martes, 31 de diciembre de 2013

Doce millones

No tengo solución. Se acaba el año y sigo tropezando en la misma piedra. Me coinciden las tres principales comidas (desayuno, almuerzo y cena) con los respectivos informativos de la tele de Willy. Y allí está el tolete (yo, no hace falta que busques) escuchando lo mismo varias veces al día. Como el 24 horas, pero en versión canaria. Un extranjero que vive en La Gomera, aficionado él a darse garbeos en bicicleta por esos mundos, de tanto contemplarse el pasado domingo piensa muy seriamente cambiar de domicilio.
Y en ello estaba cuando atisbo la presencia (qué raro) del mismísimo presidente nuestro. Como de todos es sabido, su profundo amor a las Canarias (para muestra, una foto) nos traslada la buena noticia (creo que era la cuatrocientas veintinueve ocasión en estos últimos seis meses) de que el turismo nos sacará del pozo. No especificó si el de Sabinosa o el de Las Calcosas, pero yo quise entender que se trata del de la crisis, el del paro.
Dado que en estas tierras no poseemos industrias (seguimos sin aprovechar la oportunidad para exportar potaje de jaramagos envasado al vacío), ni hemos sido capaces de vender a toda la América de habla hispana los treinta y ocho mil capítulos de En clave de ja, Pepe and friends o similares; puesto que la agricultura no es sector que atraiga demasiado a la juventud del yogur y del whatsapp (y a los campos valutos me remito, Vladimiro dixit); sabiendo que la energía eólica provoca demasiado ruido y puede ser perjudicial para las aves (lee gaviotas) en sus vuelos diarios cuando van a mandarse la basura en Arico… qué mejor que la visita de personal foráneo para provocar el hundimiento de estos peñascos (exceso de peso) y eliminar de una vez y para siempre esa lacra del desempleo. Muerto el perro, se acabó la rabia. Si nos vamos todos a freír chuchangas, ¿quién va a quedar ocioso para contarlo? Acertaste: el del helicóptero.
Doce millones de visitantes han hecho posible tres milagros: menor índice de paro, mayor número de ocupados, incremento del registro de afiliados a la Seguridad Social. Rivero no ha cuantificado estos aspectos. Que si los miras con lupa vienen a ser solo uno. Pero ya sabemos que al político le interesa alargar la cuerda. Si se rompe compra otra más elástica todavía.
Rondamos los trescientos mil parados en las islas. Siendo generoso, lo mismo hemos reducido en cinco mil la lista fatídica. Yo no sé cuántos millones de personas podemos alojar en el territorio ultraperiférico y fraccionado. Pero pretender vendernos que esta es la solución para reducir ese elevado porcentaje, estimado Paulino, ya está bien. Te repites como los viejos majaderos. Sueltas la misma cantinela hasta extremos que rayan la ignorancia. O a lo peor crees que el generoso aluvión de turistas va a posibilitar el resurgimiento del sector de la construcción para iniciar otro ciclo de la pescadilla.
Más adelante, cuando te canse el monótono discurso, cambiarás y efectuarás llamados a la patronal hotelera para que contrate más gente que pueda atender con diligencia a toda esa avalancha que nos viene del este europeo (los nuevos ricos), y harás cuatro o cinco romerías más para rogar que sigan los conflictos y nos posibiliten desvíos… ¿En qué mundo vives, presidente? ¿Tú flotas o levitas? ¿Por qué no te ahorraste el discurso en La Gomera? ¿Por qué no les dices a Eloísa que se vista sola (ya tiene edad para ello) y no tiene que ir a hacerlo un tal Juan Carlos Armas? Quien, por cierto, en su muro de Facebook nos espeta: “Un año más es un placer enorme vestir a Eloísa para dar las campanadas para la Televisión Canaria y por quinto año consecutivo lucirá dos vestidos de alta moda de mi firma”. Aunque pensándolo mejor: ¡qué suerte tienen algunos! Mientras, Manolo Artiles, con tu beneplácito (y el de Carlos Alonso, y el de Bermúdez, y el de Domínguez…), monta el espectáculo más cínico que pueda verse, para jugar miserablemente con la pobreza de un pueblo al que ustedes han conducido a un callejón sin salida. Sí, ya está bien, no se rían de las desgracias ajenas y cambien de rumbo. Inicien el camino de la ejemplaridad, de la honradez.
No me salen las cuentas. Al menos con esa alegría que nos quieres vender. Dile a Ortiz que te haga las sumas y las restas. No es el turismo la gallina de los huevos de oro. O no será este sector de la economía la única tabla de salvación. Hace falta algo más. Mucho más. Pero lo peor es que no creo que ustedes se hallen capacitados para enderezar el rumbo. Lo único que hacen, a la perfección, es cambarlo. Aunque siempre se tuerce para el lado nuestro. El de ustedes va derechito como una vela, viento en popa.
Qué pena el que ni siquiera en fin de año sean capaces de inyectarnos un fisco de moral. Están ustedes tan caducados que ni Cañete les podrá hincar el diente (por lo de los trozos de fruta). Concluyen 2013 fieles a la línea marcada. Persisten en discursos que no convencen ni a ilusos como yo. Qué pobreza. Tanta que no soy capaz del cumplido clásico, de que partan el año con salud, alegría y en buena compañía. No, porque ya se han encargado, y bien, a lo largo de estos últimos 365, de rompernos el lomo. Y ya que nos aprecian tanto, qué menos que desearles idéntico cariño al que han tenido a bien dispensarnos. Ya lo sé, lo que ustedes quieran, pero de la falsedad e hipocresía vuestra no me hagan partícipe.
Mañana arranca 2014. El año de la recuperación, del progreso, de la luz… Y yo lo haré con otras presentaciones fotográficas del 13 de diciembre, día de Santa Lucía, la patrona de los políticos. ¿Es la de los ciegos, no?

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