(I) De hace
trece años, de cuando transitaba Radio Realejos. Creo que no cambiaría
demasiado. En fin, juzguen ustedes:
Digna de
aplauso la idea de ubicar contenedores en muchos rincones de este y de otros
municipios, para que los vecinos nos acostumbremos a realizar una selección
previa de los desechos, de las basuras. Y da la impresión de que se está
haciendo bien. Siempre están las excepciones de rigor, pero se me antojan
inevitables. Pero hay aspectos a mejorar. Me explico: la retirada de papeles y
cartones, por un lado, y del vidrio, por otro, no se lleva a cabo con la
frecuencia conveniente. Porque se está convirtiendo en habitual el contemplar
los recipientes llenos hasta los topes durante muchos días. Y el ciudadano, que
con la mejor intención del mundo va a colocar las botellas, al comprobar que ya
no caben más, las deja al ladito. Y el vecino, tres cuartos de lo mismo. En un
santiamén, aparecen alrededor del contenedor muchísimo vidrio. Muchas veces son
el blanco de los desaprensivos de turno. Otras, se van esparciendo por los
contornos. Sería conveniente llevar a efecto un estudio para que se proceda a
establecer una recogida más acorde con la cantidad de productos depositados.
Y si
existiera la posibilidad de adecuar nuestros depósitos en esos contenedores con
las horas de recogida, sobre todo en la basura digamos cotidiana, menor tiempo
de espectáculo que daña vista y olfato. Porque no es normal que recién pasado
el camión, salga alguno o alguna, incluso en pijama, a poner la bolsa. La
educación cívica no es sólo misión de la escuela, eterno recurso en el que nos
escudamos a la hora de echar culpas. Por cierto, si existiese la posibilidad de
recoger aparte los plásticos, habríamos dado un paso de gigante. Porque el
resto, prácticamente, sería materia orgánica, tan reciclable como los otros
productos aludidos.
He tenido la
suerte, o la desgracia, vaya usted a saber, de mantener auténticos debates con
propietarios en edificios en los que se concentran diez, veinte o más
viviendas. Y alegan que deben sacar la bolsa, a cualquier hora, porque no
tienen donde dejarla. Y yo pregunto: ¿y qué diferencia hay con una casa de dos
pisos y dos viviendas en la que tampoco exista ese depósito? ¿Por qué pueden
estos últimos dejarla bajo el poyo de la cocina hasta la tarde-noche,
recuérdese que la recogida es diaria, y no los otros? Un piso es un piso en un
edificio grande y en uno pequeño. La cantidad de ellos nada tiene que ver con
algo tan elemental como es nuestro deber ciudadano de mantener limpio el
pueblo. Y no hay edificio de esas características que tenga en alguno de sus
portales de entrada los contenedores de basura delante. No, están más alejados,
para que los olores producidos por los restos de unos acompañen a otros. Sería mucho más lógico que cada palo aguante
su vela. Hay otras formas y maneras de decirlo, pero como todos me entienden,
dejaré las explicaciones más bastas para más adelante por si la ocasión se
tercia.
Luego nos
quejamos, es el recurso fácil, de que el pueblo está sucio por falta de
barrenderos. Ojalá llegara el día en que estos no hagan falta. Sería, desde
luego, ejemplo inequívoco de que estamos cumpliendo a rajatabla con nuestros
deberes, que estamos haciendo la tarea encomendada como Dios manda.
Hasta la
próxima.
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