domingo, 5 de enero de 2014

15 de diciembre de 2013

Y lo que comienza, acaba. De domingo a domingo, cielito lindo… Tras recoger bártulos, un recorrido por las cercanías, que se dice, para ir matando el tiempo a la espera de que el barco llegue.
El día, como los anteriores, algo lluvioso. Pero siempre hay luz suficiente como para uno entretenerse buscando ‘boberías’, sea una casa vieja, una planta curiosa, una teja llena de musgo…
Por último, el puerto y la travesía, vía La Gomera. A un servidor le causa “gracia” comprobar cómo cuando llega un crucero a cualquier isla, inmediatamente cierran todo el tramo del muelle. Y me pregunto –ya me lo aclarará Paulino cuando nos veamos– si una instalación realizada con dinero público puede convertirse, por arte de magia, en privada. Bueno está que vengan turistas y que se dejen las perras, pero que se apropien del cachito mío hasta el punto de no dejarme pasar, no le veo la lógica. Chacho, casi me enfado con uno de aquellos vigilantes, pero me arrepentí porque como el PP les ha conferido estatus de autoridad, quitá pa´llá, lo mismo me aporrean. Menos mal que no columbré ningún miembro de la Guardia Civil. No, por nada, solo para preguntar.
Bueno, sean felices. Y que los Reyes se porten bien.





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