Tras amanecer
en Los Cancajos, y después del copioso desayuno (el régimen para después de
Reyes), una vuelta por los alrededores de La Cumbrecita (con permiso
correspondiente). Regreso, por la amenaza, alerta o como se llame, de
tormentas, huracanes, tifones, gotas frías y demás cataclismos meteorológicos,
por la zona recreativa de El Pilar (cerrada), para finalizar esta primera tanda
(de 20) con otro espectáculo de olas en los aledaños de la instalación
hotelera.
Al siguiente
día, 11 de diciembre, una primera cascada a la altura del puerto palmero,
carretera del Norte y esta vez, por fin, fui a saludar a Pepe “Cúllen” (Pepote,
para nosotros los de El Toscal) y familia en la finca Oropesa, allá cerca del
faro de Punta Cumplida y las piscinas de La Fajana, en Barlovento, donde un arco iris lucía
en un nítido cielo azul.
Cuando
regresaba por Puntagorda y Tijarafe (tras la estampa navideña de Gallegos) y
sacando unas fotos en Las Angustias, cayeron unas piedras por la zona de El
Time. Único “suceso” que disfruté. Con tanta alarma ‘política’ ya se están
pasando.
En fin, otros
dos días para detrás. Pero todavía quedan algunas. Permanece atento.
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