Hace unos
días se quejaba una persona que conozco, a través de una red social, de lo que
ella entendía como pasarse la pelota entre las administraciones. Es el pan
nuestro de cada día. Son demasiados los políticos –o cargos públicos– que echan
mano de ese recurso para sentirse liberados. Sí, un poco más. Todos los
organismos reclaman competencias, pero ante el menor conflicto en el que pueda
verse implicado cualquier vecino, la respuesta consabida: eso es del Cabildo,
por ejemplo. Y este, que sabe dónde está la puerta del consistorio y el
despacho del concejal de su barrio, debe trasladarse a la capital, perder
muchas horas y unos cuantos euros, para que la secretaria de turno te indique
que el señor consejero salió, o está reunido y vuelva usted mañana.
Me acordé de
la picaresca cuando leí que ante la turbidez del agua de abasto público en
determinados sectores de Puerto de la
Cruz, ayuntamiento y Salud Pública se entretienen con el
partido de pádel, mientras los afligidos contribuyentes hacen cola por fuera de
Fonteide para que la embotellada les salga más barata. Qué exagerado, habrá
exclamado cualquiera de las varias decenas de liberados en el edificio de El
Penitente que haya vislumbrado la frase anterior. Y no lo es, por supuesto, el
descaro de tanto sueldo desperdiciado que se apoltrona en estas situaciones
lamentables, en vez de remangarse y fajarse con quien sea y donde sea para
resolver la problemática. Como estos ejemplares tomen nota de las respuestas de
la Infanta al
juez Castro, no nos queda nada a los que debemos abonar religiosamente tasas e
impuestos.
En el colmo
de la desfachatez, y como si los avances tecnológicos no permitieran otras
alternativas, nuestro dilecto presidente se fue a Madrid para almorzar con el
ministro Soria. Sí, así, como el que va a echarse un cortado con el amiguete en
el bar de la esquina, que no es El Dinámico ni El Capitán. Menos mal que el
canario (ón) no se hallaba de turismo por tierras más lejanas (pescando en
Noruega, por ejemplo), porque el desembolso y consiguiente vaciado o merma de
la caja hubiese multiplicado por cuatro o cinco la cantidad de la excursión
peninsular.
Después de
mandarse el potajito con gofio, bien acompañado de un cacho de cebolla
conejera, concluyeron que lo mejor y políticamente correcto era seguir cada
cual en su posición con respecto a Repsol y las prospecciones. Algo que sabían
de antemano pero el paripé bien valía la pena. Rivero, a la vuelta, aparte de
la cruz (no, Julio no) en el almanaque de bolsillo, y otro día pa´trás, anotó
su salida (de las islas; de tono o del tiesto, ni te cuento) número dieciocho
mil trescientas veinticinco. Para cuando cuente sus aventuras a los pobres
nietos, máxime ahora que se halla a la defensiva ante el no disimulado ataque
de aquellos ‘compañeros’ que ya piden abiertamente que se dedique a la partida
con los paisanos de Ravelo, pueda presumir de muchas horas de vuelo.
Y ahora que
caigo, ¿no te parece que en el cuadro que se halla detrás de Paulino hay como
unos hilillos de plastilina…? Chacho, yo creo que José Manuel lo hizo a
propósito. Ya tiene el puesto asegurado en el Consejo de Administración
correspondiente. Y el de El Sauzal en la competencia. Ni que fuera bobo.
Carlos
Alonso, presidente del Cabildo de Tenerife por obra y gracia de Ricardo
Melchior, no debe andar muy seguro en si podrá repetir. Y suelta de vez en
cuando una guinda. Como pedir la dimisión de la viceconsejera de Medio
Ambiente. Pero a los socialistas tal hecho no les incomoda demasiado. En el
pacto está contemplado que debe existir la capacidad de aguante. Y lo cumplen a
rajatabla. Todo antes de que Canarias sufra un periodo de inestabilidad de
consecuencias imprevisibles. Y es que los balances de fin de mes pesan una
barbaridad. Que debemos cambiar de criterio en el negro asunto del petróleo, se
hace en aras de la concordia y santas pascuas. Que nos piden que nos pongamos
de pie derecho justo al lado del presidente para salir en la foto, pues ya
está, qué problema nos puede acarrear. Que nos tenemos que bajar… un escalón,
nos agachamos otro fisco. Sí, es que todas esas declaraciones son a título
personal, Julio Cruz dixit.
Miren,
pandilla de machangos o marionetas, cuando uno milita en un partido político
deja de tener la etiqueta de a título personal. Máxime cuando lo manifestado
guarda estrecha relación con la actividad del cargo ostentado. Yo sí opino a
título personal, pero ustedes no porque son ‘cargos públicos’ y sujetos a otros
dictados bien diferentes. Y alegar estupideces para justificar el inmerecido
sueldo, no hace más que distanciarles de aquellos que observamos sus
movimientos y restándoles a pasos agigantados la escasa credibilidad que les
¿queda?
Leí por ahí
que la actitud de Francisco Granados al dimitir de sus cargos en un proceder
que le honra. Y un churro. Si no lo hubiesen trancado (acepción canaria de
cogido), ahí seguiría con sus dineros suizos, porque tenerlo allá no es delito.
Oh, yo mismo poseo en el UBS (que no USB) el importe íntegro de las últimas
doce mensualidades de la pensión, unos dos millones cien mil euros, y no me
siento culpable de nada. Y doña Dolores de Cospedal, como la Infanta, no recuerda nada.
Claro, con tantos calderos al fuego está de un chamuscado subido. La única
diferencia con otros países es que por ahí afuera los gobiernos caen víctimas
de estos escándalos, mientras que aquí elevamos a la categoría de héroes a esta
manada de golfos.
Este fin de
semana voy a poner en orden mis depósitos, planes de ahorro y otras
contabilidades varias. Porque Hacienda somos todos. Y un respetito es muy
bonito. Cuando termine, puede que me disfrace de alcalde, consejero, diputado.
En fin, de cualquier cosa menos de guardia civil o azafata.
Marcelino Díaz:
ResponderEliminarNunca he visto un "godo" con todas las connotaciones que eso conlleva como el Sr. Soria: primero, explota para el gobierno central, para las multinacionales y no sé si algún sobre debajo de la mesa para sí mismo (ya sabemos como se les endulza la boca a los del PP). Segundo, traiciona a su propio pueblo. Tercero, siendo ministro de industria y turismo confía más en la industria de la Sociedad industrial que del futuro de la industria turística. Es un personaje decimonónico que le importa un bledo los posibles desastres ecológicos. Pues nada, "revienta padre Teide y dale por eso... a todos". Seguiremos hablando del gobierno.