ya que iba escuchando la radio –como siempre– si el comentario de hoy iría de la World Travel Market. Porque el séquito trasladado a Londres es casi tan numeroso como el grupo de turistas británicos que nos van a visitar, con lo que lo comido por lo servido. Aprovechó la ocasión Paulino, que de turismo sabe la tira, y en un perfecto inglés digno de la mejor novela de William Shakespeare (Chespir, para José Manuel Soria), nos trasladó otra promesa traducida en mil millones de euros más para proyectos de modernización turística. ¿Habrá ido sumando el consejero de Hacienda? Yo, aun siendo de letras, estimo que todo ese capital repartido entre los que habitamos estos peñascos, podemos tocar por barba, grosso modo, a dos millones. Y a lo mejor me quedo corto y son dos y medio. Pero ha hecho bien Rivero en no darnos nada y distribuirlo él. ¿Quieren un ejemplo? Observen las carreteras de Tenerife –vírate para donde desees– y no me negarás que están flamantes. Chiquita novelería. Menuda pandilla. Puedes entretenerte mirando las imágenes que circulan por eso llamado la Red.
Vamos con algo más cercano. De ahí la foto que ilustra este texto. En Los Realejos se están haciendo cosas. Sí, ya sé que lo he escrito en otras ocasiones. Pero justo es reconocerlo. Y tengo conocimiento directo (las fuentes no se desvelan) que la situación económica del ayuntamiento ojalá la alcanzara el del Puerto, por ejemplo. Hiciste bien, Sebastián, en confesarte portuense de toda la vida. Incluso desde antes de construirse el muro de San Telmo.
Se me antoja, además, que se está llevando a cabo una distribución de las obras que abarcan todo el municipio, atendiendo aquellos aspectos que se habían ido abandonando desde remotos tiempos. Y con cierto gusto. Por lo que hace bien Manolo en aparecer ante los medios de comunicación en compañía de Adolfo, el sustituto. Verbigracia, en la presentación del PGO no se mostró visible el concejal de urbanismo. ¿Por qué? Voy a intentar explicarlo:
El alcalde se debe ya más a su cargo orgánico. A un año y medio de las próximas elecciones corresponde iniciar el periodo de las campañas de imagen. Domínguez aspirará, no cabe duda alguna, a puestos de mayor enjundia, aunque tenga que hacer doblete. Ya nos desprenderemos más pronto que tarde de alguna etiqueta. Y Pérez-Siverio, presidente local del PP, toma igualmente posiciones para la nave realejera.
Modestamente pienso que el segundo de a bordo vislumbra un horizonte más diáfano, porque no tiene problemas añadidos. Se debe al pueblo que lo vio nacer. Y como los grupos de la oposición parecen estar por la labor de conformarse con la posibilidad de que pierdan la mayoría absoluta (qué golosos son los pactos), pueden encontrarse con un varapalo tan inesperado (para ellos, claro) como el que obtuvieron en 2011.
La disyuntiva de Manuel Domínguez es más peliaguda. Ahora mismo el deseo o aspiración de mirar hacia lo alto no hace sino traerle quebraderos de cabeza. Porque cuando se debe esgrimir ideología pura y dura, no está el Partido Popular Nacional para servir como modelo o argumento. Incluso el subconsciente ha comenzado a jugarle malas pasadas.
Nadie pone en duda que el Plan General de Ordenación es un arma poderosa en la que pueden jugarse múltiples intereses. Proyecto en el que los sesgos alcanzan cotas significativas a través de figuras en las que caben vericuetos y resquicios. Aunque no pongo la mano en el fuego por otras formaciones del espectro político. Tengo mis serias dudas.
El grupo de gobierno se ha fijado diciembre de 2014 como fecha pertinente para poder tener aprobada esta norma. Creo que le sobró, estimado alcalde, lo de “siempre y cuando Dios quiera y la Cotmac nos lo permita”. Da la impresión de que los que no acudimos a iglesias ni procesiones tenemos cerradas las puertas del Cielo, perdón, del planeamiento. Y la mención a la Comisión de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente de Canarias, ¿a cuento de qué? ¿Insinúa, acaso, que lo va a paralizar mediante pegas y trabas sin base ni fundamento?
