martes, 16 de diciembre de 2014

Otros fisgoneos

José Joaquín Bethencourt es consejero del Cabildo de Tenerife. Antes lo fue Agricultura. Ahora lo es de Aguas. Es el típico ejemplo, amén de Antonio Castro, de que un político es capaz de mantenerse en el chiringuito per sécula seculórum. En el puesto que sea. El que vale, vale; y el que no, para maestro de escuela.
Este hombre estuvo en el ojo del huracán, o candelero (que no candelabro), cuando se descubrió que el vino del país (que pomposa denominación) se había adulterado. Bueno, mezclado con otros procedentes de Castilla-La Mancha. Sí, aquellas tierras que recorriera don Quijote y que ahora regenta una presidenta que vive en Madrid.
Cuando todos se lanzaron a la yugular del responsable, su jefe, el señor Alonso, en vez de mandarlo para casa a echarse un vaso de ídem, lo cambió de lugar y parece que es en la actualidad el encargado de llenar las balsas. Incluyendo la de Tierras de Mesa, en las medianías de San Juan de la Rambla. Ahí los tienen en la foto dirigiéndose a comprobar que los tomaderos se hallan en inmejorables condiciones. El señor alcalde es toda una autoridad, asimismo, en situaciones milagrosas. Y de aguas y vinos sabe la tira.
Y nuestro hombre, adivino donde los haya, ha sentenciado que las balsas estarán en verano listas para cumplir su misión. No solo en perfecto estado de revista, sino con el líquido elemento dispuesto para inundar campos y simientes. Y si las lluvias en invierno y primavera no nos visitan de acuerdo con los cálculos previstos (como las habidas en este otoño), pues recurrimos a una operación inversa a la acontecida en las célebres Bodas de Caná. Sabido es que siempre nos quejamos por la cantidad de vino sobrante. Llenamos las tinajas pertinentes, hacemos cálculos y las repartimos en todos los depósitos insulares. En proporción directa a la capacidad de las mismas. Acudirán a la ceremonia, que bien podría llevarse a cabo en la balsa ramblera aludida, las autoridades (Paulino también) y tras los discursos de rigor el fruto de la vendimia se convertirá, con el auxilio de los polvitos de la Madre Celestina, en una combinación perfecta de hidrógeno y oxígeno. Todo ello aderezado con unos buenos cachos de carne. O una paella solicitada ex profeso.
Vuelve Elfidio en Navidad con su disco bajo el brazo. Y como no es cuestión de romperse la cabeza (bastantes quebraderos ha tenido con la fama añadida que le ha proporcionado la publicación de un libro; con tanta presentación ha surgido un fenómeno parecido a las mentiras de Goebbels), recopilación al canto, contacto con la editora de cierto periódico y éxito asegurado. No será la Cantata del Mencey Loco, pero sí la continuación al reciente paripé del Himno a la Décima del Real Madrid. Fíjate en el vídeo del diario Marca y comprobarás que Florentino nada más acabar la interpretación, se quita la manta y la abandona en el escenario como si le estuviera picando, a pesar de que Quintero le indica que se la puede llevar para casa.
Oye, que amigos sabandeños tengo. Y que aún no renunciando a su inmensa alegría por serlo, son capaces (eso sí, muy en su fuero interno) de irse percatando de las artimañas muy interesadas del propietario de la patente. Oh, alguno me insinuó si en cualquier actuación de aquí a mayo no le aparecerá en el atril la partitura de un cántico de alabanza a las excelencias del gobierno de Rajoy. Eso es folclore, ¿o no?
Y ya que me inmiscuí en los resbaladizos terrenos de portales y arbolitos, contarte que en la presentación del Grupo Midena (antiguo Familia, del barrio realejero de San Benito), que tuvo lugar en la Casa de La Parra (o como quiera denominarla Esteban Domínguez), pude echarle una visual al programa de los actos que el ayuntamiento de la muy ilustre Villa de Viera (¿me harán caso un día de estos y lo harán así saber en la rotonda de entrada al pueblo por El Castillo?) pondrá en escena en estos días de regalos, besos del bien quedar y falsos arrumacos.
Nada que objetar. La tradición de muchos años y la impronta de un personal implicado (al margen de gobernantes de turno) constituyen la suficiente garantía de éxito. A destacar, la campaña de Apadrina (Amadrina) una ilusión, que, a través del área de Bienestar Social, pretende echar una mano a las familias cuya situación económica pasa por momentos de apuro, cuando no de precariedad. Como escuché hace unos días a un responsable de la Casa de Galicia, que en estas fechas realiza una recogida de alimentos, aludir a una implicación menor que en años anteriores, pienso si la dispersión y, por qué no, el afán de protagonismo en la autoría de las iniciativas, no estará causando un efecto negativo. Y si no procedería que algún organismo se erigiera en el aglutinador de todas estas acciones. Lo mismo la unión de esfuerzos incrementa el resultado. Que es, en definitiva, la finalidad requerida. Y qué bonito sería, por ejemplo, que los cargos públicos, en vez de tantas declaraciones, aportaran el importe de la extra de diciembre. Ese sí que sería todo un detalle.
Faltan unos días para Reyes y me temo que deberé esperar al próximo gobierno municipal para que ponga una señalización decente en las calles de la Urbanización Los Príncipes. Adolfo me prometió que lo iba a mirar. Lo malo es que no señaló fecha. No habrá tenido un resquicio en su apretada agenda fotográfica. Y de piche barato.
Hasta mañana, si a bien lo tienen.

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