El tiempo se
nos va de las manos. Corre como un demonio. En un par de meses hará la friolera
de 34 que unos entusiastas directivos de unas asociaciones recién estrenadas
luchaban para que la educación de sus hijos mereciese toda la atención posible
por parte de las autoridades de la época. Las corporaciones locales se hallaban
en el meridiano de su primer mandato democrático y bastante tenían con ir
dotando al sector de las mínimas infraestructuras para que alumnos y maestros
desarrollasen una labor digna. Se adquirieron terrenos para la construcción de
colegios y se pusieron a disposición de la aún Junta de Canarias (etapa
preautonómica). Tanto aquí como en Madrid los gobiernos de UCD comenzaban a dar
sus últimas bocanadas. Sería luego, con el primer gobierno de estas islas,
presidido por Jerónimo Saavedra, cuando se acomete, bajo la batuta de un consejero
excepcional, Luis Balbuena, la transformación radical del sector educativo en
unas islas que se habían caracterizado por un índice de analfabetismo que rayó
siempre en el escándalo más obsceno.
A finales de
la década de los setenta surgieron las tres primeras Asociaciones de Padres (lo
de AMPAs vendría mucho más tarde). Eran, en el papel, en los estatutos,
asociaciones de padres, pero fueron siempre de madres. Y algo, o mucho, me
correspondió vivir. Invito a cualquier directivo actual de la del colegio
Toscal-Longuera a que me haga llegar los libros de actas de aquellos primeros
años, porque mucho se podría escribir de acciones acometidas para lograr, entre
otras muchas cosas, que los escolares dispusiesen desde el primer curso de su
creación (era una agrupación escolar mixta) los libros de texto y el material
escolar a cambio de una módica cuota e independientemente del número de
hermanos que estuviesen matriculados.
Cuando tres
décadas y media después leo cómo se echan flores las concejalías de turno,
siento rabia contenida por no haber sido capaces de interpretar una historia
que ya estaba escrita. Puede que muchos de esos concejales sean producto de la
etapa del progreso elitista en centros privados. Y como los malos estudiantes,
al final recalan en ‘lo público’.
De aquel
entonces me encontré un papel escrito a máquina. Que te transcribo:
«En reunión
celebrada en los locales de la APA “Longuera-Toscal” de Los Realejos, el día 12
de diciembre de 1981, estando presentes los presidentes de las Apas “Pérez
Zamora”, “Agustín Espinosa” y “Longuera-Toscal”, así como representación de
padres de los colegios “San Sebastián”, “Icod el Alto” y “Mencey Bentor”, con el
fin de estudiar la nota oficial del MEC (División de Extensión Educativa),
aparecida en la prensa el 9 de los corrientes, acuerdan hacer público el
siguiente comunicado:
En el curso
80-81 los alumnos de los colegios estatales (públicos) solicitaron gran cantidad
de ayudas, a las que el MEC solamente ha contestado en una mínima parte, no
concediéndose, en ningún caso, ayuda alguna para EGB, habiendo supuesto un
respetable desembolso económico motivado por impresos, traslados a Santa Cruz y
otras localidades para las certificaciones correspondientes a la situación
económico-social, problema que se vio agudizado en las clases menos pudientes
(viudas, parados, pensionistas, incapacitados…), y todo ello para no haber
conseguido ayuda alguna, y lo que es peor, ni siquiera se han dignado a
comunicar nada al respecto cuando la Delegación cobró 30 pesetas por cada impreso,
siendo 20 de ellas para franquicia.
Las
Directivas de las Asociaciones de Padres se ven en el dilema de cómo presentar
a los padres una nueva petición de ayuda para el curso 82-83, cuando ni
siquiera ha habido respuesta a la petición para el presente curso, y si, por
otro lado, la citada nota dice textualmente: “En los niveles de Preescolar y
EGB sólo podrán concederse becas de enseñanza; esto es, para centros NO
ESTATALES, NO SUBVENCIONADOS, NI GRATUITOS”. Analizando esto entendemos que
cada año existe una mayor discriminación hacia los centros públicos en
beneficio de los colegios privados. ¿Qué se entiende entonces por igualdad de
oportunidades en la educación? Esta igualdad de oportunidades, ¿se consigue
acaso dándole más al que más tiene y negándole la posibilidad, hasta de comprar
los libros, a la mayoría, que son necesitados?
Y si por otra
parte la aportación del MEC para material que concede a los colegios ha ido
diminuyendo en una proporción, que contando con el incremento del coste de la
vida, llega a alcanzar hasta cotas del 20%, mayor perjuicio se está ocasionando
a los alumnos de los centros públicos.
Esperan estas
Asociaciones que por parte de la Delegación Provincial
del MEC se dé una respuesta a estos hechos que hacen que la situación de los
colegios estatales sea cada vez más problemática.
Por último, y
como consecuencia de estas inquietudes, se acuerda trasladar a la diferentes
Directivas, gestoras e interesados, el deseo de organizarse en una federación
de ámbito municipal para defender entre todos los legítimos derechos de los
colegios estatales de Los Realejos».
Fue así cómo
se sentaron las bases de lo que hoy es la Federación de Ampas ‘Godínez’, de la que tuve el
honor y la enorme satisfacción de ser su primer presidente. A través de ella se
canalizaron subvenciones para realizar diferentes actividades, que supusieron
un giro de 180º en este campo.
Interesante
tema para un trabajo más extenso. Me atrevo a sugerir que incluso para desarrollar
una tesis doctoral. Invitados quedan pedagogos y maestros para emprender tan
loable iniciativa. Si ignora mucho de aquellos años en que tales movimientos
removieron los cimientos de una sociedad anquilosada. Pero como vamos ahora tan
deprisa (salvo Fernando Alonso), creemos que siempre hemos sido afortunados. Y
no. Cuatro o cinco décadas atrás, no más, padecimos penurias. Vaya que sí.
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