martes, 23 de septiembre de 2014

Comedimiento

Demasiada alegría observo en las declaraciones de quienes aspiran a gobernar algún día, y cambiar radicalmente formas y procederes, en cómo se califica al adversario político. Entre los comentarios poco meditados y las propuestas de medidas que incluso ellos saben que jamás podrán ser factibles, deduzco –insisto, deduzco, que no afirmo– que ya bastante escamada está la ciudadanía como para añadir otra bola de cristal al cúmulo de despropósitos.
Soy consciente de que el ámbito de las redes sociales no se presta para el debate sosegado y la puesta en escena de argumentos convincentes. La rapidez, o los prontos, por ser el primero en plasmar nuestro parecer, no da lugar a la meditación o reflexión oportunas. Me sorprende la utilización machacona del adjetivo corrupto. Se halle el aludido incurso en un procedimiento judicial o no. Ante tanta ligereza solo me resta desearles que tengan la misma suerte que el concejal popular (es un decir) portuense Luis Miguel Rodríguez. Quien tiene tantos calderos que atender en los fogones contenciosos que ya está tardando su jefe insular, don Manuel Domínguez, en poner en práctica toda su verborrea teórica.
Corrupto es el que se deja o ha dejado sobornar, pervertir o viciar. Pero este hecho tendrá que demostrarlo el que tenga capacidad legal para hacerlo. Y no yo, mero ejemplo, desde este humilde blog. Ni mucho menos el que como producto de un sofoco o de una vendetta tribal se enfrasca en Facebook en las clásicas guerras del “y tú más”. Porque bien podríamos los que intentamos ser delicados y contar al menos hasta diez antes del lanzamiento, devolverles la moneda con la otra acepción del vocablo que lo equipara con perverso o torcido.
Idéntica concepción poseo del hecho de identificar imputado con condenado. Y me da la impresión de que pocos cargos públicos que hubiesen tenido responsabilidad de gobierno en cualquier institución se hayan librado de procesos penales. Y puede que por las causas más nimias. Que se quedan en nada, como en el argot popular (ahora sin connotaciones del PP) se menciona, en la mayoría de las ocasiones. De ahí que sería conveniente delimitar alcances. Porque para los que son oposición es muy fácil demandar sanciones y castigos. Para el resto, claro.
La mayoría de estos ‘acusadores’, por no decir todos, han puesto su punto de mira en el PSOE. Es una fijación, una obsesión. Salvando las distancias, y con todo respeto, se me parecen a las personas que pretenden ir más allá de lo estrictamente razonable y osan traspasar los límites de los pensamientos ajenos. Aquellas que cuando se ven ante la tesitura de la falta de evidencias y atisban el derrumbe de sus ‘razones’, recurren al expresivo “pero lo estabas pensando”. Y estos mismos que ya se ensañan con el nuevo secretario general federal, no miran cómo aquí al lado un edil ya acumula demasiados tropiezos sin que nadie jale p´ol freno mano. Y sigue tan campante cobrando a fin de mes y utilizando su teléfono móvil.
Como aparte de la política constituye el periodismo otra de mis debilidades, ya puestos –qué ilusión, a mis años– habré de pedirles, igualmente, discreción a los profesionales del gremio, miembros o no de la UPCC (Unión de Profesionales de la Comunicación de Canarias; órgano que emitió un comunicado quejándose por el trato policial, que cercenó el derecho a la información, en el reciente desahucio tacorontero y que lo mismo un día de estos me dará pie a escribir de la veracidad, objetividad, neutralidad y más). No parece lo más correcto que este pasado domingo se plasmara una entrevista en El Día al que fuera alcalde de Arafo durante varias décadas, Domingo Calzadilla (el que me copió íntegramente la salutación para un programa de fiestas), en la que se asegura que ese pasado ya es historia y que en manera alguna ha pasado por su cabeza el retorno. Mientras, en Diario de Avisos se hace un repaso a la situación en el Sur de la isla, con mención de posibles candidatos para las elecciones de mayo de 2015. Y se da por hecho el regreso de Calzadilla en la filas de CC o del CCN, haciendo tándem familiar.
Por último, los epítetos laudatorios que venía recibiendo el señor Iglesias y que tan buenos resultados le supusieron en las pasadas elecciones europeas se vienen desinflando de manera estrepitosa. Y es que tú puedes vender humo una temporada, pero no más. Tanto que las discrepancias se acentúan ahora que corresponde establecer el organigrama pertinente. Y como ya se palpa que a pesar de tanto autobombo asambleario van a confluir en la estructura tradicional de cualquier partido al uso, muchos son ya los que temen que el gozo en el pozo. No sé, creo que en su elevada apuesta de fagocitosis, se han pasado de rosca. Cuando yo practicaba atletismo siempre hice caso al consejo de que la prueba no se gana en los primeros metros. El ser comedido suele dar buenos resultados. Además, muchos de los que se subieron al carro de la novedad, intuyen que la circulación se está espesando. Si peligroso es escribir, más puede serlo el morirse de un ataque verbal.
Hasta mañana. Y modérense.

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