viernes, 11 de diciembre de 2015

Decidido

Ya está. No medito más. Lo tengo decidido. Y lo hago público. La foto que ilustra el presente post es bastante significativa. No hay tajinastes ahora, pero sí flores de pascua. Rojas. Como las del cuento de Juan que hace unos días inserté en Pepillo y Juanillo, y cuyo enlace va a continuación por si no tuviste ocasión de echarle una visual en aquel momento: http://pepilloyjuanillo.blogspot.com.es/2015/11/juan.html.
Yo, como Juan, soy de campo. Mago, si te apetece. Y a mucha honra. Y detesto a quienes se mofan de la figura del campesino, del agricultor, del que jociquea tierra un día sí y el otro también. Más, mucho más en los tiempos que me correspondió vivir en La Gorvorana. En una enorme finca de platanera. En la que mi padre era medianero. ¿Medianero? Así lo mentaban. Que no aparcero que lleva a medias tierras o ganados u otros, a decir del DRAE.
Sabemos que la agricultura sigue en horas bajas. A pesar de concejales y consejeros a tiempo completo (para cobrar). Hay un mucho de entretenimiento antes que plena dedicación. El progreso conlleva las servidumbres de rigor. Pero los magos siguen en el candelero. Algunos venden libros a costa de ellos. Son los ilustrados. Otros se conforman con llenar el sombrero de telarañas en las romerías. Son los advenedizos. Ni los unos ni los otros han jalado jamás por la guataca.
El mago tiene fama de obstinado. Por ello, sin vuelta de hoja, yo también. Muchos son los que me comentan cada día qué necesidad tengo de estar siempre metido en berenjenales. Son los que se mueren de aburrimiento y estiran la pata al mes de haberse jubilado. La actividad me persigue. Y yo a ella. La ociosidad, como sinónimo de inútil o desocupado, no existe en mi vocabulario.
No tengo móvil. Presumo de ello. Pero me considero adepto, que no adicto, a Internet. Por lo que mis accesos a la red son a través del ordenador. Tan pachucho ya el pobre que no hace sino darme disgustos. Ayer, sobre mediodía, después de ir a La Cruz Santa a buscar el coche (que me pidió por estas fechas tan nombradas una nueva batería), comprobé que habíamos alcanzado (los chicos y yo) el cuarto de millón de visitas. Lo que me llevó a pensar en que más de uno debe estar enganchado. Los incondicionales, la razón de ser de estos comentarios. Mil gracias.
Ayer fue, asimismo, el día en que Rajoy e Iglesias visitaron estas peñas. Y leí en cierto periódico que en el mejor momento de su campaña. No lo entendí. El empeño de titular con ciertas dosis de atracción (las ventas están por los suelos) lleva a situaciones de esperpento. Como grotesco es el espíritu de mago (el otro, el de la chistera) que le entra a cada candidato. Una vez más el PP cae en la zanja de las promesas, cuando sabe que el más mínimo gesto de Merkel supone abandonar tales ideas y pasarse al club de todo para el pueblo pero sin el pueblo; mejor, dándole por donde le duela, y sin vaselina.
Las fotos en Facebook causan furor. Siento tremendo dolor, más que pena, observar cómo se ríen de jóvenes (pudieron ser mis alumnos) a los que utilizan sin rubor alguno. Que el llanto y el crujir de dientes (cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, pero vosotros echados fuera) sea leve. Bueno, les queda el recurso de Ciudadanos. No serían los primeros. Tampoco los últimos. Los vasos comunicantes funcionan así.
He sostenido por activa y por pasiva que los bandazos no me gustan. Cambiar de opinión siempre es saludable. Y aconsejable. Pero hacerlo para la caza y captura del voto, para acomodarse a lo que desee escuchar el elector, para amoldarse a lo que dicta la situación por mor de conveniencias, no. Los impolutos no pueden ser veletas que el viento gira a su antojo. Y menos nutrirse de resentidos cuyo radicalismo les sale por las orejas. Que buscan acomodo al calor de movimientos.
No milito en partido alguno. Abandoné en 1987 y dediqué mi vida a la docencia. Como lo había hecho antes del ingreso en el PSOE y que simultaneé hasta el 1 de febrero de 1985. Estuve fuera de la escuela hasta el 30 de junio de 1987. Pero tan en contacto con la misma que a finales de 1986 me comprometí con dos compañeros y amigos excepcionales, Ángel y Pancho, en volver a las aulas para aportar cuanto estuviera en mi manos para la marcha del flamante colegio del barrio de Toscal-Longuera. Edificio, como otros muchos, que surgieron de la magnífica gestión de un consejero sin parangón: Luis Balbuena. En el baúl de los recuerdos se guardan hechos, aconteceres y algún que otro desengaño. Para las memorias.
Hoy miro a Portugal y compruebo que la unión lo ha hecho posible. Aquí se ha buscado un enemigo común, una diana en la que depositar dardos, flechas y otras armas arrojadizas. Hay que derrotar al partido socialista porque es necesario para la supervivencia de muchos, a la izquierda y a la derecha. Todos quieren enterrarlo pero en su intento refuerzan la teoría de que le temen. Y atacan por todos los flancos. Por algo, o por mucho, será. Perdona, Lope (de Vega, no se vayan a confundir): ¿Qué tengo yo, que mi ‘enemistad’ procuras? ¿Qué interés se te sigue…?
Votaré al PSOE. Y mi mujer me dijo que ella también. Solo quedamos nosotros dos en casa. Publicado queda. Pepillo y Juanillo aún no tienen edad para tal ejercicio democrático Cuando sean mayores de edad, me sentaré con ellos y les contaré, con pelos y señales, cómo transcurrieron aquellos años que sentaron las bases que los dirigentes actuales quieren olvidar. Como si los edificios se construyesen por el tejado. Solo atisbo esta opción como factible. La dispersión solo conduce a que Mariano nos martirice otros cuatro años. Al día siguiente del primer recorte en este mandato (2011-2015) se escucharon miles de voces cantando yo no los voté. La mayoría absoluta debieron alcanzarla comprando rifas en la tómbola. Los españoles somos españoles y mucho españoles.
Con los dos del numero 1 de la calle Benito Pérez Galdós puedes contar, Pedro Sánchez. Firmado y rubricado.

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