Ese pomposo plan de alegaciones por lo barrios me recuerda las reuniones del consejero Spínola para su Ley de Transparencia: alharacas del bien quedar. ¿Se lo demuestro científicamente? Le hicieron esta pregunta: ¿Cree que las alegaciones que se presenten podrían modificar la esencia del PGO? He aquí su respuesta: “No. La esencia está clara y el objetivo está plasmado en el documento. Lo que podría cambiar sería la rasante en alguna zona o el cambio de calificación de un terreno. En grandes rasgos se mantendrá; no creo que haya cambios sustanciales”.
Ves, Manolo, y perdona la confianza. Es un botón –como lo fue la actitud de hace unos días en el pleno con los estudiantes, donde ni siquiera la concejala delegada, defensora acérrima de la enseñanza pública (¿o no?) abrió la boca– de cuando el manual de instrucciones puede más. Y esa subida de peldaños en la escalera de méritos que has emprendido, deja al descubierto rostros no tan inocentes. La caída de caretas siempre ha sido peligrosa. Bastante rotundo ese “no”. Tanto que la periodista eleva a la categoría de frase (u oración, ya lo discutiremos otro día) ese adverbio de negación.
Vamos con otra: ¿Confía en que los ciudadanos presenten alegaciones teniendo en cuenta que solo hubo unas 500 sugerencias al documento?
“Se trata de un documento para el que hay que saber mucho de normativa y de leyes y muchas veces se presentan alegaciones que son de imposible cumplimiento porque no reúnen los requisitos”.
La sensación que se me queda tras estas dos respuestas es que esto es así y punto pelota, que para ello tenemos mayoría absoluta. Algo que no se diferencia mucho de lo que ocurre en la Carrera de San Jerónimo. Al Senado no lo menciono porque ya sabes qué es lo que pienso y yo en inutilidades no pierdo el tiempo.
Lo de pelota me vino como anillo al dedo. Se interesa el periodista que le hizo la entrevista por el campo de golf y le interroga: Una de las críticas de IUC apunta a que los campos de golf han fracasado en otros municipios. ¿Qué lo hace pensar que en Los Realejos no ocurrirá lo mismo?
“En primer lugar, que tiene una atracción paisajística única, con lo cual puede dar la oportunidad de que se disfrute a la hora de jugar al golf de una forma diferente a la de cualquier otro lugar".
Con razón, alcalde, el domingo por la tarde estaba el guanche de El Lance con un descojone (vocablo que recoge el DRAE, por si acaso) de padre y muy señor mío. Usted le había abierto la posibilidad de que pudiera utilizar las pelotas de otra manera, que ya está el hombre hasta allí de que jueguen, sobre todo las mujeres, con un estilo ramplón, más manoseado que una barandilla. Que aprendan de una vez a coger el palo. Que hay otros estilos, hay que innovar. Ahora ya es seguro: el Mencey no se arrojará al vacío.
Dejo al margen el galimatías en torno al polígono industrial y las incertidumbres de terrenos, y propiedades, por los que se trazará la vía de acceso, y, como colofón: En términos generales, ¿está satisfecho con el PGO?
“Estoy contento por varias razones: porque hemos sido capaces de plasmar nuestra idea y porque ofrece oportunidades de desarrollo económico. Me niego a seguir pensando en Los Realejos como una ciudad dormitorio, necesita de una vez por todas ofrecer alternativas, ser un municipio bonito, que no lo es, y que los grandes pulmones sí lo van a permitir”.
Resumo: su idea (tan legítima como otra, pero no la única), ¿ciudad? dormitorio, pueblo feo, con tantos pulmones (90% del suelo) ¿y sin corazón?
¿Hay posibilidad de unas plaquitas –no hace falta que sean tan elegantes como la de don José– para la Urbanización Los Príncipes o voy a pedirlas en una de esas reuniones del PGO?

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