Esta semana
me dio por la añoranza (¿me estaré volviendo viejo?). La inicié con el
recordatorio de la presentación de uno de los libros de Álvaro (Cancionero
Popular), allá por el ya lejano 1988. Y mientras revisaba aquellos artículos
publicados en El Día, tropecé con otro que también me llamó la atención.
En los
primeros cursos de funcionamiento del colegio público Toscal-Longuera, habiendo
quedado atrás la experiencia política en el ayuntamiento de Los Realejos, se
llevaron a cabo diversas actividades. Se trataba, así lo entendió toda la
comunidad educativa, de poner en valor el recién inaugurado centro docente,
tras muchos años dispersos por diferentes instalaciones del barrio. Había que
aprovechar la feliz circunstancia. La fructífera acción de la Consejería de
Educación, bajo los mandos del mejor timonel habido en la Autonomía, Luis
Balbuena, y con la inestimable aportación de los terrenos por parte de las
corporaciones locales, hacía posible que se abriera el campo de acción, que no
quedara la actividad escolar entre las cuatro paredes del aula. Felices y
benditos años aquellos en lo que la implicación de todos los sectores era total
y absoluta.
En el mes de
diciembre de 1988 celebramos una exposición de setas. Tras la conclusión de
dicha experiencia, y según hice constar en el periódico reseñado el día 16 de
dicho mes, tuvimos que colegir que la iniciativa se nos desbordó. Para bien,
por supuesto. Y que podría haberse bautizado bajo el paraguas de Jornada
Micológica [Micología. (Del gr. μύκη,
hongo, y -logía). 1. f. Ciencia que trata de los hongos.] a tenor
del éxito alcanzado. Tanto que la excusa de obtener unas pesetas para el viaje
de fin de curso, se derivó en un acontecimiento de difícil superación. Y como
fui partícipe del hecho, estás en pleno derecho de tacharme con etiquetas de
falsa modestia. Como no existían estos nuevos medios de comunicación inmediata,
del acontecer solo quedó escasa constancia. Si llegamos a tener Facebook, ni te
cuento.
Reproduzco el
artículo en cuestión:
“Exposición
de setas en Los Realejos
Ni por asomo
se pensaba en la comunidad educativa de Toscal-Longuera que aquello que se iniciaba
como una actividad extraescolar más, fuese a convertirse en un acontecimiento
que vino a trascender gratamente más allá, mucho más allá, de las lindes de
este ámbito escolar.
Esta
experiencia vino a demostrar que se pueden alcanzar grandes objetivos con la
colaboración de cuantos elementos se implican en el proceso educativo.
El inicio, el
arranque, fue un tema, como tantos otros, del área de Naturales: los hongos. Se
pretendió complementar la teoría, la frialdad del aula, con la práctica, el
ámbito natural.
Como
preámbulo, amén del ofrecimiento de un padre de una alumna –El Sr. Detlef
Dreisörner– verdadero especialista en la materia, una visita a un cultivo de
champiñones. Fue el aperitivo con el que crear el ambiente adecuado para el
posterior desarrollo de la experiencia.
Y salieron de
mañana –con la fresca– en busca de la mercancía. Y tras un día de campo, de
aprender in situ lo que, tal vez, en los libros no aparece, de respirar
Naturaleza, de hacer acopio de energía vital con la que poder afrontar futuros
aconteceres, retorna la tropa con algo más de lo que en principio se preveía.
Y con
ilusión, con entusiasmo, bajo la atenta dirección del experto, con la
inestimable colaboración de Isidro Felipe, del Movimiento Ornitológico Halcón
Tagarote, que se desvivió por el hecho y al que invito a que se manifieste
sobre el evento con más conocimiento de causa que el que esto suscribe, se expuso
aquella avalancha de setas que pacientemente se habían recogido en el monte
realejero.
Y en aquel
ambiente, que intentaba plagiar el natural, setas comestibles, venenosas –algunas
mortales– y otras sin especial valor culinario compartieron unos días para general
regocijo de aquellos que estimaron oportuno visitar la exposición.
Entre los que
se invitaron hubo ausencias significativas que preferimos silenciar. No obstante,
la satisfacción, enorme satisfacción de comprobar la enorme cantidad de
personas, tanto alumnos de otros colegios como particulares, que se dieron
cita. A destacar la increíble aceptación por parte de la colonia extranjera.
De la
cantidad de setas recogidas puede dar muestra los buenos kilos vendidos por el
alumnado de octavo, que hizo subir algunos duros las arcas para el viaje de fin
de curso.
Han sido solo
dos días, pero, a buen seguro, el arranque para futuras Jornadas Micológicas
con muchas más aspiraciones y pretensiones”.
Puede que en
el colegio haya constancia fotográfica de aquella época. O quizás Isidro, hoy
en labores de prensa y documentación en nuestro ayuntamiento y valedor de la
actividad que se deja mencionada y que ya andaba cámara en ristre, revise en su
ingente archivo y sorprendernos de… lo jóvenes que éramos.
Termino con
una invitación. Si mañana a las ocho de la tarde no tienes nada mejor que
hacer, ve al local de la
Asociación de Vecinos de La Carrera, donde Javier
Dóniz dará una charla sobre volcanes. Y te juro que no solo sabe la tira de
lavas, bombas, piroclastos, chimeneas, pitones y demás, sino que lo explica de
tal manera que lo entiendes y te engancha. Fíjate tú que yo voy a repetir.
Hasta mañana.
Sean felices.
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