viernes, 21 de febrero de 2014

No lo recuerdo

Hace unos días se quejaba una persona que conozco, a través de una red social, de lo que ella entendía como pasarse la pelota entre las administraciones. Es el pan nuestro de cada día. Son demasiados los políticos –o cargos públicos– que echan mano de ese recurso para sentirse liberados. Sí, un poco más. Todos los organismos reclaman competencias, pero ante el menor conflicto en el que pueda verse implicado cualquier vecino, la respuesta consabida: eso es del Cabildo, por ejemplo. Y este, que sabe dónde está la puerta del consistorio y el despacho del concejal de su barrio, debe trasladarse a la capital, perder muchas horas y unos cuantos euros, para que la secretaria de turno te indique que el señor consejero salió, o está reunido y vuelva usted mañana.
Me acordé de la picaresca cuando leí que ante la turbidez del agua de abasto público en determinados sectores de Puerto de la Cruz, ayuntamiento y Salud Pública se entretienen con el partido de pádel, mientras los afligidos contribuyentes hacen cola por fuera de Fonteide para que la embotellada les salga más barata. Qué exagerado, habrá exclamado cualquiera de las varias decenas de liberados en el edificio de El Penitente que haya vislumbrado la frase anterior. Y no lo es, por supuesto, el descaro de tanto sueldo desperdiciado que se apoltrona en estas situaciones lamentables, en vez de remangarse y fajarse con quien sea y donde sea para resolver la problemática. Como estos ejemplares tomen nota de las respuestas de la Infanta al juez Castro, no nos queda nada a los que debemos abonar religiosamente tasas e impuestos.
En el colmo de la desfachatez, y como si los avances tecnológicos no permitieran otras alternativas, nuestro dilecto presidente se fue a Madrid para almorzar con el ministro Soria. Sí, así, como el que va a echarse un cortado con el amiguete en el bar de la esquina, que no es El Dinámico ni El Capitán. Menos mal que el canario (ón) no se hallaba de turismo por tierras más lejanas (pescando en Noruega, por ejemplo), porque el desembolso y consiguiente vaciado o merma de la caja hubiese multiplicado por cuatro o cinco la cantidad de la excursión peninsular.
Después de mandarse el potajito con gofio, bien acompañado de un cacho de cebolla conejera, concluyeron que lo mejor y políticamente correcto era seguir cada cual en su posición con respecto a Repsol y las prospecciones. Algo que sabían de antemano pero el paripé bien valía la pena. Rivero, a la vuelta, aparte de la cruz (no, Julio no) en el almanaque de bolsillo, y otro día pa´trás, anotó su salida (de las islas; de tono o del tiesto, ni te cuento) número dieciocho mil trescientas veinticinco. Para cuando cuente sus aventuras a los pobres nietos, máxime ahora que se halla a la defensiva ante el no disimulado ataque de aquellos ‘compañeros’ que ya piden abiertamente que se dedique a la partida con los paisanos de Ravelo, pueda presumir de muchas horas de vuelo.
Y ahora que caigo, ¿no te parece que en el cuadro que se halla detrás de Paulino hay como unos hilillos de plastilina…? Chacho, yo creo que José Manuel lo hizo a propósito. Ya tiene el puesto asegurado en el Consejo de Administración correspondiente. Y el de El Sauzal en la competencia. Ni que fuera bobo.
Carlos Alonso, presidente del Cabildo de Tenerife por obra y gracia de Ricardo Melchior, no debe andar muy seguro en si podrá repetir. Y suelta de vez en cuando una guinda. Como pedir la dimisión de la viceconsejera de Medio Ambiente. Pero a los socialistas tal hecho no les incomoda demasiado. En el pacto está contemplado que debe existir la capacidad de aguante. Y lo cumplen a rajatabla. Todo antes de que Canarias sufra un periodo de inestabilidad de consecuencias imprevisibles. Y es que los balances de fin de mes pesan una barbaridad. Que debemos cambiar de criterio en el negro asunto del petróleo, se hace en aras de la concordia y santas pascuas. Que nos piden que nos pongamos de pie derecho justo al lado del presidente para salir en la foto, pues ya está, qué problema nos puede acarrear. Que nos tenemos que bajar… un escalón, nos agachamos otro fisco. Sí, es que todas esas declaraciones son a título personal, Julio Cruz dixit.
Miren, pandilla de machangos o marionetas, cuando uno milita en un partido político deja de tener la etiqueta de a título personal. Máxime cuando lo manifestado guarda estrecha relación con la actividad del cargo ostentado. Yo sí opino a título personal, pero ustedes no porque son ‘cargos públicos’ y sujetos a otros dictados bien diferentes. Y alegar estupideces para justificar el inmerecido sueldo, no hace más que distanciarles de aquellos que observamos sus movimientos y restándoles a pasos agigantados la escasa credibilidad que les ¿queda?
Leí por ahí que la actitud de Francisco Granados al dimitir de sus cargos en un proceder que le honra. Y un churro. Si no lo hubiesen trancado (acepción canaria de cogido), ahí seguiría con sus dineros suizos, porque tenerlo allá no es delito. Oh, yo mismo poseo en el UBS (que no USB) el importe íntegro de las últimas doce mensualidades de la pensión, unos dos millones cien mil euros, y no me siento culpable de nada. Y doña Dolores de Cospedal, como la Infanta, no recuerda nada. Claro, con tantos calderos al fuego está de un chamuscado subido. La única diferencia con otros países es que por ahí afuera los gobiernos caen víctimas de estos escándalos, mientras que aquí elevamos a la categoría de héroes a esta manada de golfos.
Este fin de semana voy a poner en orden mis depósitos, planes de ahorro y otras contabilidades varias. Porque Hacienda somos todos. Y un respetito es muy bonito. Cuando termine, puede que me disfrace de alcalde, consejero, diputado. En fin, de cualquier cosa menos de guardia civil o azafata.

1 comentario:

  1. Marcelino Díaz:

    Nunca he visto un "godo" con todas las connotaciones que eso conlleva como el Sr. Soria: primero, explota para el gobierno central, para las multinacionales y no sé si algún sobre debajo de la mesa para sí mismo (ya sabemos como se les endulza la boca a los del PP). Segundo, traiciona a su propio pueblo. Tercero, siendo ministro de industria y turismo confía más en la industria de la Sociedad industrial que del futuro de la industria turística. Es un personaje decimonónico que le importa un bledo los posibles desastres ecológicos. Pues nada, "revienta padre Teide y dale por eso... a todos". Seguiremos hablando del gobierno.

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