Como el
candidato de Coalición Canaria a las elecciones europeas, José Javier Morales
Febles, se hallaba volando por su Golfo herreño, y dado que la gente se ha dado
cuenta del tremendo engaño, tuvo que salir Paulino Rivero a marcar distancias
con CiU y PNV. Sabido es que la formación que gobierna en las islas (¿el PSOE?,
pregúntenle al también herreño Alpidio, y arráyate dos millos) va inmersa
(sumergida) en una candidatura con catalanes y vascos. Y el mencionado
parapentista es el número cuatro de la denominada Coalición por Europa (CEU).
Por lo que, y coincido con Antona –el doble de mi amigo Rubén–, todos los votos
emitidos a Los Sabandeños (perdón, ya me trafullé
todo; como acabo de leer el libro… ya te contaré), a saber, a los de las siete
estrellas verdes, no van a servir para que obtengan representación en el
parlamento de Estrasburgo. Por ello, el presidente autonómico se ha visto en la
obligación de salir a la palestra para señalar que no comparte las tesis
independentistas. Y que de haber otro modelo de representación (me lo
explique), CC iría sola a los comicios del próximo domingo. Ya se sabe que el
nacionalismo de garrafón debe usar cuanto subterfugio se ponga a su alcance
para la venta de jaramagos envasados al vacío. A los canarios nos etiquetan con
muchos calificativos de carácter peyorativo no tanto por actitudes propias como
por demérito en el proceder de aquellos que se arrogan nuestra representación.
La campaña
electoral suele conducir a situaciones paradójicas. Y en el Parlamento canario,
ese lugar en el que se ofende el espíritu de Teobaldo Power cada vez que sus
señorías intentan justificar el malimpriado
sueldo que les estamos pagando, no podía ser menos. Allí, por ejemplo, el
doctor en ciencias de la información por la Universidad de La Baranda y director general
de la televisión canaria, se despachó a gusto con todo aquel que fue capaz de
cuestionar su intachable labor en pro de la cultura del pueblo guanche.
Ignorantes, que son unos ignorantes. Como los socialistas, ahora socios –o estacones–
de los que gobiernan, ya olvidaron todo lo que dijeron en años anteriores del
señorito en cuestión, el gran Willy carnavalero, no les queda otro remedio que
pasarle tal cometido a los populares. Porque los unos y los otros intercambian
sus papeles, normalmente cada cuatro años, porque el rey sigue siendo el rey. En
esta maraña estábamos cuando llega doña Francisca Luengo, ayer enemiga acérrima
del ahora amigo presidencial, y tomando recortes de las enseñanzas televisivas
le señala a doña Aurora del Rosario (con ese nombre a lo peor no se podía
esperar otra cosa) que tenga coherencia o esté calladita. Paquita (para los
amigos), con esa capacidad camaleonística que tienen socialistas y populares
para cambiar de discurso cada legislatura, demanda coherencia. La que ella
practica en los inicios de las reuniones del ejecutivo, cuando el de El Sauzal
se da el paseo triunfal (vaya pareado más idiota) dando besos a sus consejeras.
Y cuando se los estampa a la de Empleo, Industria y Comercio, la receptora corre
tupido velo, mientras alega para sus adentros: pelillos a la mar.
En 10 años,
el 30% de la población canaria será anciana. Eso ha manifestado la consejera
insular de Acción Social, Cristina Valido. No ha aclarado que ejemplares son
los que pueden considerarse viejos, o de la tercera edad. Porque ella misma
reconoce que hay jubilados que están muy bien. Gracias. Y que somos muy
agradecidos. Gracias de nuevo. Y que sin tener para qué ni por qué, le dan un
beso, un abrazo y una sonrisa sincera. ¿Dónde va a estar usted esta tarde?
Porque a mí nadie me había dicho que esos saludables ejercicios entraban en el
área que usted dirige. O será que no estoy aún apuntado a club alguno, ni me
muestro bailongo, ni voy a las excursiones esas en las que regalan un bocadillo
y escuchan a Pepe Benavente. Todo se andará. Y esta vez espero no me ocurra lo
que tiempo atrás cuando me apunté a un curso de educación sexual. Y me borré al
tercer día porque sin previo aviso habían suspendido la fase práctica. Hombre,
la teoría está bien, pero…
Hasta mañana.
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