Concluye una
semana (jornada laboral) bastante entretenida. Han sido generosas las
avalanchas informativas y no menos cargada la agenda de opiniones que los
diferentes acontecimientos han venido suscitando. De tal suerte que me debato
en la disyuntiva, ahora frente al teclado, de si confeccionar un mosaico a modo
de resumen o si abandonarme –tirarme a la bartola, de ilusiones también se
vive– y dejar que se me pase estas ganas de no hacer nada o de mover una paja
(hoy estoy sábado sabadete, déjalo estar).
Pensé que la
compra del vino foráneo podría ser tema de interés, aunque uno se incline más
hacia lo de abstemio que para lo de catador, pero como los entendidos alegan
que es asunto legal, aunque no ético ni estético, qué podría contarles yo. La
dichosa manía de las instituciones públicas (Cabildo en este caso) de meter sus
narices en todo para colocar políticos en puestos de relevancia en consejos de
administración, y cobrar las asignaciones pertinentes, conduce a desaguisados
de tal porte.
Pensé que el
ébola podría requerir algo de atención por mi parte y ser motivo para una
entrada del blog. Pero los comentarios alegres, irresponsables, livianos,
soeces y sarcásticos de todos los entendidos que abundan en este país
(nacionalidad atlántica y ultraperiférica incluida) me hicieron desistir.
¿Dónde va un ignorante de La
Gorvorana a enfrascarse con lumbreras que me recordaron las
injerencias en la labor de los docentes por parte de cualquier cachanchán que
se empapó de todos los tratados de pedagogía echándose el cortado con los
amigos en el bar de la esquina después de haberle dejado el crío a quien no
entiende un carajo? ¿De la montada perruna? Haz el favor de no tentarme.
Pensé que el
comisario Cañete (no sé, pero lo de Torrente no le gana por muchos enteros),
elegido por los repartos de cuotas que se rifan en Europa, era digno acreedor a
dos o tres líneas, amén de la ingesta de al menos un par de yogures caducados
con unos gusanos en escabeche. Pero mejor dejarlo. Vamos ganando puntos en
Europa, lugar en el que están muy contentos por las gestiones de Rajoy (y
equipo). Seremos por siempre y para siempre los conejillos de Indias.
Pensé que
algún día el Partido Socialista Canario se levantaría con el ánimo suficiente y
dijera siquiera mú en el turbio proceder de Willy García. Pero el interés por
mantener canonjías es infinitamente superior a las boberías que a un servidor
se le pueda ocurrir. Y de tal suerte, don Guillermo García-Machiñena y
García-Checa (jolines, cómo viste esa etiqueta tan larga) ahí permanece, estirando
cogote (maestro tiene) y mandando para el carajo (creo que me repito, como los
informativos de cierta tele), si la ocasión la pintan, a todo aquel que ose
discutir sus sabias decisiones. Y somos los más vistos en Canarias. No, lancha
rápida, te van a ver en Cataluña.
Pensé que no
hay que alarmarse tanto por el manejo incontrolado de las tarjetas ‘opacas’ de
Bankia (CajaMadrid). Vamos a ver, 10.000 euros en vino y 9.000 por un safari
africano. Pero si eso me lo gasto yo en chuches cada semana para tener
contentos a mis nietos. Nos escandalizamos por naderías. ¿Tú no te acuerdas
cuando los cajeros de CajaCanarias escupieron dinero con tanta alegría que
incluso tarjetas más exprimidas que la ubre de una vaca seca se beneficiaron
del desaguisado? Pues esto es lo mismo. La única diferencia es que los
portadores de estas otras están acostumbrados a otro ritmo de vida. Pero no le
demos mayor trascendencia. Los que buenamente puedan devolverán las cantidades
“invertidas indebidamente” y los que no, ya haremos una colecta de solidaridad
entre todos los contribuyentes. Hay solución para todo, no se exalten ni se
aceleren que les da un subidón de la tensión y pueden quedarse fritos.
Tranquilos, todo está bajo control.
Pensé que el
proceso de primarias sería ejemplar y, sobre todo, esclarecedor. Pero más de
uno se está echando fuera del tiesto. Si no tuviera este blog, si no escribiera
y fuera capaz de pasar olímpicamente… no sería yo. Y lo siento, quiero seguir
siéndolo. Alguien manifestó en estos días pasados que el estar fuera (yo lo
estoy) da una visión más objetiva, al menos una perspectiva diferente. Me
ocurre desde 1987. Y cada vez que en escogidos foros he sostenido lo de que hay
que dejar paso, me califican de raro. Si en nuestro pueblo (Los Realejos, para
los que me lean de lejos) alguien lo ha llevado a cabo (con nota explicativa
que comparto y aplaudo), no pasa por mi cabeza el hecho de que otro, que va a
aportar menos (en cualquier sentido y ámbito), pueda seguir defendiendo “El
valor de cambiar” (el qué, ya se verá) y “Los Realejos nos necesita” (modestia
aparte). Tengo tantas notas en mi cuaderno al respecto que me daría para una
semana de tecleo. Hay que abrir el partido a la ciudadanía, que el partido
salga a la calle… ¿Ahora? Repasen los programas de los años 1979 y 1983. Hay
que tener memoria. Además, si salieran a la calle a escuchar lo que dicen
vecinos (y vecinas, todos y todas, ellos y ellas, muchos y muchas, amigos y
amigas…) vayan con las orejas bien destupidas. Por lo visto a mí me trasladan
cuentos de hadas. Si “hay que dejar paso” (entrecomillado porque la expresión
no es mía) y “debemos seguir abriéndolo” (mejor déjenlo porque lo van a
descogotar), ello supone un profundo ejercicio de COHERENCIA para no caer en
esas contradicciones tan flagrantes que rayan el ridículo. Claro, como no se
exige examen de ingreso, ni currículum, ni referencias, lo mismo se trata de
algo tan simple como un problema de comprensión lectora. ¿Duro? En manera
alguna. Realista, sí, y a la vista está (que no requiere espejuelos, decía la
abuela Adela).
Pensé que hoy
no me alongaría, pero ya ven. Siempre habrá un fonduco por el que colarse. Yo
no estoy afiliado a nada. Solo soy militante de mis convicciones. Pero estoy
preocupado. Y me gustaría que aquel
partido bajo cuyas siglas me presenté una vez a unas elecciones enderezara su
rumbo. En Los Realejos lleva mucho tiempo zigzagueando. Se ha ido alejando, alejando, alejando,
alejando, alejando…
Remato con mi
apoyo incondicional a Fidela Velázquez, porque se merece que los rambleros le
den su confianza de una vez por todas y brindarle la oportunidad de que pueda
llevar a cabo un programa de gobierno en un pueblo que ya ha sufrido bastante,
que ha sido el hazmerreír durante mucho tiempo por mor de arribistas sin
escrúpulos, y que requiere un periodo de estabilidad institucional. Porque sus
gentes, razón de ser de la gestión política, constituyen un entramado social
noble y digno. Y sus representantes, sus principales adalides. Me unen lazos
familiares y de buenas amistades. Lo transito con frecuencia. Veo, observo,
escucho y obtengo conclusiones. Amén.
Sean felices
y que el fin de semana les sea propicio. Lean (también vale este blog), mediten
y que el próximo lunes no suponga un sacrificio sino una ventana desde la que
se vislumbre un amplísimo horizonte de esperanzas.
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