viernes, 2 de octubre de 2015

Transparencia

Ayer este blog cumplió seis años. Se va haciendo mayor, pero aguanta. Ni la ley mordaza (con minúscula) ni sus mentores políticos han podido con él. Más de mil setecientas entradas (las prefiero a post) y, gracias a ustedes, bastantes millares de visitas a sus páginas. Comentarios habrá, me imagino, para todos los (dis)gustos. Y si no, como pienso seguir currando, persiste en su lectura por si una día te sorprendo.
Ayer, también, fue una jornada interesante. Muchos estudiantes universitarios, de un lado, y otras personas que trabajan en la capital tinerfeña, de otro, me agradecieron que hubiese encontrado la solución a las colas tempraneras de la TF-5 sin necesidad de recurrir a baipás alguno. Hube de reconocer que el mérito, casi exclusivo, no era mío, sino de mi alcalde pluriempleado. Tanto que no acudió a la última sesión plenaria (ya te quedas menos, Adolfo, al menos hasta 2019, porque cada día despierta más gente). Era más importante lucir palmito en la entrega de ciertos premios. Por eso regala metopas en el pueblo a diestro y… diestro. Ha encargado a concejales y enchufados que busquen personas, no importa edad ni sexo, que destaquen en cualquier faceta (vale jugar a las chapas) para la foto. Yo estoy temblando. Porque valer, valgo. La pena, insisto, es que sigamos pagándole, y muy bien, desde la Villa de Viera.
Y antes que se vaya definitivamente a ocupar puestos de mucha mayor responsabilidad y relevancia (mejor remunerados, por cierto), le propongo que haga en Realejo Alto la misma operación que llevó a cabo en Los Príncipes (Realejo Bajo). ¿Ya te pagó, Manolo, o eso queda en familia? Enfila la calle El Llano, de permanente conflicto en horas de entrada y salida en los colegios de la zona, hacia la carretera nueva de La Cruz Santa. Es apenas un cachito. Y lo puedes disimular metiéndola en el Plan de Barrios, aunque se cabreen los de la capital (de arriba). Que no son ningún barrio. Hasta a mí se me está pegando cada vez que cruzo Godínez.
Con tantos preámbulos e incisos, casi no llego. El consejero de Presidencia, Justicia e Igualdad, el portuense Aarón Afonso, va a elaborar un Estatuto para los altos cargos. ¿Cuántos años de autonomía llevamos? En el documento se pretende establecer un código de conducta que determine deberes, obligaciones (yo creía que ambos conceptos son sinónimos, pero él sabrá más), responsabilidades e incompatibilidades. Reitero, ¿cuántos años de autonomía llevamos? ¿Nos toman el pelo? Conmigo lo llevan claro. ¿Cuántos altos cargos ha habido desde que este estado español se descentralizó? ¿Y aún no sabían qué es lo que tenían que hacer? Porque lo de deberes y obligaciones, manda los huevos de El Teide. Es decir, si no voy mal encaminado, que hasta ahora de transparencia, nada. Opacidad total. Cada cual rascándose los bajos fondos y dando cuenta al maestro armero de su labor, Supuesta, por supuesto. Manda aquello, otra vez.
Y ya que estamos con la limpidez, démonos un salto a La Gomera. Que lo necesito, pues hace ya varios meses que no voy. Allí, Casimiro no se ha destacado jamás por su nitidez. Lo suyo raya más bien el oscurantismo. No me extraña que se halle bajo investigación en ciertos asuntillos.
Toda la oposición en peso se ha quejado porque el presidente de aquel Cabildo no mostró en el pasado pleno del 18 de septiembre una actitud muy adecuada con un consejero cuando argumentaba una moción presentada a la consideración del órgano de gobierno antes citado. Se me ocurre:
Me alegra que todos los grupos, salvo el que gobierna (Casimiro, Casimiro y Casimiro), se hayan puesto de acuerdo para este reproche. Porque si cuando era socialista debía, aunque no demasiado sujetarse a unos dictados, ahora que acapara la institución con sede cercana a la Torre del Conde y la mayoría de ayuntamientos (amén de sentirse mimado en Teobaldo Power y vete a saber con qué nos sorprende en esta inminente convocatoria de elecciones generales), me temo que lo que un servidor ha escuchado del personaje en sus continuos viajes se incremente de manera notable. Antes, casi intocable, y en la actualidad, sagrado y bajo palio.
Cuando leí la noticia me acordé del anterior alcalde de San Juan de la Rambla. Personaje de tristes recuerdos en los debates de cuanta sesión plenaria presidió. Y que al gomero no es la primera vez que se le detectan unos parámetros de más, con el inconveniente de dar fluidez a una conversa, máxime en reuniones de tal porte y calado, nada descubro que no sea vox pópuli.
Par darle barniz a la tan cacareada transparencia, demandamos más medios humanos y materiales en el parlamento para que la televisión canaria lleve a todos los hogares que hay dos baches en la carretera de Arure (que transite por cualquiera de este Norte), que unos desaprensivos envenenaron cuatro perros de caza o que unas alimañas sin control masacraron un par de cabras en un corral de Arguayoda. Silba bien alto. Y hasta ayer esa misma tele era un cortijo de Paulino y Willy.
En cierta ocasión, estaba yo en un establecimiento hotelero de la isla y llegó el “coche de la autonómica”. Se bajó una persona con una cámara y se puso a esperar. Al rato llegó la reportera… en un taxi. Y todavía pedimos más dotación. Qué bueno es jugar con perras ajenas.
Procuraré transparentarme este fin de semana, primero de octubre. Si lo consigo por la zona de la barriga, me daré por satisfecho. Pórtense más o menos.

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