Vino movidito
el tiempo ayer. El atmosférico. Es que está cambiando, revuelto. Al menos eso
dicen los viejos. Es decir, yo mismo, si te valgo de muestra. Pero de nada nos sirve
para futuras ocasiones. Ni de experiencia. Porque la capital santacrucera alcanza
la cima en la pirámide de los despropósitos. Un tercio de aquella riada del 31
de marzo de 2002 ha
vuelto a provocar el caos. Ni imaginármelo quisiera.
¿Y a qué es
debido? Puede que la causa proceda de la confluencia de bastantes factores.
Muchos de los cuales nada tienen que ver con las isotermas y las isobaras. Eso
sí, a buen seguro que proceden de una vaguada en altura que provoca una extensa
zona de bajas presiones y que como no se estrangula, no hay ciclogénesis en
rebaja y el vórtice se estanque en medio del Atlántico.
Como también
este 19 próximo pasado hubo primarias en el PSOE (incluido el golferío en la
captación de amigotes: hoy ni me felicitan ni les gusta el comentario), puede
que más de uno haya pensado si los truenos de Madrid se propagaron hacia
latitudes más al sur y hayan chocado con los cimientos de El Teide y El
Bentayga o en las laderas del Macizo de Tigaiga, lugar más cercano a nosotros.
Y de la conjunción de las corriente fría y caliente, saltaron chispas tibias.
Pues no. Rotundamente negativo.
O lo que es
peor, que Soria hubiese ordenado a Repsol que procediera ipso facto a pinchar
en la dichosa roca madre (los padres no tenemos ni para gases, salvo cuando nos
hinchamos de plátanos). Dado que los pulsos a los que le somete el presidente
autonómico con epítetos improcedentes, como el del trato colonial, constituyen
provocaciones en toda regla y a las que no está dispuesto soportar o consentir.
Esa persona
de la que usted me habla (Rajoy dixit), no solo no me causa la menor gracia
sino que es digna acreedora a mi más enérgico y profundo rechazo. Que no me
siga provocando porque le creo un conflicto competencial de intereses de
órdago. Bueno, de padre y muy señor mío. Vamos, la borrasca perfecta. Como su
partido lo ha marginado y ahora pinta menos que un párvulo sin creyones, está
dando los últimos coletazos cuando con ello, según las encuestas, no ha sido
capaz de convencer ni a la mismísima Ángela. No, la Merkel no, ya lo quisiera
aunque fuera en sueños, sino la
Mena, la de andar por casa, que también se estila.
La tormenta,
prevista con varios días de antelación (vivimos la época dorada de la
meteorología; ¿Y si fallamos?: El tiempo se corrió), no estuvo determinada,
mucho menos condicionada, por raíces políticas. Razones le sobraban, pero fue
capaz de mantenerse al margen. Fueron motivos de la madre naturaleza.
Arrancadas que tiene, como todas las madres. Y las primeras lluvias del otoño
con fundamento han caído como agua del cielo (qué otra expresión mejor podría
utilizarse) para las papas tempraneras. Que yo también sembré dos puñados. Las
susodichas, así como los dos poyos que tengo con orejas de burro, flor de
mundo, rosales y geranios, ya tienen riego para unos cuantos días. Si tengo
suerte y caen unas gotas de cuando en vez, de repente escapo hasta dentro de
vete tú a saber.
Tan contento
estoy que de seguir así puede que me olvide de la invitación equivocada que me
enviaron la semana pasada del ayuntamiento (organismo al que ruego que ya no me
remita ninguna más; total, si casi nunca voy a nada. Y cuando quiera ir, voy
como cualquier hijo de vecino). Que la colgué en Facebook, con la oportuna
aclaración, y que, no obstante, en el Consistorio se ofendieron, por lo que no
solo retiré la publicación sino que pedí públicas excusas a quien pudo haberse
sentido ofendido. Lo que menos me gustó es que alegaron puse en tela de juicio
los merecidos homenajes por los que se reconocen los años de servicio a la
administración pública. Y en lugar alguno he dejado constancia de mi parecer al
respecto. Pero, en justa correspondencia, demando del ayuntamiento idéntico tratamiento
para cualquier trabajador realejero, independientemente de la empresa en la que
ejerza su labor. Sobre todo a aquellos autónomos que tras toda una vida de
sacrificio, se jubilan con cuatro perras. Y a los agricultores que jociquean tierra de sol a sol para… Y a
los parados… Y a… En vida, que dice el amigo Esteban Domínguez. Y no le
dediquen una esquela (que no va a oír) el día en que se lo llevan con las patas
por delante.
Espero que el
agua haya barrido mucha inmundicia. De toda índole. Que los virus que andan por
ahí hayan sucumbido a través de alcantarillas y sumideros. Que al menos el 50%
de las tarjetas opacas se hayan mojado e inutilizados sus contactos (con dobles
y triples).
Dejaré para
otro día asuntos de suma trascendencia como las veleidades de Francisco Nicolás
(muestra inequívoca de cómo está el país), la aceptación o no de Michelle Obama
como señora embajadora del nabo (manda… narices), los sustos que se llevan los jugadores
del Tenerife (por eso pierden) con los gritos del energúmeno de la tele de
Willy, la inminente afiliación al PSOE para echarle una mano a este chico y
barrer… mira que hay que limpiar, purgar y expulsar.
Gracias al
amigo (más de mi hermano) Carlos Hernández por ‘robarle’ una foto de una de las
tantas descargas eléctricas de esta entretenida madrugada del domingo. ¿La
otra? La de la desvergüenza, la de la bazofia que vive de la política porque la
mugre es su hábitat natural. Jolines, mira que me propuse no mentar este ganado
porcino.
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