No me refiero
al candidato socialista portuense –lo hubiese puesto con mayúscula– sino a la
conveniencia de enmarcar unas frases que pude leer este pasado domingo. Pero ya
que menciono la candidatura del PSOE de Puerto de la Cruz, y como conozco a más
de uno (y una) de los que la conforman, mis mayores deseos de éxito en el
proceso electoral.
“Los jóvenes
serán los protagonistas de la salida de la crisis”. Manifestación de un
aspirante a la presidencia del Gobierno de Canarias. Ahí es nada. Porque aunque
nos quieran vender el cartel de la renovación, del cambio, habremos de convenir
que mucho candidato de poca edad (cuarenta y tantos) es ya avezado corredor en
estas lides. Bien saben mis estimados fisgoneadores que tuve la osadía de
participar activamente en ese sugerente campo de la política. Primero en la
orgánica y luego en la municipal. Y con 38 años ya estaba de vuelta en el
Colegio PÚBLICO Toscal-Longuera. Que me hablen de juventud, a mis años. Y como
intuyo que el protagonista de la frase entrecomillada debía referirse a quienes
ahora andan por una muy temprana época de su existencia, el reconocer que con
la crisis vamos para largo es muestra inequívoca de que ya demandan prórrogas
para concluir la labor, que se dice. Los gimnasios y los escasos desgastes
provocan pubertades hasta los ochenta, o más.
“Mientras
algunos se empeñan en repetir el pasado, nosotros queremos cambiar Canarias”.
Diatriba de otro aspirante. Que lleva la tira de años más que el anterior. Y
que ya lo fue, pero desea el retorno. Y no se atraganta. Porque ya tuvo la
oportunidad hace mucho más de una década. Hay que dar un fregado a la Antigua Canarias
y permutarla, con el jocico bien
lavado, por una Nueva Canarias. Manda fusas y semicorcheas. Esa visión
modernista ‘archipielágica’ contendrá también ópticas imputadas. Porque en el
afán recolector no se discrimina. Como cuando cogemos las papas y ponemos en
recipientes separados las grandes de las menudas. Todo pa´lante, ajecho.
“Yo soy de
izquierdas, pero eso no es lo importante”. Definición que se ha venido
reiterando con cierta frecuencia y que demuestra la nitidez ideológica de unos
programas repletos de profundas cargas de vacuidad absoluta. Más opio para un
pueblo adormilado. Digámosle lo que guste escuchar. Si en el bar demanda leña
al mono, conduzcámoslo al zoológico y que participe del espectáculo circense.
Cuando la losa de la realidad haga ademanes para despertarlo, que se coma un
plátano. Si es de pintitas, mejor.
“Tenemos el
mejor programa”. ¿Bonito, no? Qué menos para lema de una campaña. Somos los
superiores, y punto. Donde haya un Mercedes, quítese Fernando Alonso. Lo malo
es que sostiene la frase de marras un grupo que ya gobierna en un ayuntamiento
cercano. Y como las carencias en esa población saltan a la vista, el compungido
ciudadano podrá preguntarse, con toda la razón del mundo, por qué demonios no
lo han puesto en práctica. Porque obras son amores y no buenas razones. O algo
así. Lo mejor sería inventar una vacuna que nos inyectarían seis meses antes de
cada cita electoral y que nos volviera idiotas de remate. Más de lo que somos,
por supuesto. O de lo que piensan que somos.
“Saldremos a
la calle a manifestarnos”. Si la
Delegación del Gobierno nos concede el permiso oportuno
(faltaría más), ahí estaremos sacándonos fotos a diestro y a diestro. A este
paso en el Sur no va a sacar un voto. Todo pa´l Norte. Les aconsejo,
humildemente, que hagan, conjuntamente, una marcha. Cortita. Desde el lugar de
los baches hasta la entrada de los semáforos. Allí, la encargada de la autorización
los brindará con café, licor y pastas. Y en la conversación, a lo peor, se dan
cuenta de que tanto millones para unas luminarias intermitentes bien pudieron
haberlo sopesado y desviar unos euros
apenas para lo que ahora se demanda. Con la inestimable ayuda de los viejitos.
Parece que el vivero de votos áticos está cambiando de asentamiento. Si los
antepasados levantaran la cabeza. Ya lo escribí hace un par de días y me
preguntaron qué significaba. Pues, eso, guaguas, excursiones, bocadillos, en
fin, intercambios ‘culturales’. Qué pena, la inteligencia no se hereda.
“Lo mejor
para La Laguna
es que su alcalde sea senador”. Y lo mejor para Los Realejos es que su alcalde
sea presidente del Cabildo. Y lo mejor para La Orotava es que su alcalde
sea director del Parque Nacional. Y lo mejor para Icod de los Vinos es que su
alcalde sea botánico y vinatero. Viva la ley de incompatibilidades, vivan los
superdotados. Hubo un concejal en mi pueblo que fue conocido como el medio
güisquito: Pon medio ahí, decía cuando llegaba a ciertos sitios. Pues como todo
progresa, los actuales lo superan con creces: Pon un doble (mínimo). Acabarán
borrachos (de poder).
Hace un
tiempo, bastante, me llamaron de Diario de Avisos. Contactaron conmigo al menos
tres redactores de dicho periódico. Querían que volviera a colaborar en el
mismo (sección DA Los Realejos). Lo pensé unos días y decliné la invitación. Me
ha pasado luego con al menos dos emisoras de radio. La oferta, de carácter
gratuito, altruista, desinteresado y más y más, iba a suponer, obviamente, una
carga más de trabajo a la ya muy apretada agenda de este jubilado nada ocioso.
Que por lo de ‘tú tienes tiempo’ y además ‘a ti se te da’ que te espetan a las
primeras de cambio, parece convertirse en moneda de cambio al uso. Y aunque
ustedes no se lo crean, ya he aprendido algo. Nones. El trabajo se paga. ¿Y a
qué viene esta descarga emocional? Este domingo habrás leído, como yo, que el
medio de comunicación impreso, ahora con nuevos dueños, incrementa su número de
colaboradores. Y entre los que atisbo, el saltimbanqui mayor del reino. Lo de
bufón no se debe solamente a los brincos entre cabeceras (qué bueno era don
Pepe), sino incluyan asimismo los de ideas, pareceres y agradecimientos
digestivos. No pretenderán que me trague que lo va a hacer por amor al arte.
Hombre, ya sé que no dispongo de los méritos suficientes. Por tal motivo lo
dejo para más adelante. ¿Por qué iba a ser yo menos?
Hasta mañana.
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