Nado en un
mar de dudas. Vivo sin vivir en mí, que diría Teresa de Cepeda y Ahumada. Lo
mismo lo dejo al menos hasta el 25 de mayo. Debe ser esta la segunda o tercera
tentación. Porque me levanto con la mejor de las intenciones y al rato de
ponerme a leer la prensa digital me entran unos escalofríos que ya estoy malo
por lo menos hasta las diez y diez. Que es la hora elegida por los relojeros
para exponer sus máquinas. ¿Te habrás fijado, no?
El zangoloteo
(desde que no oía esta palabra) está a la orden del día en el convulso panorama
político. Los bailes que tan bien dirigiera el chiquito de La Aldea en sus reiterados
fichajes, se han contagiado hasta el punto de hallarnos en puertas de una
pandemia. No escapa formación alguna. Ni los manuales de instrucciones son
capaces de parar esta sangría. En cada pueblo hay una casuística. A este paso
habrá que pensar muy seriamente que una de las infraestructuras necesarias
deberán ser los manicomios. Claro, no me digas que estos trasvases, estas tomas
de posiciones, este querer colarse a toda costa en las candidaturas, no es algo
de locos. Y como los aspirantes creen tener siempre la razón, amén de pensar
que el resto no (incluidos los que vamos a votar), entienden, piensan y estiman
que cualquier declaración deberá ser admitida por el populacho con la coletilla
de sí, bwana. Y un jamón.
Los
socialistas de El Rosario (o La
Esperanza) andan a la greña desde ha bastante. Y ni lo
disimulan ni lavan los trapos en casa. Doña Ana Lupe alega recibir mucha
presión vecinal (esa canción de ‘me convencieron’ es letra muy recurrente). Y
especula, muy seriamente, recurrir a la consabida creación de otro chiringuito
(las siglas son lo de menos, pero le adheriremos la etiqueta socialista para
que se vea que no hemos perdido el norte). Yo no quería, pero me presionan
tanto que uno no puede resistir hasta más allá de sus límites naturales, y la
condición humana flaquea, y… yo quiero seguir, coño, que en esta burbuja no se
vive tan mal, cobramos bien y todo eso. O sea, que con el todo incluido cabe
preguntarse lo de a quién le amarga un dulce.
Lo de Nueva
Canarias, que Román acciona a su antojo desde las magníficas instalaciones del
Mencey (qué portento de hombre: parlamentario, consejero del Cabildo de Gran
Canaria, presidente de su organización, ojeador, contratista, fichador (me la acabo de inventar: el
que ficha)…) va para tesis doctoral (anímense, me ofrezco para dirigirla). Allá
por La Gomera,
esa isla por la que siento especial predilección, uno de sus candidatos ha
puesto de relieve que su plancha estará integrada por personas sin vinculación
anterior a la política. ¡Oh!, tuvo que subir mi mujer a preguntarme qué me
ocurría cuando escuchó desde la cocina las carcajadas. Lo dicho, un estudio más
profundo que este mísero post bloguero es menester. Porque si abrimos la
aspiradora y rebuscamos en la bolsa, lo mismo morimos del tufo. Es tal la
mezcla de residuos que va a ser falta mucho más que un médico para exterminar
la plaga de virus y bacterias. ¿Habrán tenido vergüenza alguna vez?
Y si hasta
aquí llegaste en tu lectura, ya te habrás cuestionado el porqué de la
fotografía. Es que cuando la vislumbré ayer en Diario de Avisos, ya no supe qué
pensar. Me quedé en fuera de juego. Y no me pude contener. Porque les juro que
no pensaba escribir una línea de la nueva adquisición ramblera de Domínguez.
Mujer de amplio recorrido y experta saltadora de vallas (todo en lenguaje
político, faltaría más). Basta saber una miaja de su trayectoria saltimbanqui.
Después de la marcha del borracho (así lo calificó en sus declaraciones el
ahora asesor de la señora o señorita Falcón, el señor Reyes: en sus
declaraciones: “No hay borrachos ni gente corrupta”) y dado que en el pueblo no
hay gente pa´ tanta plancha, al Partido Popular no le quedó más remedio que recurrir
a las viejas glorias.
Se comenta en
los mentideros políticos que no menos de seis candidaturas habrá en este
próximo mayo en el bello pueblo norteño. Y me puse a repasar los resultados
habidos en 2011. A
saber, PSOE: 1479; CC-AIS: 1409; PP: 217; CICAN: 182; CDL: 58; Nulos: 43; En
blanco: 42. Con un altísimo porcentaje de participación, por cierto, un 84%.
Si analizamos
los brincos habidos por los riscos del Mazapé y otros callaos de Las Aguas,
extrapolamos varias cantidades de irracionales, estimamos las valías de cada
cual, aplicamos la raíz cuadrada al logaritmo neperiano, establecemos cuotas de
representatividad, intuimos que los que votaron a unos ahora lo harán a otros,
aplicamos la derivada de la función y el conjunto de las infinitas primitivas
(no sigo porque se me pasa la fecha de la cita con las urnas), deduzco que si
el PSOE obtiene ahora una cantidad de votos similar puede gobernar con mayoría
absoluta. En sus manos está. Y equipo para ello tiene. Valía, sobrada. Y ya está.
Si me quieres llamar adivino, no sería la primera vez. Cuando me presenté a las
elecciones municipales en 1983, en un mitin en el polideportivo de mi barrio
(Toscal-Longuera) vaticiné que tenía más posibilidades de salir el otro candidato
del barrio (Tomás, número 16 de la lista) que el número 8 (también del barrio) de
otra candidatura. Nosotros obtuvimos quince concejales y los otros seis. Éxito
que jamás se ha visto correspondido en La Primitiva. El que nace lechón…
A los
rambleros que conozco, bastantes, les aconsejo que voten al Partido Socialista.
Merecen que se les brinde la posibilidad de gobernar con tranquilidad
durante cuatro años. Luego, vistos los resultados, premio o castigo. Al tiempo,
para mi pueblo, hagan lo que yo: cojan el programa del PP y juzguen ustedes
mismos. Mucha apariencia, mucha fachada y poco contenido, salvo unos meses de
prisas empichadas.
Hasta mañana,
mis incondicionales.
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