Del ejemplar
de esta revista (monográfico a Tacoronte), publicado el 3 de octubre de 1926,
selecciono las páginas que inserto a continuación. La relación del poeta y
maestro José Galán Hernández con este pueblo de Los Realejos es asimismo más
que evidente. Plumas mucho mejor cortadas que la mía saben bastante del
particular, por la que este pasaje es mero anecdotario.
No, nada que
comentar a los resultados del domingo. ¿Valdría para algo? Los pueblos dictaron
sentencia y como tal se acata. Como ese día estuvimos de cumpleaños familiar,
infinitas fueron las conversas electorales. Increíblemente agotado acabé, por
lo que estoy pensando hacerle caso a doña Esperanza Aguirre y tomarme un año
sabático. Y la prueba de este evidente cansancio es que ayer lunes eran tantas
las ganas de escribir que aquí tienes la prueba de mis disminuidas energías. Y
eso que los valores de la analítica que me hice la pasada semana no me
señalaron ni un asterisco. Ni colesterol, ni azúcar, ni ácido úrico, ni
triglicéridos, nada, como una puncha. Seguiré caminando. Y mientras realizo el
ejercicio, llevaré lápiz y un pedazo de papel por si me surge una décima. Menos
mal que El Giro me tiene entretenido.
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