miércoles, 25 de febrero de 2015

Fuerte oleaje

Creo que me vale el fenómeno costero adverso (que dicen los meteorólogos) para definir la situación política actual. Desde el debate de no sé qué estado de la nación (debe haber unas veintitantas, a tenor de lo que declara cada cual) hasta las encuestas que siempre dan ganador al partido que las encarga. Escribir que es de locos, ya no me cuadra.
Ayer por la tarde escuché a un destacado militante popular, el senador (y mil cosas más, el que vale, vale…) Antonio Alarcó, tirar de manual. Una vez más. Que lo hacen divinamente. Y tras dar como vencedor absoluto a su jefe Mariano (faltaría más), acusó a Pedro Sánchez de llevar escrita su intervención. Amén de lamentarse profundamente de que España (se les llena la boca) no tenga un líder fuerte en la oposición, porque Rajoy ya había establecido el guión unas horas antes. Nada nuevo bajo el sol. No me queda más remedio que pensar que están algo más que nerviosos. ¿Tú has visto al presidente de nuestro territorio patrio decir cuatro frases sin un papel delante? ¿Cómo se atreve el doctor (y por lo tanto le presupongo capacidad de raciocinio) a poner este ejemplo con el que le da por las narices al superior jerárquico? Además, remata, hubo algún diputado que no le aplaudió. Como si la conducta borreguil (de la que el PP presume y alardea) fuera norma de obligado cumplimiento para cobrar al final de mes. Qué tropa. Qué ganado. Y Celia jugando al Candy Crush.
Mi alcalde, profundo perito de la obra de Arturo Maccanti, ha dejado por dos días las fotos del piche y se ha dedicado a recitar las excelencias del poeta, del que ningún político se acordó en la última etapa de su existencia y al que ahora, después de muerto, ensalzamos en un ejercicio de cinismo y oportunismo que raya la obscenidad más absoluta. Oír, asimismo, las palabras elogiosas de Inés Rojas causa, haciendo honor a su apellido, el mayor de los sonrojos. Como cada febrero, además, volvemos a las andadas con Viera y Clavijo, ya que se reúnen todos los que manejan las perras, no se olviden que la casa natal del ilustre polígrafo sigue en pie y que para el cine que lleva igualmente su nombre cada vez son más los que reclaman una solución. Porque no está sobrado nuestro pueblo de instalaciones donde tengan cabida las manifestaciones culturales. Que siempre las habrá, independientemente de quien gobierne y de quien rija los destinos municipales. Para adquirir conocimiento y saber no es menester pagar un sueldo ni poner una etiqueta.
Continúan los actos preelectorales a diestro y siniestro. Un mogollón de autoridades se trasladaron hasta Icod para mostrar que se puede llegar al ‘Hospital’ del Norte sin marearse en las curvas de la entrada. Y allí declararon solemnemente que ya disponían de 50 camas para desahogar al Hospital Universitario. Como vemos muchas fotos de la situación de las urgencias, he escuchado que este centro icodense podrá ser denominado sociosanitario, pero jamás podrá considerarse un hospital porque no es posible atender a una mujer de parto ni atajar una apendicitis aguda. Lo manifestó un médico, no te vayas a pensar que un cualquiera. Me fui al diccionario, mi confidente de cabecera y me señaló cuando le pregunté para salir de la duda: “Establecimiento destinado al diagnóstico y tratamiento de enfermos, donde se practican también la investigación y la enseñanza”. Y quedeme estupefacto. O no hay operarios de la medicina en la RAE o tendremos que convenir que el edificio visitado ayer por Paulino, Alonso, Brígida, Cheo y varias decenas más podría considerarse un hospital (y perdón por tanta repetición). Te pongo un  ejemplo: Llega Yeyo medio mareado en una mañana que pensaba ir, como siempre, al Cabildo. Lo diagnostican, lo meten en una ambulancia y para el HUC. Lo operan y le extraen cuatro cálculos renales. O más. Y a los tres días, para que esté más cerca de su casa, lo mandan a que cumpla el resto de tratamiento en Buen Paso. Pues ya está: es un hospital.
Casimiro encargó una encuesta (y eso que aún no ha presentado su ASG), de la que se desconoce todo, salvo el resultado. Con tales antecedentes, y dada la ignorancia de las preguntas (si es que las hubo) en las seiscientas llamadas telefónicas (vete a saber cómo se eligieron; lo mismo agarraron la guía y marcaron a todos los Curbelos), la validez científica de la misma es directamente proporcional al número de estómagos agradecidos que pululan por la isla de mis amores. Resultado: mayoría absoluta. Ipso facto lanzáronse los concluyentes datos a los digitales. Se silbaron, al unísono, por lomas, barrancos y degolladas. Y volviose a quebrar el gánigo. Cuando redacto estas líneas, varias son las embarcaciones que se dirigen a Chinguarime. Lo mismo no pueden atracar. El oleaje es de órdago. Ya que menté a los periódicos de la Internet, algunos hay con menos credibilidad que Pepillo y Juanillo.
Bueno, hasta mañana. Ahora hazme el favor de recrear la vista con estos paisajes de Arure. Sean felices, abríguense y no se les ocurra ir de pesca o andar por los riscos. Que la mar es traicionera.

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