viernes, 7 de febrero de 2014

En horas de trabajo

Barrunto nerviosismo en la tropa popular. Quizás pensaban que a estas alturas de la legislatura la economía circularía con velocidad de crucero. Y la verdad es que aún renquea demasiado y el freno de mano permanece atascado. Es cierto, casi todos los analistas coinciden en el diagnóstico, que los grandes números quieren invertir la tendencia y asomar la cabeza. Lo malo es que este pequeño paso no significa mejoría alguna para todo lo relacionado con el andar por casa: creación de empleo estable, fluir el crédito para la mediana y pequeña empresa, menos agobio impositivo a la par que establecer salarios y pensiones más decentes, restitución a niveles dignos de los aspectos que han sido recortados…
Mientras no se estabilice la renta del bolsillo, del monedero, y para ello es necesario que el escandaloso porcentaje del número de parados vuelva a niveles que el propio mercado pueda soportar (así peligra hasta mi pensión), seguirán ahondándose las diferencias. Y por mucho que nos quieran vender las bondades de las reformas acometidas, lo cierto es que los de arriba están mucho más alto, mientras que los de abajo apenas asomamos la cabeza para respirar de mala manera, a duras penas.
Como el año 2015 se aproxima a pasmosa velocidad –Rajoy no ha tenido tiempo de invocar al que rige los movimientos terrestres– y las encuestas indican que bien escaso es el haber a ubicar en el platillo de la balanza, los tembleques afloran casi sin pretenderlo. Y los intentos de justificación ante la avalancha de los enojados solo vienen a empeorar el panorama. Pero capto que la comisión de pecados también mancha la trayectoria del principal grupo de la oposición. Y enlazo con el titular del presente post.
Me molesta sobremanera, por no escribir me cabrea en grado sumo, que los políticos olviden que cobran, y bien, del erario público, del dinero de nuestros impuestos. Que se hallan de prestado en un cargo para que nos representen y administren. Y si se ha legislado una jornada laboral para todos aquellos que aún tienen la suerte inmensa de trabajar, en aras de la ejemplaridad los cargos públicos deberían, como mínimo, hacer lo mismo. Bueno, mi fuero interno me señala que todavía más. Y es que ellos, en sus mítines y discursos, sostienen que las 24 horas del día están al pie del cañón. Nada más lejos de la realidad. Van unas pinceladas:
Viene la ministra Báñez a darnos cuatro cachetones con sus declaraciones (las reformas de Rajoy están dando resultados positivos con respecto al empleo en Canarias) y su apretada agenda no le permite reunirse con algún representante del Gobierno Autonómico (qué menos que con la Consejera del ramo), pero sí hace un hueco para verse con los suyos. Y esos suyos, que deberían estar currando asimismo en sus respectivos cargos, se van de garbeo a la isla que haga falta para mirarse el ombligo y cantar lo que qué buenos somos.
Y José Manuel Soria, al frente de un ministerio que se las trae, se pasa más tiempo ejerciendo de presidente del PP en Canarias que buscando soluciones para que la energía no nos siga electrocutando. Y allá donde va, no veas tú el séquito que le saca el sombrero. Y los lunes se reúnen las ejecutivas federales. Constituidas por cargos públicos en casi su totalidad. Y los fines de semana, convenciones, comités o paseos para saludar a los vecinos. Y en los días (martes a jueves) que sí reconocen para currar en la labor por la que perciben el salario, hay momentos de tertulias en medios de comunicación, atender las redes sociales y tomarse los preceptivos cuatro o cinco cortados con secretarias, asesores y enchufados varios. Y los periodistas, que se apoltronaron cuando se crearon los gabinetes de prensa institucionales, en actitud más que borreguil, se prestan al juego. Basta escuchar cualquier emisora de radio para percatarte de la cantidad de bien pagados que se pasan la mañana echándose en cara el y tú más. Algunos son profesionales de estas ventanas etéreas. Por la tarde, muchos menos, ya que deben atender sus obligaciones familiares. Supuestamente, también lo habrás escuchado, se hallan liberados para gestionar, y obtener, recursos para sus respectivos municipios. Fuerte caradura se gastan. Pasiantines, que decía mi abuela.
Se despilfarran a manos llenas enormes cantidades de dinero con las que podrían resolverse multitud de situaciones problemáticas. Pero es que ni siquiera escuchas palabras de adhesión a estas propuestas, elevadas por parte de alguien que ya estuvo desde el convencimiento de que son factibles, de quienes aspiran a estar algún día. Da la impresión de que no quieren mojarse no sea que ese mañana, cuando puedan estar aupados al machito, deban seguir la línea ya trazada: todos para adentro, a ordeñar que esta vaca no se seca.
Pensaba comentar algo de la peculiar manera de acatar sentencias favorables, pero cómo se enseña la patita cuando la justicia dictamina en sentido contrario. Que un partido político, que tiene copado (instrumentalizado, politizado, controlado, dominado) las altas esferas de los tribunales (Supremo y Constitucional) alegue que “si lo sufre el PSOE es acoso, si lo sufre el PP es democracia”, supone un insulto, y van…, inversamente proporcional a la cantidad de masa neuronal de los Florianos y resto de la compañía. Entre la que asoma Aguirre (¿no estaba trabajando en no sé qué sitio?) para soltar otra de sus guindas: la juez que declaró legítimo el escrache a Soraya es una enchufada. Y se queda tan ancha la electricista esta (porque de enchufes sabe bastante). Claro, la doble vara de medir, que para eso disponen de La Razón. Tendré que dejarlo para otro día. Y es que la alternativa –los socialistas, a los que no les hace falta buscarse enemigos porque ellos mismos se navajean: ahí están las primeras zancadillas para las todavía lejanas primarias– no se recatan en acusar a la que declaró nula la expulsión de los consejeros palmeros como estrechamente vinculada al PP. Y vienen el López y el Zarrías en horas de trabajo…
¿No leí que iban a prohibir los animales en los circos? ¿Y por qué no adoptamos una medida similar en la tramoya política? Y los que estamos fuera del círculo, haciendo el mono.
Ya que concluyo con la marca del anís, hace unos días me paró la guardia civil de tráfico en La Vega (Icod de los Vinos). Uno de los miembros de la patrulla ya hacía soplar a otro conductor. El otro me preguntó: ¿Usted bebió? Respuesta: Pues no. Pregunta de nuevo: ¿Seguro? Respuesta: Hombre, si lo sabré yo, pero si quiere gastar un aparato de esos, yo soplo. No hubo más preguntas. Siga, siga. Es la segunda vez. En la primera, justo enfrente de El Rocío (Almonte-Huelva), sí me hicieron soplar. Cuando apareció un elegante 0,00 tuve la osadía de espetarle: No te dije que lo ibas a echar a perder. No de muy buena gana me soltó: Este ya lo pagó Zapatero. Lo mismo estaba en Doñana. Y muy educadamente me indicó que siguiera hacia Matalascañas. Si llego a tener más tiempo lo hubiera invitado a algo, que la Virgen habría intercedido por los dos.
Ahora me voy para La Guancha. Estoy de cumple. Feliz fin de semana. Puede que ponga unas fotos. O quizás no. Que me lo estoy tomando muy a pecho. Y eso no es saludable. Debo tomar ejemplo de sus señorías.

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