Pues sí,
estimados amigos, tras unos días de retiro voluntario (que no de ejercicios
espirituales) vuelvo a la tarea con demasiados tintes de duda y desconfianza.
Reconozco que no es buen síntoma, pero este cúmulo informativo que nos aplasta
me acongoja con cierto malvivir manifiesto.
La lectura
este pasado fin de semana de la ración diaria de prensa digital (a veces me
pregunto cómo subsiste la impresa) me llevó a garabatear cuatro notas que me
dieran pie al pertinente comentario.
Ninguna de
ellas guarda relación con los anuncios de presentación de las candidaturas en
estos municipios norteños. Aunque observo que en algunas formaciones la tan
cacareada renovación ha consistido en echar mano de animales (racionales)
prehistóricos para conformar las listas. Muestra inequívoca de los malos
momentos que atraviesa la militancia política. Y en lo de brindar la tan
cacareada igualdad de oportunidades, gana por goleada el PP al relegar el papel
femenino a meros rellenos.
Detallemos
las seleccionadas con un primer párrafo a modo de titular (añadan subtítulo, si
lo estiman oportuno):
Medio millar de vecinos arropan a
Domingo González en su presentación como candidato a alcalde de Ingenio.
Antonio Morales y Román Rodríguez presentaron las líneas que marcarán su
trabajo en Cabildo y Gobierno, respectivamente.
Y se inicia
el desarrollo de la crónica:
En el Centro Cultural García Lorca y
arropado por medio centenar de vecinos y vecinas de la Villa de Ingenio…
Aclaro que
los subrayados son míos. Aunque el periodismo es carrera de letras, presupongo
que el autor de estas líneas sepa los que es una centena y un millar. De no ser
así, va el consejo para que abandone la pluma por una temporada y se ejercite
con un ábaco durante varias semanas. O más, en caso de ser estrictamente necesario.
Creo que la
ilustración de Morgan (Canarias7) es lo suficientemente clara como para emitir
más opinión al respecto. Pero es que demandar que se incremente hasta el doble
el número de visitantes para que la economía canaria salga a flote y el número
de parados (incluyan los que deben hacer las maletas) se reduzca a la mínima
expresión, raya la indecencia más absoluta. Veinticuatro millones de turistas,
¿no será demasiado peso para estas plataformas?
Los limpios,
impolutos, castos y ejemplos de todo y más mucho están tardando para demandar
al concejal santacrucero Pedro Arcila (Sí se puede), imputado por malversación
de caudales públicos, que arranque la caña. Ya que no se le ha visto el detalle
de hacerlo por iniciativa propia. Mucho columbrar pajas en ojos ajenos y al
final viene a resultar que los contumaces perseguidores de trapisondas varias
en personal foráneo se han olvidado de realizar los actos de contrición con que
nos sermonearon los curas en nuestra etapa colegial.
Creo a Griñán
y a Chaves cuando manifiestan no haberse enterado del fraude de los EREs.
Porque son siempre, y a la historia me remito, cargos intermedios los que
realizan tales fechorías. Ahora bien, escudarse en tal circunstancia para no
asumir responsabilidades políticas por los embrollos de sus subordinados, va a
ser que no. Porque si un alcalde, por ejemplo, delega una competencia en un
concejal que merece toda su confianza y luego este le sale rana y mete la pata,
cuando no la mano, los dos a freír chuchangas, que las arcas públicas deben ser
gestionadas con ópticas de suma transparencia.
Rosa Díez
arremete contra los que la abandonan por arrimarse al sol que más calienta. Parece
que el fenómeno de Ciudadanos está causando más daño que el previsto. Y no es
solo el PP la diana de los movimientos tectónicos producidos. Las operaciones
del acomodo preelectorales son cíclicas. Por lo que bien haría la otrora
socialista en consultar a su espejito mágico, no vaya a resultar que ya no sea
la más guapa del entramado.
Dejo para el
final el espinoso asunto de los espeleólogos accidentados en Marruecos. No
entiendo cómo una expedición de tal calibre no tenga detrás una logística capaz
de prever una desgracia como la acaecida. De igual manera que en el suceso de
Los Alpes todo se ha reducido a la culpa del copiloto, en este hecho se
arremete contra las supuestas carencias del equipo de salvamento. Si fueron
localizados cinco días después de producidos los hechos (me limito a trasladar
lo que leo), algo, o mucho, debió quedarse al albur. Cuando un alpinista corona
el Everest, bueno sería recordar todo lo que hay detrás, ese ingente equipo
humano y los recursos materiales que lo han hecho posible. De nada me vale (y a
los pobres que han perdido la vida, mucho menos) que un supuesto jefe de la expedición
me venga ahora a poner a caer de un burro a las autoridades marroquíes, cuando
tuvo que pasar tanto tiempo para percatarse de que algo grave podía haber
tenido lugar. En esta sociedad tan avanzada tecnológicamente, estas
incomunicaciones no son comprensibles. Es mi opinión, oiga.
Hasta mañana.
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