jueves, 5 de marzo de 2015

Un mar de dudas

Nado en un mar de dudas. Vivo sin vivir en mí, que diría Teresa de Cepeda y Ahumada. Lo mismo lo dejo al menos hasta el 25 de mayo. Debe ser esta la segunda o tercera tentación. Porque me levanto con la mejor de las intenciones y al rato de ponerme a leer la prensa digital me entran unos escalofríos que ya estoy malo por lo menos hasta las diez y diez. Que es la hora elegida por los relojeros para exponer sus máquinas. ¿Te habrás fijado, no?
El zangoloteo (desde que no oía esta palabra) está a la orden del día en el convulso panorama político. Los bailes que tan bien dirigiera el chiquito de La Aldea en sus reiterados fichajes, se han contagiado hasta el punto de hallarnos en puertas de una pandemia. No escapa formación alguna. Ni los manuales de instrucciones son capaces de parar esta sangría. En cada pueblo hay una casuística. A este paso habrá que pensar muy seriamente que una de las infraestructuras necesarias deberán ser los manicomios. Claro, no me digas que estos trasvases, estas tomas de posiciones, este querer colarse a toda costa en las candidaturas, no es algo de locos. Y como los aspirantes creen tener siempre la razón, amén de pensar que el resto no (incluidos los que vamos a votar), entienden, piensan y estiman que cualquier declaración deberá ser admitida por el populacho con la coletilla de sí, bwana. Y un jamón.
Los socialistas de El Rosario (o La Esperanza) andan a la greña desde ha bastante. Y ni lo disimulan ni lavan los trapos en casa. Doña Ana Lupe alega recibir mucha presión vecinal (esa canción de ‘me convencieron’ es letra muy recurrente). Y especula, muy seriamente, recurrir a la consabida creación de otro chiringuito (las siglas son lo de menos, pero le adheriremos la etiqueta socialista para que se vea que no hemos perdido el norte). Yo no quería, pero me presionan tanto que uno no puede resistir hasta más allá de sus límites naturales, y la condición humana flaquea, y… yo quiero seguir, coño, que en esta burbuja no se vive tan mal, cobramos bien y todo eso. O sea, que con el todo incluido cabe preguntarse lo de a quién le amarga un dulce.
Lo de Nueva Canarias, que Román acciona a su antojo desde las magníficas instalaciones del Mencey (qué portento de hombre: parlamentario, consejero del Cabildo de Gran Canaria, presidente de su organización, ojeador, contratista, fichador (me la acabo de inventar: el que ficha)…) va para tesis doctoral (anímense, me ofrezco para dirigirla). Allá por La Gomera, esa isla por la que siento especial predilección, uno de sus candidatos ha puesto de relieve que su plancha estará integrada por personas sin vinculación anterior a la política. ¡Oh!, tuvo que subir mi mujer a preguntarme qué me ocurría cuando escuchó desde la cocina las carcajadas. Lo dicho, un estudio más profundo que este mísero post bloguero es menester. Porque si abrimos la aspiradora y rebuscamos en la bolsa, lo mismo morimos del tufo. Es tal la mezcla de residuos que va a ser falta mucho más que un médico para exterminar la plaga de virus y bacterias. ¿Habrán tenido vergüenza alguna vez?
Y si hasta aquí llegaste en tu lectura, ya te habrás cuestionado el porqué de la fotografía. Es que cuando la vislumbré ayer en Diario de Avisos, ya no supe qué pensar. Me quedé en fuera de juego. Y no me pude contener. Porque les juro que no pensaba escribir una línea de la nueva adquisición ramblera de Domínguez. Mujer de amplio recorrido y experta saltadora de vallas (todo en lenguaje político, faltaría más). Basta saber una miaja de su trayectoria saltimbanqui. Después de la marcha del borracho (así lo calificó en sus declaraciones el ahora asesor de la señora o señorita Falcón, el señor Reyes: en sus declaraciones: “No hay borrachos ni gente corrupta”) y dado que en el pueblo no hay gente pa´ tanta plancha, al Partido Popular no le quedó más remedio que recurrir a las viejas glorias.
Se comenta en los mentideros políticos que no menos de seis candidaturas habrá en este próximo mayo en el bello pueblo norteño. Y me puse a repasar los resultados habidos en 2011. A saber, PSOE: 1479; CC-AIS: 1409; PP: 217; CICAN: 182; CDL: 58; Nulos: 43; En blanco: 42. Con un altísimo porcentaje de participación, por cierto, un 84%.
Si analizamos los brincos habidos por los riscos del Mazapé y otros callaos de Las Aguas, extrapolamos varias cantidades de irracionales, estimamos las valías de cada cual, aplicamos la raíz cuadrada al logaritmo neperiano, establecemos cuotas de representatividad, intuimos que los que votaron a unos ahora lo harán a otros, aplicamos la derivada de la función y el conjunto de las infinitas primitivas (no sigo porque se me pasa la fecha de la cita con las urnas), deduzco que si el PSOE obtiene ahora una cantidad de votos similar puede gobernar con mayoría absoluta. En sus manos está. Y equipo para ello tiene. Valía, sobrada. Y ya está. Si me quieres llamar adivino, no sería la primera vez. Cuando me presenté a las elecciones municipales en 1983, en un mitin en el polideportivo de mi barrio (Toscal-Longuera) vaticiné que tenía más posibilidades de salir el otro candidato del barrio (Tomás, número 16 de la lista) que el número 8 (también del barrio) de otra candidatura. Nosotros obtuvimos quince concejales y los otros seis. Éxito que jamás se ha visto correspondido en La Primitiva. El que nace lechón…
A los rambleros que conozco, bastantes, les aconsejo que voten al Partido Socialista. Merecen que se les brinde la posibilidad de gobernar con tranquilidad durante cuatro años. Luego, vistos los resultados, premio o castigo. Al tiempo, para mi pueblo, hagan lo que yo: cojan el programa del PP y juzguen ustedes mismos. Mucha apariencia, mucha fachada y poco contenido, salvo unos meses de prisas empichadas.
Hasta mañana, mis incondicionales.

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