lunes, 27 de abril de 2015

Fuel

Después de unos paseos por las cercanías, y tras sufrir un incendio en el puerto de Las Palmas, el pesquero ruso Oleg Naydenov se hundió al Sur de Gran Canaria el pasado día 14. Suerte republicana que tuvo el susodicho. Ahora descansa en las profundidades marinas a unos 2700 metros.
Si cuando tú margullas un rato y sales con un dolor de oídos tremendo, imagínate el dolor de panza que debe tener el barco de marras. Con unos depósitos cargados de combustible (estaba listo para salir a faenar con unas 1500 toneladas), tanta presión está soportando (las leyes de la Física son inexorables) que el pobre se está dejando ir. Y ha tenido que soltar lastre por los primeros recovecos (tres orificios) que encontró a mano de timón. Vuelven a ser (ahora es la ministra Pastor la encargada de dar a conocer la tragedia) unos hilillos apenas (de 5 a 10 litros por hora) que salen por las tres fugas detectadas por el robot alquilado al efecto y que nos llegó de los países nórdicos. Con los que el ministro Soria guarda excelentes relaciones desde que se aficionó a la pesca del salmón (gratis)
Se hallan, parece, en la etapa de estudio para sellar los salideros. Ojalá les vaya bonito, porque si los tanques llegasen a explotar, mucho fuel (Del ingl. fuel, sustancia combustible. 1. m. Fracción del petróleo natural, obtenida por refinación y destilación, que se destina a la calefacción) quedaría a la deriva y a merced de movimientos demasiados aleatorios.
Puede que a los periodistas ya nos les guste el verbo salir. Y por ello recurren a otro (emanar) con el que se equivocan rotundamente al considerarlo sinónimo de manar. Nada más lejos de la realidad. Pero como visten los giros y los modismos, ahí tenemos también unas aves petroleadas que te dejan desconcertado. Sí, petrolear es vocablo recogido en el diccionario. Aun así, no acabo de habituarme.
Como las corrientes nos fueron favorables en la primera semana, casi saltamos de alegría cuando la masa viscosa navegaba para otras latitudes más bajas. Ni se nos pasó por la cabeza que los restos se dirigieran a cualquier país africano. Y si así fue, no nos preocupamos lo más mínimo. Negro sobre negro no se iba a notar. Fuimos contando: cuarenta, sesenta, y así hasta doscientos kilómetros. Por mucho que dijeran los pescadores de Arguineguín que la mar es traicionera y que mareas y corrientes podían jugarnos una mala pasada, hicimos caso omiso.
Unos helicópteros y un par de lanchas vigilaban la trayectoria de la mancha que se alejaba. Los gobernantes de Canarias reclamaban más competencias. Aquí todo se arregla así. Los de Madrid argumentaban que todo estaba bajo control. Como siempre. En la capital saben mucho de derrames y las prácticas en el Manzanares se las saben de carrerilla.
De repente, casi sin avisar, Veneguera, Tasarte, Tasartico y algún paraje más de aquellos lares de la Gran Canaria se vieron invadidos. Y no de langosta africana. Unos hermosos roletes de material azabache se adherían a los callaos. Saltó la alarma y se inició el pesaje de la sustancia (alquitrán, piche, chapapote, asfalto…). Quince kilos, veinte kilos, veinticinco kilos… Pon cincuenta, y redondeamos. ¿Dónde lo echamos? Pongan la plastilina en bolsas de cuarto kilo y vayan repartiendo entre los políticos de más alto rango. Comiencen por José Manuel, por ejemplo.
Este pasado fin de semana hubo guardia permanente. Quedaron cancelados todos los permisos y la tropa quedó a disposición del cabo furriel para elaborar los cuadrantes en todos los puestos. Pobres novias. ¿Te acuerdas de aquellos tiempos?
Las costas de Tenerife y La Gomera (las orientadas al Sur) fueron objetivo de muchos ojos que acechaban por si el gasóleo (De gas y óleo. 1. m. Fracción destilada del petróleo crudo, que se purifica especialmente para eliminar el azufre. Se usa normalmente en los motores diésel y como combustible en hogares abiertos) iba a fastidiar el atractivo turístico de los cetáceos. Se dispararon las alarmas y las redes sociales echaron chispas, con el peligro que tal hecho conlleva manejando productos inflamables.
No aprendemos. Cierro el comentario tras haber dado carpetazo a todos los medios de comunicación. Cuando me levante el lunes (ya este post, debidamente programado, habrá visto la luz), tendré noticias de cómo va la mancha, de cuántas vueltas ha dado por esos mares tranquilos. Y si este verano no puedo ir unos días para Playa San Juan, me quedo en mi casa y me dedicaré a pintar algunos hierros oxidados. Si antes no me han llamado para asesorar de cualquier cosa. Porque no es un problema de tiempo sino de capacidad. Y de ambos aspectos voy sobrado. O es que dudas de que si lo hubiese puesto por obra, sería ahora mismo presidente del Cabildo… No te rías. ¿Por qué no puedo manifestarlo yo y sí cualquier candidato? ¿Acaso soy menos?
Hasta mañana.

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