Ayer este
blog cumplió seis años. Se va haciendo mayor, pero aguanta. Ni la ley mordaza
(con minúscula) ni sus mentores políticos han podido con él. Más de mil setecientas
entradas (las prefiero a post) y, gracias a ustedes, bastantes millares de
visitas a sus páginas. Comentarios habrá, me imagino, para todos los
(dis)gustos. Y si no, como pienso seguir currando, persiste en su lectura por
si una día te sorprendo.
Ayer,
también, fue una jornada interesante. Muchos estudiantes universitarios, de un
lado, y otras personas que trabajan en la capital tinerfeña, de otro, me
agradecieron que hubiese encontrado la solución a las colas tempraneras de la TF-5 sin necesidad de
recurrir a baipás alguno. Hube de reconocer que el mérito, casi exclusivo, no
era mío, sino de mi alcalde pluriempleado. Tanto que no acudió a la última
sesión plenaria (ya te quedas menos, Adolfo, al menos hasta 2019, porque cada
día despierta más gente). Era más importante lucir palmito en la entrega de
ciertos premios. Por eso regala metopas en el pueblo a diestro y… diestro. Ha
encargado a concejales y enchufados que busquen personas, no importa edad ni
sexo, que destaquen en cualquier faceta (vale jugar a las chapas) para la foto.
Yo estoy temblando. Porque valer, valgo. La pena, insisto, es que sigamos
pagándole, y muy bien, desde la Villa de Viera.
Y antes que
se vaya definitivamente a ocupar puestos de mucha mayor responsabilidad y
relevancia (mejor remunerados, por cierto), le propongo que haga en Realejo
Alto la misma operación que llevó a cabo en Los Príncipes (Realejo Bajo). ¿Ya
te pagó, Manolo, o eso queda en familia? Enfila la calle El Llano, de
permanente conflicto en horas de entrada y salida en los colegios de la zona,
hacia la carretera nueva de La
Cruz Santa. Es apenas un cachito. Y lo puedes disimular
metiéndola en el Plan de Barrios, aunque se cabreen los de la capital (de
arriba). Que no son ningún barrio. Hasta a mí se me está pegando cada vez que
cruzo Godínez.
Con tantos
preámbulos e incisos, casi no llego. El consejero de Presidencia, Justicia e
Igualdad, el portuense Aarón Afonso, va a elaborar un Estatuto para los altos
cargos. ¿Cuántos años de autonomía llevamos? En el documento se pretende
establecer un código de conducta que determine deberes, obligaciones (yo creía
que ambos conceptos son sinónimos, pero él sabrá más), responsabilidades e
incompatibilidades. Reitero, ¿cuántos años de autonomía llevamos? ¿Nos toman el
pelo? Conmigo lo llevan claro. ¿Cuántos altos cargos ha habido desde que este
estado español se descentralizó? ¿Y aún no sabían qué es lo que tenían que
hacer? Porque lo de deberes y obligaciones, manda los huevos de El Teide. Es
decir, si no voy mal encaminado, que hasta ahora de transparencia, nada.
Opacidad total. Cada cual rascándose los bajos fondos y dando cuenta al maestro
armero de su labor, Supuesta, por supuesto. Manda aquello, otra vez.
Y ya que
estamos con la limpidez, démonos un salto a La Gomera. Que lo necesito, pues
hace ya varios meses que no voy. Allí, Casimiro no se ha destacado jamás por su
nitidez. Lo suyo raya más bien el oscurantismo. No me extraña que se halle bajo
investigación en ciertos asuntillos.
Toda la
oposición en peso se ha quejado porque el presidente de aquel Cabildo no mostró
en el pasado pleno del 18 de septiembre una actitud muy adecuada con un
consejero cuando argumentaba una moción presentada a la consideración del
órgano de gobierno antes citado. Se me ocurre:
Me alegra que
todos los grupos, salvo el que gobierna (Casimiro, Casimiro y Casimiro), se
hayan puesto de acuerdo para este reproche. Porque si cuando era socialista debía,
aunque no demasiado sujetarse a unos dictados, ahora que acapara la institución
con sede cercana a la Torre
del Conde y la mayoría de ayuntamientos (amén de sentirse mimado en Teobaldo
Power y vete a saber con qué nos sorprende en esta inminente convocatoria de
elecciones generales), me temo que lo que un servidor ha escuchado del
personaje en sus continuos viajes se incremente de manera notable. Antes, casi
intocable, y en la actualidad, sagrado y bajo palio.
Cuando leí la
noticia me acordé del anterior alcalde de San Juan de la Rambla. Personaje
de tristes recuerdos en los debates de cuanta sesión plenaria presidió. Y que
al gomero no es la primera vez que se le detectan unos parámetros de más, con
el inconveniente de dar fluidez a una conversa, máxime en reuniones de tal
porte y calado, nada descubro que no sea vox pópuli.
Par darle
barniz a la tan cacareada transparencia, demandamos más medios humanos y
materiales en el parlamento para que la televisión canaria lleve a todos los
hogares que hay dos baches en la carretera de Arure (que transite por
cualquiera de este Norte), que unos desaprensivos envenenaron cuatro perros de
caza o que unas alimañas sin control masacraron un par de cabras en un corral
de Arguayoda. Silba bien alto. Y hasta ayer esa misma tele era un cortijo de
Paulino y Willy.
En cierta
ocasión, estaba yo en un establecimiento hotelero de la isla y llegó el “coche
de la autonómica”. Se bajó una persona con una cámara y se puso a esperar. Al
rato llegó la reportera… en un taxi. Y todavía pedimos más dotación. Qué bueno
es jugar con perras ajenas.
Procuraré
transparentarme este fin de semana, primero de octubre. Si lo consigo por la
zona de la barriga, me daré por satisfecho. Pórtense más o menos.
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