Ayer me
levanté raro. Se me fue quitando a medida que me informaba con la lectura de la
prensa digital. Y luego cuando ya me desayuné, tiesito como una vela. Al menos
de medio pa´rriba. Con la apertura del programa de viajes del Imserso (ya tengo
el de Menorca, si place) no me había percatado de que se trataba de la llegada
del otoño. Y en esa estación, ya se sabe, comienzan a caerse las cosas. También
el ánimo. Y leyendo me entero de que incluso el apetito sexual se ve
disminuido, alicaído, apocado y cabizbajo. Menos mal, pensé, creí que era la
edad. Y me consolé. Pero solo me duró (ya saben: la cosa dura mientras dura
dura) un fisquito. No había pasado sino un par de segundos y me tropiezo con:
“Cinco partes del cuerpo humano (órganos vestigiales) que ya no necesitamos y
que en un día nos fueron útiles”. Chacho, van a acabar conmigo. Apagué el
ordenador y me fui a dar una vuelta. Para despejarme. Mientras lo hacía, sacudí
la cabeza un par de veces. Y se me fue pasando por segunda vez. Unos sudores y
unos escalofríos…
Pues sí,
amigos y estimados todos, ayer Google nos sorprendía con un nuevo “doodle”
dedicado al segundo equinoccio del año. Esos días en los que luces y sombras
comparten tiempos iguales. Ya hoy tendremos al menos tres minutos menos de luz
solar. Y cada día en franco retroceso hasta el solsticio invernal. Todo ello
ocurre por no saber estarnos quietos en este planeta azul.
Saben ustedes
que en la estación que iniciamos las aves emigran hacia el sur, mientras otros
animales se afanan por recopilar alimentos. Como Scrat, la ardilla (rata) de
Ice Age. Aunque la bellota se le muestre reacia. ¿Y qué ocurre con los seres
humanos? Los jubilados, por ejemplo, empezamos a compilar viajes con Mundo
Senior para poner a prueba la vacuna contra la gripe. Yo no la he probado aún,
y espero seguir en ello durante todo el tiempo posible. Conozco médicos que
siguen idéntica línea. Y tengo más de un amigo que nada más inmunizarse,
agarraron una que estuvieron tumbados una buena temporada.
Dicen los
entendidos que en otoño tendemos a deprimirnos por el Trastorno Afectivo
Estacional (TAE). Que nada tiene que ver con la
Tasa Anual Equivalente. O a lo peor sí. Los
estudios al respecto señalan que nos entra malhumor, perdemos interés por las
cosas, la concentración se nos disipa y lo que te indicaba antes: disminuye el
apetito sexual. Y todo este revoltillo sumado hace que se incremente el
absentismo laboral e incluso los suicidios.
Si crees que
te voy a contar mi experiencia en el apartado libidinoso, espera sentado. Pero del
resto sí puedo hacer un esfuerzo. Te juro que cuando llega septiembre y me sigo
levantando a la misma hora (a saber, la que me da la realísima gana) y no tengo
que ir a cuidar chicos para que me paguen a fin de mes, me río en las
mismísimas narices de la depre. Fíjate tú que antes cuando ya se aproximaba el
final de agosto tenía la boca llena de llagas (aftas). Y en el tiempo que llevo
jubilado, una o dos al año y va que chuta. Y es más, mandé al síndrome
postvacacional a comprar unas aspirinas y todavía lo estoy esperando.
¿Tú qué vas a
hacer después de que te jubiles?, sigo escuchando por ahí. Y me retiro
prudentemente para no cometer un asesinato. Aparte de los entretenimientos
hartos conocidos por mis múltiples admiradores (¿por qué te ríes?, otros tendrán
menos), me hallo a la espera de que la Primitiva semanal (único vicio reconocido) se
digne incrementar el saldo de la libreta de La Caixa en al menos 3000 euros para realizar (con
mi mujer, por supuesto) la denominada Ruta de la
Plata. Un coche esperando en el aeropuerto
de Sevilla y… carretera y gasolina (o gasoil), con estancias de tres o cuatro
días (ya se verá) en Carmona, Mérida, Béjar, Benavente y Gijón. Distancias
entre esas poblaciones: unos 200 kilómetros, aproximadamente. Y visitas por
las poblaciones que formaron parte de ese corredor natural que articuló el
comercio del occidente peninsular y que luego utilizaron los romanos para
avanzar hacia el norte: Santiponce, Monesterio, Montemolín, Fuente de Cantos,
Calzadilla de los Barros, Zafra, Cáceres, Casar de Cáceres, Plasencia,
Carcaboso, Hervás, Baños de Montemayor, Salamanca, Zamora, La Bañeza, León, La Pola de Gordón, Lena, Aller,
Mieres, Riosa, Morán y Ribera de Arriba, aparte de las anteriormente
mencionadas y que servirán de morada y aposento. Después de esos 20 días
(minuto arriba, minuto abajo), un garbeo por Galicia y bajar por Portugal. ¿Te
enteras ahora del porqué necesito esos miles de euros? Son caprichos
culturales.
El santoral
nos remite hoy a La Cruz
Santa. Aunque ya no me gusten las fiestas multitudinarias,
que se diviertan. Hasta mañana.
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