Como la gente
del pueblo –sobre todo los de cierta edad– sabe que estuve, me pregunta por el
PSOE, de cómo se desenvuelve en Los Realejos, de la composición de la
candidatura para 2015, del porqué del descenso tan notorio en una corporación
de la que fue grupo mayoritario durante bastantes mandatos…
Y suelo
comenzar por el final, porque pudo ser el apoltronamiento el principal enemigo
de un partido que, guste o no, ha hecho mucho por el desarrollo del municipio.
No, no voy a enumerar acciones que se acometieron y dieron lugar a un progreso,
a veces incontrolado –mea culpa y al tiempo, dónde no– que a la vista está.
Dejé la
militancia, como ya he expresado en varias ocasiones, tras finalizar el periodo
1983-1987 y volver a mis labores docentes. El compromiso adquirido con los
compañeros del gremio Pancho y Ángel para echar a caminar el flamante Colegio
Público Toscal-Longuera (qué gran gestión la del equipo del consejero moyense
Luis Balbuena Castellano) fue motivo más que suficiente para dar paso a otros
que rigieran los destinos del ayuntamiento. Mi compromiso fue de cuatro años y
nadie podrá reprocharme que no estuve hasta el último día al pie del cañón.
Pero mis
manías ‘escribidoras’, mucho más patentes después de julio de 1987 por comenzar
mis colaboraciones en la prensa, y a pesar de las críticas vertidas en los
artículos de opinión (que han seguido hasta ahora mismo en los diferentes
canales a los que me he alongado), no han ocultado aquello de donde hubo
siempre queda. Pareceres que han acarreado ciertas desconfianzas por parte de
aquellos que creían que debía practicar cantos de alabanza. Estuvo muy de moda
la cantinela (lo prefiero a cantilena) de es de los nuestros.
Que los
socialistas realejeros lo han pasado mal en estos últimos ocho años no requiere
limpieza de espejuelos. Y que, por fin, hayan dado el paso de apostar por una
persona joven, preparada y sin la losa del pretérito que lo atenace, es síntoma
inequívoco de que se va en la buena dirección. Falta que la confección de la
plancha electoral se rija por criterios de racionalidad, de sentido común, de
representatividad.
Miguel
Agustín ha tenido a bien enviar una carta a los que en algún momento hemos
formado parte de la nave y que por diferentes motivos hemos atracado en otros
quehaceres. Incluso a los que, como yo, se fueron ha bastante. Entiende que de
ese crédito que la Villa
de Viera ha ido añadiendo al platillo del haber desde al lejano 1979, nos
corresponde una cuota de ‘culpabilidad’. Sí, entre los unos y los otros (como
amante del lenguaje me niego a los juegos de convertir el texto en un os, as
permanente, ridículo y extravagante cuando alcanzamos el paroxismo de la @),
aun en tiempos de escasez y presupuestos de juguete comparados con lo que se
mueve en la actualidad, cimentamos un edificio. Y no va solo en sentido
figurado.
Los pueblos,
sus habitantes, los electores tienden al olvido con pasmosa facilidad. Vamos
tan deprisa que el ayer es casi prehistoria. Y cuando observo la faceta
cultural del consistorio, pienso si no es hora de hacer justicia con aquellos
concejales socialistas que sin medios (casi todo se reducía a un flamante Seat
Panda) fueron trazando las líneas que todavía siguen firmes, con un equipo en la Casa que me correspondió
inaugurar… Y en tantos otros aspectos. Pero todo lo que exprese en esta entrada
de hoy en Pepillo y Juanillo puede ser tildado de presuntuoso. Así que lo dejo
ahí y que cada cual se haga su composición de lugar.
Agradezco al
que será cabeza de lista del PSOE en este Realejos norteño que me haya hecho partícipe
de las actividades que van a desarrollar de aquí a mayo. Soy consciente de las
dificultades que se va a encontrar. Y que en esas denominadas asambleas
abiertas a celebrar en los diferentes barrios puedan encontrarse en
determinadas ocasiones más solos que la una. Es un riesgo, pero de gente
cobarde –único parecer que compartí con un cura ya fallecido– nada se ha
escrito. Y le recuerdo que cuando se descentralizaron las actividades para
acercarlas a la población, nos vimos muchas veces cuatro bichos en las gradas
de aquellos polideportivos donde se llevaban a cabo. Y que en las actuaciones
de algunos grupos folclóricos (recuerdo especialmente una de Achamán en
Toscal-Longuera) había más gente actuando que escuchando. Al final aplaudíamos
todos –ellos también– y parecíamos una familia.
Bien sabe él,
en alguna ocasión hemos intercambiado pareceres, que puede contar con mi
“experiencia” (ños, qué poco me gusta). Porque gobernar no es fotos, besuqueos
y poses del bien quedar. Porque sin dejar de reconocer que el actual equipo de
gobierno (Partido Popular) ha hecho cosas (aplaudo la mano de Adolfo en ciertas
obras de embellecimiento; Manolo tiene otras preocupaciones, y aspiraciones,
superiores, aunque los realejeros le paguemos generoso sueldo), hace falta, por
ejemplo, cumplir las promesas que se plasman en un programa. Y si los que me
leen (algunos hay) son capaces de repasar el que el PP nos ofreció en 2011,
podemos percatarnos de que los de aquí no se han distanciado mucho de los de
allá (Madrid). Y las inobservancias son harto significativas. Hipódromo
incluido. Carencias y contravenciones que Domínguez ha suplido con los
arrumacos hacia la tercera edad. Coño, ahora que lo pienso, yo estoy en ello y
no me ha hecho ninguna caricia. No hay derecho. Pues que sepa que aquí tenemos
otro Pedro Sánchez (no tan alto, pero corre más) y mucho está cambiando.
Un consejo:
Que la transparencia, honestidad y compromiso de trabajo, a los que aludes en
tu carta, sean el leitmotiv de la gestión. Y confeccionen una candidatura
limpia, inmaculada, sin reminiscencias de ningún tipo. Tú me entiendes. Salgan
los que salgan, esos que los votantes consideren oportuno, que no se escondan.
Que jamás pierdan el contacto con aquellos a los que se deben. Porque el
espectáculo de la actual concejala de educación (¡ay!, cómo te recuerdo Vicente
Quintero, demasiado incomprendido por los que padecemos de amnesia, que fuiste
capaz de llevar a feliz término lo que hoy deben distribuirse cuatro o cinco
ediles, con sus correspondientes asesores), escondiéndose a los estudiantes que
reclamaban su presencia en la última manifestación, penoso. Luego sí hay
disposición para actos de propaganda (un día contaré lo de la repavimentación
de una cancha en el colegio Pérez Zamora). Chacho, vi una foto de otro actor
con una sobada en una sesión plenaria, que me acordé de lo mucho que sufrió al
respecto el pobre de Marcos Brito (q.e.p.d.).
Bueno, suerte
y a pasarlo bien. Otro día comentaré algo de los aspectos colaterales de una
boda a la que asistí el pasado sábado. Hasta la próxima.
Texto cabal y consecuente. Ojalá lo lean los destinatarios.
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