No es de extrañar
que en las palabras de clausura, a cargo del Gobernador, se dijera: ... Y
por tanto yo exijo y pido a todos los Alcaldes y demás autoridades dependientes
del Gobierno Civil, que agoten las posibilidades a su alcance para exigir
responsabilidad, pero responsabilidad efectiva, desde la pecuniaria hasta la
personal detención de todos aquellos que, por una criminal inhibición, no
cumplan con el deber de enviar a sus hijos a la Escuela.
Ello nos ratifica
en que, independientemente de los regímenes políticos, la situación fue la
misma hasta hace unos días. Por eso se insistirá en más de una ocasión que
aconteceres del siglo XIX se vivieron durante casi todo el XX. Más de una línea
de este trabajo, por arriba de circunstancias y fechas, pudo haber coincidido
perfectamente con avatares de la pasada década de los sesenta en ambientes
rurales de esta isla de Tenerife. Y el Norte siempre estuvo mejor comunicado
(?) que el Sur, por lo que todavía podemos presumir del recurso del consuelo.
Que ahora se torna lamento. Porque la prensa de aquel entonces nos daba norte
de un proyecto preñado de ilusión: el establecimiento del tranvía hasta el
Valle de la Orotava.
Cien años después, la trayectoria parece haber cambiado.
Espero que los estudiosos del fenómeno de la comunicación terrestre en esta
peña atlántica puedan obtener conclusiones que guarden alguna similitud con las
que aquí se plantean. En principio aparentan proporcionalidad inversa.
...Después vienen los que no
van á ninguna escuela... El triste muestrario de las criaturas á quienes se
deja de niños sin instrucción y se deja
de hombre sin pan desfila delante de mis
ojos. ¡Triste desfile el de estos capullos humanos!... ¡Y marchitos al
entreabrirse!... Cuando se abran, cuando quieran ser flores serán espectáculo
miserable.[1]
Sí, éste era el panorama de la infancia
madrileña en 1910. Con miles de niños sin educar y abandonados a su suerte en
calles, por falta de escuelas, por incuria y miseria de sus padres. Y se hizo
necesario elaborar un censo desde el
ayuntamiento. Porque si se era capaz de comprobar la situación real de la
capital, podría, por extensión saberse lo que acontecía en España. Y el
articulista manifestaba:
España entera, si quiere redimirse,
regenerarse, ser ayuda y no estorbo para las humanidades que van de cara al
porvenir, necesita afrontar y resolver el problema de la enseñanza.
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He estimado conveniente, para mantener la
adecuada secuenciación con el trabajo precitado, abarcar el intervalo histórico
comprendido entre la I
y la II Repúblicas,
aun cuando el enfoque de cómo discurrió la instrucción pública y si los
periódicos fueron fiel reflejo del devenir de la enseñanza, haya podido
diferir.
Se justifica el título por la necesidad de
acotar, en aras del rigor, el espacio geográfico a estudiar, pero que, por las
reseñas periodísticas, puede colegirse que la extrapolación de conclusiones
guarda un alto índice de fiabilidad.
Será la prensa, como fuente documental para la
reconstrucción del pasado histórico, el sostén principal de la investigación.
El exhaustivo análisis de los mensajes en torno al hecho educativo, sobre todo
en la prensa del Valle de la
Orotava, y de lo que otros periódicos publicaban del Norte,
así como editoriales, artículos, comentarios..., es lo que, con carácter general, determinará
el contexto del período investigado.
No es, en sentido estricto, historia del
periodismo; tampoco, historia de la educación. Sí es tratamiento informativo en
periodismo impreso del fenómeno educativo. Y este planteamiento desembocará,
irremediablemente, en los otros.
¿Por qué este período? El contenido de la Tesis Doctoral del
profesor don Ricardo Acirón Royo, nos encendió la luz del enfoque. Y el ya
aludido lamento de don Olegario Negrín Fajardo ante la carencia de trabajos que
trataran el fenómeno educativo canario fue el acicate para seguir aportando,
como también se indicó, granitos de arena. Dos aconteceres históricos de
significativa relevancia en nuestro país señalaron los jalones que
determinarían el intervalo a estudiar. Con sus prólogos y epílogos, con sus
preámbulos y conclusiones, con su antes y su después.
La interrogante a desarrollar podía
concretarse: ¿qué tratamiento dieron los medios de comunicación impresos del
fenómeno social educativo? Y a partir de ahí, vías y caminos que se abrían a
cada paso. Cada impulso suponía un nuevo reto: posturas de la prensa ante la
problemática educativa, la mediatización política de cabeceras, variaciones
posturales a través del tiempo, utilidad o no de la información periodística
como fuente histórica...
Siempre persiguiendo el criterio fundamental
de análisis de contenidos. Más, mucho más hemerográfico que archivístico. Más
periodístico que histórico. Buscando en aquél el adecuado contrapunto de éste.
Las respuestas a si los medios de comunicación trataron la hipótesis que se
dejó consignada con la suficiente claridad y profundidad que el hecho invita,
entendemos se desgranan –a la par que con la seriedad y rigor que una tesis
implica, con la adecuada amenidad que
otro cualquier tipo de posible lector pueda demandar–, con el detalle
pertinente en cada uno de los capítulos. Y en las conclusiones que hemos
obtenido, tanto el objetivo general trazado, como los que con carácter
específico se definieron posteriormente, se perfilan como satisfactoriamente
conseguidos. A la usanza y similitud de la puesta en práctica de una unidad
didáctica en alguna de las etapas educativas actuales, la evaluación final ha
venido a demostrar que contenidos procedimentales, conceptuales y
actitudinales, en consonancia con los objetivos previstos, teniendo en cuenta
los criterios de evaluación establecidos y contando con los recursos adecuados
han alcanzado una calificación de progresa adecuadamente.
Aunque las puertas siguen abiertas. Nos
agradaría que de la presente línea de actuación surgiesen nuevos caminos que
desbrocen un campo que todavía permite otros cultivos. Por lo que en las
conclusiones nos atrevemos a sugerir algunos. Y es que no sólo el marco
conceptual ofrece infinidad de combinaciones, sino que el histórico abarca un
etapa tan rica en contrastes, que cualquier enfoque de espacio y tiempo puede
ser válido.
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