Pues sí.
¿Acaso tiene la doña alemana más presencia que un servidor? Si me pongo de
perfil, lo mismo le saco unos centímetros… de barriga. Y eso que no bebo
cerveza. ¿Que ella va al Tecina? Toma, y yo cuando puedo permitírmelo. Lo que
pasa es que la diferencia de sueldo es demasiado abismal entre Angelita y este
miembro activo de las clases pasivas españolas. ¿Que ella está yendo desde hace
bastantes años? Le gano por goleada. ¿Que ella fue de moza, con su padre? Toma,
casi nada cuando pisé yo tierras colombinas por vez primera. Hacía muy poco que
había fallecido el viejo Amalahuige.
No hay
derecho. Y lo mismo me enfado y dejo de ir unas temporadas. Porque Casimiro,
que me margina con el olvido a mi libro ‘Versos silbados’, va y le regala
varias publicaciones de fotografías y otros tantos de senderos. Creo que no
aceptó los estatutos fundacionales de la
ASG ni tampoco la presidencia de honor del Junonia, a pesar
de la promesa de pasar al menos tres meses de cada año cuando se retire de la
política activa, siempre y cuando ya funcione para esas fechas la línea
marítima interior. Me silban que le agobia la presencia de tanta fuerza de
seguridad por los alrededores. Menos mal que los guardias civiles se camuflan
bien cuando se va a patear por El Cedro. Camaleones en verde que te quiero
verde.
Voy a
intentar a través de unos amigos que tengo en Alemania adecuar mi agenda con la
siguiente estancia de la canciller. Para acompañarla desde que aterrice en el
aeropuerto del Sur (me temo que el de La Gomera seguirá sin estar operativo para esa clase
de vuelos) hasta el día que se vaya. Incluyo, por supuesto, el pescadito en Los
Abrigos (que no en Playa San Juan como escuché en un medio de comunicación).
Pero con la condición de que se nos una igualmente algún miembro de la
corporación granadillera.
Ahora bien,
en cuanto nos hallemos en las tierras de Hautacuperche, fuera todo tipo de
parafernalias en comitivas, cortejos y séquitos. Allí todos iguales, que los
gomeros son noble gente y no se comen a nadie. El que quiera dejar un presente
que lo haga en la recepción del hotel. ¿Lo entendiste, Curbelo? Así que esos
días, puedes simular que tienes trabajo en Teobaldo Power y te quedas en
Tenerife. Te haces el cargo de que rememoras tus andanzas de senador en Madrid
y santas pascuas.
Cuando nos
apetezca ir a pescar, ya tendremos apalabrada una lanchita. Que no es necesario
ese boato de patrulleras y otras vigilancias. Porque nos pueden asustar las
viejas. Quédense en La Villa que en caso de apuro ya avisaremos nosotros.
Además, hay buenos patrones en Santiago y no nos hacen falta refuerzos. Sin
lugar a dudas que este tipo de estancia sería mucho más familiar que estas
montadas que se organizan en la actualidad. Lo que implica un despilfarro que
ofende a los apuntados en la lista del paro. Y remueve en sus tumbas los
espíritus de aquellos aventureros que venían a la zafra del tomate.
No puede
faltar un garbeo por el Jardín de las Creces y la Cañada de Jorge para
rematar la jornada en Casa Efigenia. A la que tan bien retrata Isidoro Sánchez
en sus excelentes relatos de los foresta de aquella isla. Sin prisas. A fuego
lento. Y allá a las tantas, cuando el solo vaya dejando en tinieblas la Fortaleza de Chipude, en
el trayecto de regreso pararemos unos minutos para que Sonia nos prepare un
cortado. Y si hay niebla, lo aderezaremos con unas gotitas de… lo que nos dé la
realísima, confianzudo.
No hay
derecho a que me traten de tal guisa. Condenado al más puro y duro ostracismo.
Me vengaré. Y si yo no voy, no va mi mujer. Y si no vamos los dos, el coche se
queda aquí también. Esto es una cadena. Advertidos quedan.
Hace años
hubo un realejero que estuvo empeñado en que le hicieran un homenaje. Que lo
nombraran algo. Que le concedieran una distinción. No lo consiguió. A lo peor
consideraron que no había contraído méritos suficientes. Es el peligro evidente
de metopas, diplomas, placas y otras. Transitó largo tiempo por Alajeró. Una
vez me insinuó que escribiera algo al respecto. Le dije que no. Cuando me entra
la vena, me vuelvo más cabezón que los teutones.
¿Y a qué
viene el párrafo anterior? Simple. Si te creíste todo lo escrito hasta ese
entonces, lo mismo es que no me conoces. Si todos fueran tan amigos como el
propietario de Pepillo y Juanillo de signar nombres de calles, plazas y
monumentos a personas, personajes, personajillos y personajuchos no existirían
quejas humanas en todo el planeta. De animales y plantas no respondo.
Disfrute
usted, señora Merkel. Y no haga demasiado caso a las escasas voces discordantes
por su presencia en La Gomera. Como
suele ocurrir casi siempre proceden de los que viven en Tenerife. Como yo.
Y un apéndice: Cuando ya tenía redactado y programado este post, me entero de que Merkel se había decantado por un vino blanco de las Bodegas Tajinaste. Pues tendremos que llevar a Agustín a los pateos. Mis más cordiales felicitaciones. Extensivas a los progenitores (Chila y Agustín senior). Por El Ratiño, La Perdoma y esos sitios, buena gente.
Y un apéndice: Cuando ya tenía redactado y programado este post, me entero de que Merkel se había decantado por un vino blanco de las Bodegas Tajinaste. Pues tendremos que llevar a Agustín a los pateos. Mis más cordiales felicitaciones. Extensivas a los progenitores (Chila y Agustín senior). Por El Ratiño, La Perdoma y esos sitios, buena gente.
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