Quisiera hoy
centrarme en dos asuntos que llevan bastante tiempo en el candelero (que no
candelabro, que dijera cierto paisano metido en corrales ajenos) sin que los
organismos públicos competentes (en los presentes tengo mis serias dudas) se
vuelvan algo más menesterosos para su pronta, qué digo, inmediata resolución.
De una parte,
el engorroso trámite del certificado de residencia. Tema que no capto sea de
mucha preocupación para el gobierno canario. Que deberá ser, me imagino, la
institución que se “pelee” con el de la nación para que los residentes en las
islas puedan disfrutar, sin tanto agobio, de los descuentos en los viajes que
legalmente tenemos reconocidos.
Do José
Manuel Soria, ministro de Turismo, entre otras facetas, por su indisimulada
lucha, y a la viceversa, con don Paulino Rivero, presidente de esta Comunidad
Autónoma, se ha olvidado de su procedencia y nos da la impresión de que su
misión es fastidiarnos. No toca ahora inmiscuirnos en los vericuetos
petrolíferos, pero sí que, de común acuerdo con la ministra Pastor, ya ha
tenido sobrado tiempo para agilizar los trámites.
En plena
época de fiebre informática, es inconcebible que debamos acudir a nuestro
ayuntamiento para demostrar que los datos que se expresan en nuestro documento
identificativo son ciertos. Te ponen una multa de tráfico y no vale hacerte el
loco porque ya Hacienda se encarga de cobrarte la pertinente sanción. Pero en
este particular que nos concita, el acceso de las compañías transportistas a
los ficheros del Ministerio del Interior no van por los derroteros adecuados. Y
ya está bien.
Son muchos
meses de espera. Y en el blog presidencial, fuente informativa por excelencia
para los telediarios de ‘La
Nuestra’ (chiquita falta de ignorancia), se ha corrido tupido
velo. Los que no disponemos de los medios que algunos privilegiados esgrimen,
estamos cansados de contemplar luchas intestinas por cuestiones de mucha menor
enjundia, mientras se pasa olímpicamente en estos otros. Al alcalde de mi
pueblo no le he escuchado una palabra al respecto. Pueda que haya recibido
órdenes para que permanezca en silencio. Pero si tanto se les llena la boca
para proclamar que por arriba de todo están los vecinos y su bienestar, ya va
siendo hora de que lo demuestren con hechos.
Se habla de
septiembre como la fecha tope para solventar la molestia. Aunque las dilaciones
habidas en el segundo de los aspectos a tratar, no hace presagiar un horizonte
diáfano. Y vamos con el mismo.
La apertura
del tramo de autovía (TF-5) entre Buen Paso (linde guanchera e icodense) y El
Tanque. Ya la pasarela de Los Moriscos está colocada. La señalización, lista
para ser interpretada. La burocracia desespera, creo (aquí coincido con Manolo,
mi alcalde). De continuar los retrasos, la hierba crecerá en las rotondas, el
asfalto se deteriorará, algún gracioso pintará las señales, la carretera de
entrada a Icod seguirá pareciendo un campo de minas, en la subida hacia El
Amparo tendremos calvario para rato… Qué suerte tienen los que pueden ver los
problemas desde lo alto. Y soslayan los inconvenientes que debe seguir
sufriendo el resto de mortales.
Si yo fuera
–hipotético caso– alcalde de la
Ciudad del Drago, me habría plantado hace rato. Pero no lo
soy. Con la diferencia añadida de que Jesús no se debe. Cheo, casi seguro de
que sí. Echo en falta decisiones valientes, de calado. Porque los vecinos
estamos hartos de incompetencias, cuando no de negligencias. No me imagino que
esto hubiera pasado en tiempos de Carmelo. Y no es remembranza de que cualquier
tiempo pasado y tal y cual. Hombre, qué podemos pensar. Demasiados
apoltronamientos. La buena vida, los mejores sueldos y un exceso de asesores y
aduladores, han posibilitado que la despachitis aguda sea enfermedad de muy
difícil curación.
A lo peor es
que Rivero y Berriel buscan un hueco en su muy complicada agenda para darse un
salto –en helicóptero, por supuesto–, cortar la cinta y darse un paseo (en
coche oficial, por supuesto).
¿Dará norte
de esta denuncia el director de informativos de la cadena pública regional en
las noticias de mañana, tarde y noche, como acontece con el paulinorivero.com?
¿Y por qué es mejor el de él que el mío? El contenido de este lo escribo yo.
¿Son capaces otros de mantener idéntica afirmación?
Hasta luego.
Me voy para esas medianías.
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