Y lo que
comienza, acaba. De domingo a domingo, cielito lindo… Tras recoger bártulos, un
recorrido por las cercanías, que se dice, para ir matando el tiempo a la espera
de que el barco llegue.
El día, como
los anteriores, algo lluvioso. Pero siempre hay luz suficiente como para uno
entretenerse buscando ‘boberías’, sea una casa vieja, una planta curiosa, una
teja llena de musgo…
Por último,
el puerto y la travesía, vía La Gomera. A
un servidor le causa “gracia” comprobar cómo cuando llega un crucero a cualquier
isla, inmediatamente cierran todo el tramo del muelle. Y me pregunto –ya me lo
aclarará Paulino cuando nos veamos– si una instalación realizada con dinero
público puede convertirse, por arte de magia, en privada. Bueno está que vengan
turistas y que se dejen las perras, pero que se apropien del cachito mío hasta
el punto de no dejarme pasar, no le veo la lógica. Chacho, casi me enfado con
uno de aquellos vigilantes, pero me arrepentí porque como el PP les ha
conferido estatus de autoridad, quitá pa´llá, lo mismo me aporrean. Menos mal
que no columbré ningún miembro de la Guardia
Civil. No, por nada, solo para preguntar.
Bueno, sean
felices. Y que los Reyes se porten bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario