jueves, 7 de agosto de 2014

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Un gran coche aquel Seat. Todavía queda alguno por esas carreteras. Pero la cantidad expresada también fueron los kilos hallados a bordo del Juan Sebastián Elcano. Este ejército ya no es lo que era, exclamará el nostálgico. Sobre todo aquel que escupe, más que razona. Y al que –a los que– van dedicados los versos de las cuatro décimas que encontrarás unas líneas más abajo. Como estamos de vacaciones, tengo tiempo para todo.
Cierto cargo del PP en Arona ha debido ver alguna de las tertulias televisivas en las que se enseña y educa a mansalva. Después de la supresión de Educación para la Ciudadanía, nada me extraña. Pues este concejal sureño ha llamado dictador a mi alcalde. Bueno, mejor, al presidente insular de su propio partido. Porque los realejeros sabemos que Manolo aquí es bueno, pero por ahí afuera no tanto.
Y ya que me di un salto a las bandas del Sur, en Candelaria han abierto una cuestación popular por las casas para pagar los fuegos de la Virgen tras cancelar el ayuntamiento la partida que consignó al efecto para ayudar a familias necesitadas. Me cuestiono yo si no sería conveniente preguntarle a la patrona si en realidad no estaría mejor que este de la colecta también se destinara a otras nobles causas. Que si preciosas son las figuras que trazan los pirotécnicos, más lo es aún el saciar estómagos vacíos.
Hace unos días que Manolo Reyes soltó la soldadura oxiacetilénica (oxígeno como comburente y acetileno como combustible), mandó los guantes y la máscara a darse un garbeo por la Fuente del Bardo, agarró la furgoneta y bajó a San Juan en busca de Marco Antonio. Dicen que lo vieron con una copia de los estatutos de las AIS en la mano derecha. Pero debió encontrarse, a la altura de Los Quevedos, con Francisco Linares. No sé si ya habrán dirimido las diferencias, pero el hombre estaba caliente. Y no de la cerrajería, precisamente. Alega que Abreu es un trafullero. Tarde se enteró. Buen maestro tuvo.
Como en SJR siga el rodaje de esta nueva entrega de Fast & Furious van a ser más las candidaturas que los electores. Yo creo que el pueblo debe dar su confianza a Fidela, que gobierne en solitario los cuatro años (para que concluya el trabajo iniciado en 2011 y que Tomás se encargó de atropellar) y que luego tenga elementos de juicio bien formados para acudir a las urnas con mayor tranquilidad que el revoltillo que está armado ahora mismo.
Bueno, van las décimas. Con todo mi cariño (desde lo más profundo de mis estudios universitarios, títulos incluidos) a esa pléyade de advenedizos que está logrando que el periodismo sea una de las preocupaciones nacionales. Como el paro y los políticos, por ejemplo:

Ya llamamos periodista
a cualquier alegador,
que de ser provocador
sube puestos en la lista.
Este es mi punto de vista
de tan noble profesión,
donde ‘trepas’ un montón,
sin arte ni beneficio,
causan muy fuerte estropicio
por mendaz intromisión.

Ya puede cualquier tolete
agarrar una alcachofa,
con la que el grado de mofa
pone al gremio en fuerte brete.
Mucha gente aquí se mete
sin que nadie ponga freno,
esto no ocurre en el seno
de otros ilustres quehaceres,
pues hacen bien sus deberes
cerrando el paso al ajeno.

Proliferan tantos medios,
y el trabajo es tan precario,
que ya cobrar un salario:
difícil en estos predios.
Si no se encuentran remedios
seguirá el entremetido
vociferando en graznido,
como si el vituperar
fuera la meta a alcanzar
a voz en grito, al chillido.

Y observo con gran sorpresa
que se calca el proceder
en lo público al meter
livianos con ligereza.
Al político interesa
dejar pasar la avalancha
y por ello les da cancha:
como el dinero no es mío
de los desmanes me río,
mientras tanto, manga ancha.
¿Que los versos pueden, asimismo, tener doble lectura? Seguro, sabes que es mi especialidad. Cuando escribo, juego con las palabras. Me encanta. Y unos aderezos de ironía: manjar exquisito. Como la que utilicé en Facebook, amigo Jesús Luis Candás Valle (un seguidor incondicional), cuando expresé que me hallaba confuso con el número de exalcaldes. Sí, solo son cuatro. Y dos hacen el 50% (ni unánime a favor ni claramente en contra). Hasta mañana.

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