jueves, 26 de junio de 2014

Bien cargado

Eso le ocurrió al día de ayer, que vino bien cargadito de noticias interesantes. Y como ya uno tiene sus años, lo mismo no doy abasto. Bueno, si queda algo para otro día tampoco le haré ascos.
Por dónde empiezo? ¡Ah!, sí, por Willy Meyer, el europarlamentario de IU que presentó su dimisión por un quítame allá un fondo de pensiones. Hecho que provocó el que sus compañeros de viaje inundaran las redes sociales con laudatorios comentarios. Algo que entra dentro de los más estrictos cauces de la normalidad. Lo raro hubiese sido lo contrario.
Pero hay aspectos que no me cuadran. Este político se subió al machito del cargo público en 1987, año en que se marchó un servidor, y ahí ha seguido hasta que un medio de comunicación, InfoLibre, lo ubicó en la lista de los que se habían acogido a un fondo de pensión (2004-2009) que gestionaba una sicav (sociedad de inversiones de capital variable: un invento que tributa el 1% en lugar del 30% que corresponde al Impuesto de Sociedades) desde Luxemburgo.
Como ha sido tan largo el periodo en activo, en el que ha llegado a simultanear cargos (verbigracia, concejal de Sanlúcar de Barrameda y miembro de la Diputación de Cádiz), se me rompen los esquemas con los planteamientos, a contrario sensu, que esgrime su formación política. O a lo peor es que debo dar la razón a los que sostienen que todos son iguales. Porque por aquello de la limitación de mandatos y duplicidad de cargos, ya tendría que haberse bajado de la guagua tiempo atrás. Para ser coherentes, que bien pintados dejaron los muros.
En su carta de dimisión alega que no está de acuerdo con estas entidades que pretenden burlar las obligaciones fiscales de las empresas. Y tal acontecer viene a ser presentado como un acto de honradez de la izquierda. Porque don Willy no sabía que firmaba un producto financiado a través de una sicav. Me imagino que asimismo desconocía que la rentabilidad era nada más y nada menos que el 50% del capital invertido.
El señor Meyer, como tantos otros incautos que no leemos la letra menuda, firmó y no se preocupó jamás de echar una visual a su cuenta corriente. Le sucede lo que a la mayoría de bien pagados en política. Prácticamente todo el sueldo pasa íntegro a la hucha familiar. Esta cuestión vendría a significar la versión rica de los pobres desgraciados de las preferentes. Ni los unos ni los otros se dieron (de) cuenta.
Los eurodiputados viajan en business class. El señor comunista en cuestión llegó a utilizar tan selecto espacio (asiento 1C) para venirse de Bruselas a Madrid para participar en un piquete de Fuencarral con motivo de la huelga del 29 de marzo de 2012. ¿Coherencia? ¿Honradez? No, de ejemplo nada de nada. Las circunstancias obligan.
Willy Meyer dimitió porque un medio informativo hizo público el tema. De no haber sido así –es de Perogrullo cuando se trata de un afer de hace cinco años–, seguiría tan tranquilo en Europa, viajando a costa nuestra y con suculentas dietas para alimentarse, y bien, alojarse cómodamente y comprarse un traje de cuando en vez. Y esos suculentos miles de euros mensuales que constituyen su nómina, toda para la caja. Nada te cuento cuando se junta un matrimonio político. A los maestros se nos criticaba cuando existía la denominada unión pedagógica.
Otros que como el dimitido alegan que no sabían lo que había detrás (cuánto ignorante analfabeto rigiendo los destinos de la Unión), no han dado paso alguno para largarse para casa. Como doña Elena Valenciano. O doña Rosa Díez, la salvadora. Porque de los del PP nada se podrá esperar dado que ellos sí apoyan este tipo de sociedades. Tan acostumbrados a paraísos fiscales, tesoreros cojonudos y cajas B, nada que objetar. Ellos sí son consecuentes.
El resto bien haría en seguir el rumbo trazado por Meyer. Pero, por favor, no lo intenten vender como lo que no es. A no ser que quieran convertirlo en un bono basura. Predicar es una cosa, y bastante fácil (lo hacen hasta los curas), y dar grano es otra bien diferente. Al final, todos se empeñan en hacer bueno lo de espera que lleguen y lo comprobaremos.
Demasiados fenómenos a la izquierda del PSOE. Eso sostienen todos. Ante el río revuelto socialista surgen formaciones como hongos. De Podemos (o Pokemon, que dijera cierta presentadora televisiva), por ejemplo, esperamos que aclaren las denuncias de soportes económicos bolivarianos. O que expliquen mejor los aspectos políticos de los centenares de muertes ocasionados por el terrorismo etarra.
Pues se me queda en el tintero el acuerdo de AUP. Tanto poner en solfa la dependencia de AIS con respecto a CC, y ahora resulta que tampoco saben ir solos. Y los sobrados indicios (con la oposición del gubernamental fiscal) del juez Castro. Y de la muerte de Ana María Matute. Y de las chascadas de Suárez. Y el ya se verá con el que Del Bosque imita a la perfección a Rajoy (cosas de las nobleza).
Veladas quejas, y concluyo, por utilizar a Bob Esponja y Patricio Estrella, amén de los mensajes de IpO, en las alfombras. Y mutismo cuando aparecen otras con nombre y apellidos de empresas bien conocidas: bancos, eléctricas… Poderoso caballero…
Fui hace unos días al oculista. Para las de lejos. Y me aumentó la graduación de cada ojo porque me era necesario para leer la letra menuda. Completamente en serio. Quisiera pensar que en Bruselas, Estrasburgo y todos esos lugares de por ahí afuera habrá ópticas.
¿Lo de Magdalena Álvarez? Le echaremos de comer aparte.
Hasta mañana.

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