Antes de
entrar en materia, un titular de ayer: “El Barça pierde la virginidad”. Si no
fuera mucho pedir, haría la siguiente pregunta: ¿Por dónde, si puede saberse?
En fin.
Vamos hoy con
dos temas. Y para que no se quejen los amigos de uno y otro bando, que en ambos costados tengo,
comencemos por los más allegados. Que también uno tiene sus preferencias. Y lo
voy a plasmar clarito, que luego alegan que no me entienden. De igual manera
que sostengo que el PSOE portuense no se puede aventurar por un cabeza de
cartel condenado por la justicia, el de mi pueblo no debe apostar por quien va
hacia una cuarta aparición en una candidatura y en las tres anteriores (2003,
2007 y 2011) el partido socialista obtuvo 9, 6 y 3 concejales, respectivamente.
No creo que haga falta ser muy inteligente para sacar conclusiones. Y si creen
que soy el único que opina así en la
Villa de Viera, salgan de los “Me gusta” de Facebook y dense
una vuelta. ¿Lo captaron ahora? Vale. Prosigamos.
Muy
interesante me parece este proceso de primarias en el que se han embarcado los
socialistas. Aunque entiendo que muchos militantes, sobradamente preparados, se
quedan en la retaguardia. Lo que conlleva el peligro evidente de la profesionalización
de unos cuantos. Con lo que los discursos de cambio, regeneración y otros
eslóganes del bien quedar se disuelven demasiado pronto.
Normal
entiendo que se produzcan roces, dimes y diretes entre los partidarios de unos
y otros. Aunque ya los que apostaron por Madina, y perdón por el salto, deberían
dejarse de machangadas en las redes sociales y tirar todos en la misma
dirección con el que ha sido democráticamente elegido.
Por aquí,
aparte de las alegrías de Julio Cruz ante un proceso exquisito, algo que no
pongo en duda, pienso que el PSOE debería estar preocupado por la escasez de
militantes en la organización. Leí que son 6776 (se me quedó por lo de
capicúa). Y como continúen las deserciones (La Gomera está que arde), van
a quedar tan pocos que las cuotas no les van a alcanzar ni para las botellas de
agua. Si yo estuviera ahí dentro y ostentase algún cargo orgánico, estaría
inquieto. Bastante. Porque lo contrario supondría conformarse con perpetuar las
asignaciones de los presupuestos públicos, vía concesión directa o a través de
los sueldos de los cargos electos.
Dicho lo
cual, o escrito lo precedente, cada vez entiendo menos las alegrías
periodísticas. No sé si la culpa es de los profesionales de los medios o de
quienes remiten los comunicados. Al menos en dos digitales leí: “Luengo no
optará a las primarias autonómicas del PSOE”. Y doña Paquita sí eligió ese
camino. Bien diferente es que no haya conseguido los avales necesarios. Pero
optar, lo que se dice optar, por supuesto que lo hizo. Que se haya quedado en
el camino es cuestión bien diferente. Y a los tres que quedan en liza, nada de
palabrería barata, promesas teóricas de muy difícil aplicación práctica y más
al grano. Hablen de la tele (también del chiringuito que quieren montar en el
Parlamento), de medidas para que la gente coma cada día, de cómo disminuir ese
borrón que constituye la lista de parados. Y déjense de sonrisas y machangadas.
Que no está el horno para bollos.
Y he decidido
no pagar los dos euros. Porque me hubiese gustado participar en mi pueblo. Y
las reglas no me dejan. Por una vez quería dar trigo, amén de predicar. Pero
desde abajo, desde el pueblo llano y sencillo. Eso, la participación de pueblo.
Canción que enarbolan algunos que ahora no se presentan. Todo para el pueblo
(en tertulias televisivas) pero sin el pueblo. Que seguirá regido por una
casta, pero otra casta. La que se echa piche del que no mancha. Ya está. Otro
día, tal vez.
¿No sería lo
más lógico que fuera Repsol la que comunicara la fecha del inicio de las
prospecciones? En cualquier otro país, sí. En España, no. Aquí tienen a su
embajador petrolero para tales menesteres: el mismísimo Soria. Aquel que nos
vendió a bombo y platillo que la factura de la luz iba a dejar de ser un
problema. Lo que se calló en aquel entonces fue que serían dos: lo que ya
pagábamos más un sustancioso incremento. Aún recuerdo los comentarios
laudatorios de unos jóvenes cachorros de su formación política en las redes sociales.
Como no los vislumbro últimamente, deduzco que se habrán escondido en la Cueva del Mármol.
Este ministro
es el mismo que asevera: “Ante cualquier tipo de consulta ilegal, el gobierno
actuará igual”. Y ante tal lumbrera, uno se pregunta que si igual de ilegal.
Total, como los gobernantes nacionales disponen de todo el apoyo judicial, me
imagino se sentirán libres para acometer lo que les venga en gana. Y que la
politización de los más altos tribunales del país (Supremo y Constitucional) es
más que suficiente patente de corso. Porque años atrás los conformaban, en
función de los resultados electorales, por magistrados afines a las ideas de
cada cual. Pero muertas las ideas, y mucho más las ideologías, ahora nombran
directamente a jueces que son, o han sido, militantes y que han ocupado puesto
de relevancia en sus pasos por la otra carrera: la política. Para llevarle la
contraria al ínclito Pacheco, la justicia sí es seria. Y no, ni mucho menos, un
cachondeo. Ahora bien, mi opinión del estamento judicial difiere bastante.
Ayer tarde,
en el pateo de rigor, escuché cómo se envalentonaba nuestro pescador de
salmones al señalar que los perjudicados en este farragoso tema de los
pinchazos oceánicos han sido Paulino y José Miguel. Me enteré, igualmente, que
fue Día Internacional del Mayor. Y yo, que ya estoy casi en ello, en vez de
solicitar que me felicitaran, lo demando para mis chicos que están empezando a
vivir. Y cuando llegué a casa, me tenían preparada una sorpresa. De la que da
norte la foto que ilustra el post de hoy. Con tarta de manzana incluida. Y los
nietos cantaron el cumpleaños feliz. Ya se enterarán, cuando lean algo más,
quiénes son los personajes y a qué noble oficio se dedican.
Hasta mañana.
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