Ayer estuve
en Las Abiertas. No hacía frío (aunque los efectos de Google + ‘juegan’ con la
nieve en alguna foto), pero el escaldón se acabó. Y eso que no éramos muchos.
Debe ser que no nos habíamos excedido la noche anterior. Yo creo que me estoy
poniendo viejo, porque no soporto tanto fuego de artificio sin ton ni son.
Máxime en tiempos que se dicen de crisis. Y los más que alegan son los que más
disparan. Como me acosté temprano, con un resfriado de tres pares de narices,
sentía una alegría en el cuerpo cada vez que explotaba un petardo, que para qué
contarte.
Por eso ayer
me vengué sacando fotos. Tanto que me atreví con unas instantáneas familiares
(la gente se queja, los paisajes no), pero esas no tienen cabida aquí en las
redes sociales ni en la Internet. Allá
cada cual con su parecer, pero el mío es mío. Aquí toca naturaleza, medio
ambiente, flora y fauna (excluyo la humana, a ser posible). Y en mis círculos
las normas las implanto yo. ¡Ah!, y la comida, para que no pienses que voy de
farol. Y El Teide, como siempre majestuoso y elegante, a tiro de piedra…
Ya está. Coge
unos minutos y ponte a ver estas dos presentaciones. Las dos al tiempo, no, que
te mareas. ¿No te lo había dicho? Pues feliz año nuevo.
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