Presumo de no
tener demasiados amigos en las redes sociales. Al no disponer de teléfono
móvil, desconozco otros inventos para la comunicación moderna. Esa que cada vez
nos separa más. Porque somos incapaces de quedar un día para echarnos un vaso
de vino. O un leche y leche. Verbigracia. Y todo ello me da pie a pensar que
aquellos con los que me relaciono de vez en cuando, los que tropezamos en la
vida real y charlamos siquiera unos minutos, lo somos de verdad. En conclusión:
no se me antoja misión imposible alcanzar 700 “si quiero”. Que son los que,
teóricamente, necesitaría para presentarme como candidato a la presidencia del
gobierno canario por el partido socialista. Ya seríamos, entonces, cinco
aspirantes. Lo que multiplicado por esa cantidad requerida nos elevaría el
número de avales a 3.500. Que significa el 50% de la militancia en Canarias. Bien
pocos me parecen esos siete mil. Con lo que podría ahorrarse el gasto de montar
el tinglado para la votación. El que más apoyos consiga sería el agraciado.
Estoy
plenamente convencido de que en el supuesto caso de dar el paso presentaría el
programa más realista y austero, porque suprimiría mucha bobería que rodea el
organigrama de toda institución pública. Lo que supondría un considerable
ahorro. Y menos gentes en pasillos y despachos que lo único que hacen es
tropezar los unos con las otras. Con una dispersión tal de competencias que
cuando el jefe va a pedir algún tipo de responsabilidades, surge,
inexorablemente, lo de a mí que me registren.
Brota esta
idea de la última reunión que tuvimos los componentes de la agrupación
electoral de los jubilados. En ella me aconsejaron que diera el salto, pues el
ayuntamiento realejero ya se me puede quedar corto. Y como nuestra
infraestructura partidaria no nos permite elevar demasiado las pretensiones, el
volver a afiliarme al PSC, ahora que andan tan escasos de ejemplares, no
supondría mayor escollo.
¿Sabes una cosa?
Ni me querrían ni lograría más de cinco o seis adhesiones. Por razones obvias.
El volver al curro es circunstancia desfavorable para el enjambre (los de libre
designación; y te juro que me pasaron los zánganos por la cabeza). Qué duro
sería el cambio de vida. Y ahora que me acuerdo: ¿Volverá Paulino a la escuela?
Haz el favor de no reírte, todavía está en edad de echar unos añitos. Ja, ja, y
otra vez ja. Lo veremos, junto a José Miguel, sentado en un edifico que se
halla ubicado en la madrileña Plaza de la Marina Española.
Aquí no
ocurre lo que en Ucrania, lugar donde no se andan con chiquitas ni segundas. Cogieron
a un diputado y lo metieron en un contenedor de la basura. Pensaron los
enfadados electores que era el lugar natural donde debía depositar sus
posaderas. A lo peor no estaban muy descarriados.
Los que sí se
desorientaron fueron los guionistas de la serie televisiva Isabel. Se olvidaron
de borrar la Catedral
de Cádiz en la secuencia de la partida de las naves de Colón en su segundo
viaje a América (25 de septiembre de 1493). No se percataron de que el edificio
religioso comenzó a construirse en 1722.
Y ya que
menté septiembre, el día 22 irá doña Esperanza de visita al juzgado. Unos días,
después, el 29, lo hará Pujol al Parlamento catalán. Va a cantar a las
señorías, muy honorables todas, que Santa Rita, Rita…
Que de todos
los imputados en el Caso Europa, pieza separada del Faycán, solo haya sido
absuelto el diputado regional del PP Jorge Rodríguez me da que pensar. Vale,
soy un mal pensado. Mejor pa´mí.
Dicho y
hecho. Fue anunciar que no seguían e ipso facto don Asier cambió el bélico
discurso por los arrumacos verbales. De aquí al próximo mayo, aparcaremos los
puñetazos dialécticos y entraremos en la dinámica de tender la mano. Porque la
dispersión de escaños puede ser de tal órdago que sea menester buscar más de un
socio.
Por ello,
Carlos Alonso ha sentenciado que “el futuro de la isla pasa por que África
crezca y lo aprovechemos”. Lo entrecomillo ya que así viene en un periódico de
ayer. Hombre, presidente, si el continente vecino creciera hacia acá, las
ventajas serían indudables: podríamos ir caminando, le chafaríamos el invento
de los pinchazos a Repsol, no llegarían más pateras, trasladaríamos el banco
pesquero sahariano a las presas de Gran Canaria…
Terminemos
con una curiosidad. Imagínate que eres maestro de escuela y propones a los
alumnos que se miren al espejo y se describan. Todos, a buen seguro, con mayor
o menor éxito pintarán con palabras lo que la superficie pulida les refleja,
plasma o dibuja. Pero si el ejercicio se le aplica a los concejales de un
ayuntamiento y ante ellos –ni siquiera nos hace falta el espejo– se coloca una
foto de un paisaje de su pueblo, te apuesto los 50 céntimos que tenemos
establecido si no debes recurrir a hacer dos montones con los exámenes. En uno,
los de los que forman parte del equipo de gobierno, un lugar encantador, en el
que vivir constituye un deleite, dotado de todos los servicios y comodidades,
espacio en el que ruidos, basuras y otros elementos indeseados han sido
borrados por completo y puedes seguir tú, si te place. En el otro, los de los
concejales de la oposición, un paisaje parecido al que nos brinda la Finca del Llano una vez se
hayan llevado los animales de la feria de ganado (excrementos incluidos). Menos
mal que va a comenzar la edición decimoquinta de Gran Hermano.
Y ya es
jueves, 18 de septiembre. Se cumplen años del nacimiento de Trajano y del
asesinato de Domiciano, de la muerte de Quevedo y del nacimiento de Greta
Garbo, del fallecimiento de León Felipe y del primer trasplante de corazón en
España… Hasta mañana.
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