jueves, 26 de febrero de 2015

Grescas

Están de moda. Lo malo –o bueno, vaya usted a saber– es que nadie los ve. Salvo los cuatro periodistas que deben acudir a las tertulias televisivas para justificar el sueldo. Como yo tampoco me molesté en perder mi precioso y escaso tiempo en nimiedades tales (que se lo pregunten a Celia), me hallo en las debidas condiciones físicas y mentales para emitir mi parecer al respecto. Comencemos:
El debate es la palabra más escuchada en estos dos últimos días. ¿Qué debate? ¿Lo hubo? Y si te has asomado a este prolijo campo de las redes sociales, te habrás percatado de la cantidad, casi infinita, de opinadores (u opinantes) que se lanzan a la escritura de frases más o menos rimbombantes. Y que se suelen circunscribir a las intervenciones de los mandamases de los partidos mayoritarios. La atención prestada a los restantes se visualiza en un hemiciclo vacío. Son los momentos en que a todos les entra meadilla. Y cuando Posada también se ausenta para dejar a la señora Villalobos entretenida con su tableta.
Un altísimo porcentaje de los que alegan crear opinión pública está cegado, cuando no dirigido, por líneas editoriales perfectamente definidas. Lo que conlleva, de manera indefectible, a un voto (muy dados somos a ellos) tan inclinado que harto complicado se nos hace el confiar en los resultados que nos brindan. ¿Quién ganó? Depende del indagado. ¿Encuestas? Guárdenme un cachorro.
Resumen: más tiempo perdido. ¿Para qué salirse del guion establecido en toda la legislatura si con una tele de plasma, unas decenas de folios y un hierático presidente (que lee bastante bien) sería más que suficiente? ¿Y los aplausos? También grabados, por supuesto. Luego, cada formación que haga el análisis pertinente.
El patético que le espetó Rajoy a Sánchez me descolocó algo, casi me deja en fuera de juego. Porque mi amigo el diccionario me señala: “Que es capaz de mover y agitar el ánimo infundiéndole afectos vehementes”. ¿No será que Mariano pretendía expresar un matiz diferente? Su condición de gallego le puede hasta estos extremos.
Otra discusión (altercado, disputa, lid, porfía, querella, agarrada, cuestión…) la encontramos por parajes más cercanos a cuenta de la renovación del Consejo Rector de la RTVC. Vaya espectáculo. La renuncia de Paco Moreno (tras la calificación de apto en la evaluación de hace unos días) añade un nuevo despropósito al ya grave problema del ente (con minúscula, que  no se merecen más). Mientras estos hechos, que causan sonrojo, tienen lugar, Paulino y Willy siguen carcajeándose en Ravelo cuando juegan al dominó con los paisanos, bien pertrechados con unas buenas mantas y un mejor vino.
Cuando estos personajillos aluden a la imparcialidad se están cubriendo… de gloria. Ños, casi pongo otra cosa. Cuando son los propios grupos parlamentarios (por cierto, esperen a mayo para ver cómo queda el panorama) los que proponen a los candidatos, la objetividad, neutralidad, integridad, honradez (sigue, sigue, no te cortes) quedan por los sótanos del edificio de Teobaldo Power. Sigan desperdiciando oportunidades. Sigan tomándole el pelo a los ciudadanos. Sigan enchufando allegados.
A la par, Soria se regocija con sus jugadas maestras. Es un experto en tensar cuerdas (sogas, en canario). Porque la propuesta de Juan Santana es una muestra de que un próximo pacto está al caer. Máxime cuando su candidato favorito (Fernando Clavijo) ya soltó la perla de que no tiene preferencias acerca de tal particular. Coalición Canaria (salvo que Román con su aspiradora no eche por tierra tales procederes) sigue en sus trece de que siempre gobernará. Se le importa un bledo cual sea el apoyo, el estacón. Y así nos va. Y así le va, de otra parte. Pues si CC tuviera que abandonar poltronas, la desintegración sería instantánea. Y en ese caso, el médico de La Aldea se vería imposibilitado para recoger tanto… náufrago. Ños (otra vez), casi pongo otra cosa.
Al final, y ya estipulado desde los inicios, todo se reduce a fuegos de artificio, pura pantomima. Y ya verán ustedes que después de las elecciones de mayo, el panorama que va a retratar el escrutinio estará tan disgregado que la mayoría de promesas volverán a ser incumplidas. La primera, la tan cacareada austeridad en los generosos repartos de cargos en las instituciones. Los pactos reclamarán más puestos liberados, más asesores, más… Y después, como siempre, las migajas. Por mucho que intenten edulcorarlo con refriegas y combates dialécticos. Si quieres, en junio hablamos otra vez del tema. Tú pondrás mil ejemplos y yo otros tantos.
¡Ah!, y la universidad lagunera empeñada en dar por bueno el runrún de que no salen buenos profesionales de La Pirámide. ¿Tú has escuchado que haya dicho mu? Yo menos. No se preocupen, yo soy otro de los desperdiciados.
Finiquito el presente con una vuelta a lo que argumenté días atrás acerca del sentido de la propiedad que acaparan los políticos cuando ejercen un puesto de (ir)responsabilidad. No solo ya te mandan sus operarios, sus vehículos, sus herramientas, sino que van aún más allá. En mi pueblo se usan mucho las peticiones a través de Facebook y Twitter, cuando no los Whatsapp o las aplicaciones en la web municipal (impreso a rellenar más foto del desperfecto). Pues bien, una vecina demanda el arreglo de un acceso (escalera) con demasiadas humedades y su alcalde (mi alcalde, nuestro alcalde) responde (literal): “Estoy redactando un proyecto para actuar en la zona”. Ya me lo decía mi padre: El que nace barrigón…
Hasta mañana. ¡Ah!, dejo para el fin de semana unas presentaciones fotográficas restantes de La Gomera. Para no mezclarlas con la política, que bastante revueltos estamos ya. Y allá, más todavía. Salud.

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