Eso le
ocurrió al día de ayer, que vino bien cargadito de noticias interesantes. Y
como ya uno tiene sus años, lo mismo no doy abasto. Bueno, si queda algo para
otro día tampoco le haré ascos.
Por dónde
empiezo? ¡Ah!, sí, por Willy Meyer, el europarlamentario de IU que presentó su
dimisión por un quítame allá un fondo de pensiones. Hecho que provocó el que
sus compañeros de viaje inundaran las redes sociales con laudatorios
comentarios. Algo que entra dentro de los más estrictos cauces de la
normalidad. Lo raro hubiese sido lo contrario.
Pero hay
aspectos que no me cuadran. Este político se subió al machito del cargo público
en 1987, año en que se marchó un servidor, y ahí ha seguido hasta que un medio
de comunicación, InfoLibre, lo ubicó en la lista de los que se habían acogido a
un fondo de pensión (2004-2009) que gestionaba una sicav (sociedad de
inversiones de capital variable: un invento que tributa el 1% en lugar del 30%
que corresponde al Impuesto de Sociedades) desde Luxemburgo.
Como ha sido
tan largo el periodo en activo, en el que ha llegado a simultanear cargos
(verbigracia, concejal de Sanlúcar de Barrameda y miembro de la Diputación de Cádiz),
se me rompen los esquemas con los planteamientos, a contrario sensu, que
esgrime su formación política. O a lo peor es que debo dar la razón a los que
sostienen que todos son iguales. Porque por aquello de la limitación de
mandatos y duplicidad de cargos, ya tendría que haberse bajado de la guagua
tiempo atrás. Para ser coherentes, que bien pintados dejaron los muros.
En su carta
de dimisión alega que no está de acuerdo con estas entidades que pretenden
burlar las obligaciones fiscales de las empresas. Y tal acontecer viene a ser
presentado como un acto de honradez de la izquierda. Porque don Willy no sabía
que firmaba un producto financiado a través de una sicav. Me imagino que
asimismo desconocía que la rentabilidad era nada más y nada menos que el 50%
del capital invertido.
El señor
Meyer, como tantos otros incautos que no leemos la letra menuda, firmó y no se
preocupó jamás de echar una visual a su cuenta corriente. Le sucede lo que a la
mayoría de bien pagados en política. Prácticamente todo el sueldo pasa íntegro
a la hucha familiar. Esta cuestión vendría a significar la versión rica de los
pobres desgraciados de las preferentes. Ni los unos ni los otros se dieron (de)
cuenta.
Los
eurodiputados viajan en business class.
El señor comunista en cuestión llegó a utilizar tan selecto espacio (asiento 1C) para venirse de Bruselas a
Madrid para participar en un piquete de Fuencarral con motivo de la huelga del
29 de marzo de 2012. ¿Coherencia? ¿Honradez? No, de ejemplo nada de nada. Las
circunstancias obligan.
Willy Meyer
dimitió porque un medio informativo hizo público el tema. De no haber sido así
–es de Perogrullo cuando se trata de un afer de hace cinco años–, seguiría tan
tranquilo en Europa, viajando a costa nuestra y con suculentas dietas para
alimentarse, y bien, alojarse cómodamente y comprarse un traje de cuando en
vez. Y esos suculentos miles de euros mensuales que constituyen su nómina, toda
para la caja. Nada te cuento cuando se junta un matrimonio político. A los maestros
se nos criticaba cuando existía la denominada unión pedagógica.
Otros que
como el dimitido alegan que no sabían lo que había detrás (cuánto ignorante analfabeto
rigiendo los destinos de la
Unión), no han dado paso alguno para largarse para casa. Como
doña Elena Valenciano. O doña Rosa Díez, la salvadora. Porque de los del PP
nada se podrá esperar dado que ellos sí apoyan este tipo de sociedades. Tan acostumbrados
a paraísos fiscales, tesoreros cojonudos y cajas B, nada que objetar. Ellos sí
son consecuentes.
El resto bien
haría en seguir el rumbo trazado por Meyer. Pero, por favor, no lo intenten
vender como lo que no es. A no ser que quieran convertirlo en un bono basura.
Predicar es una cosa, y bastante fácil (lo hacen hasta los curas), y dar grano
es otra bien diferente. Al final, todos se empeñan en hacer bueno lo de espera
que lleguen y lo comprobaremos.
Demasiados
fenómenos a la izquierda del PSOE. Eso sostienen todos. Ante el río revuelto
socialista surgen formaciones como hongos. De Podemos (o Pokemon, que dijera
cierta presentadora televisiva), por ejemplo, esperamos que aclaren las
denuncias de soportes económicos bolivarianos. O que expliquen mejor los
aspectos políticos de los centenares de muertes ocasionados por el terrorismo
etarra.
Pues se me
queda en el tintero el acuerdo de AUP. Tanto poner en solfa la dependencia de
AIS con respecto a CC, y ahora resulta que tampoco saben ir solos. Y los
sobrados indicios (con la oposición del gubernamental fiscal) del juez Castro. Y
de la muerte de Ana María Matute. Y de las chascadas de Suárez. Y el ya se verá
con el que Del Bosque imita a la perfección a Rajoy (cosas de las nobleza).
Veladas
quejas, y concluyo, por utilizar a Bob Esponja y Patricio Estrella, amén de los
mensajes de IpO, en las alfombras. Y mutismo cuando aparecen otras con nombre y
apellidos de empresas bien conocidas: bancos, eléctricas… Poderoso caballero…
Fui hace unos
días al oculista. Para las de lejos. Y me aumentó la graduación de cada ojo
porque me era necesario para leer la letra menuda. Completamente en serio.
Quisiera pensar que en Bruselas, Estrasburgo y todos esos lugares de por ahí
afuera habrá ópticas.
¿Lo de
Magdalena Álvarez? Le echaremos de comer aparte.
Hasta mañana.
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