Con vuestro
permiso, unas reflexiones a vuelapluma, sin darle demasiadas vueltas a la tuerka:
Nos quejamos
de que la política es (más bien era) un echadero donde recalan personas sin
preparación alguna, que entran con una mano delante y la otra detrás, y que
salen con las dos delante (agarrándose los bolsillos). Cambian las tornas y
aparecen en primera línea jóvenes universitarios con brillantes expedientes
académicos y nos percatamos de que no saben sumar. O no dominan la resta
llevando, que se dice. Y lo que es aún peor, desconocen las más elementales
normas de convivencia porque ese día no fueron a clase. Mucha asamblea pero más
bien escaso espíritu gregario. Autoritario, ponle el cuño. Argumentum ad hominen, ponle el otro (cuño). A la escuela pública.
Cuando un
partido político elabora un programa para concurrir a una elecciones deberá
entender que su puesta en práctica irá condicionada al número de votos
obtenidos. Si alcanza mayoría absoluta y no depende de nadie, podrá permitirse
el lujo de incumplirlo desde el día siguiente a la toma de posesión. No hace
falta, creo, ponerte el ejemplo del PP en esta pasada legislatura. Pero cuando
las cuentas no salen, la testarudez es mala consejera. Y si arriba quieres
pactar, pero la condición sine qua non
es que lo mío no se toca ni se cambia, gastémonos unos millones de nada y
citémonos de nuevo en las urnas. O si no, logra que te propongan y defiende un
plan de gobierno en el parlamento. En el supuesto de que a finales de junio
deba ir hasta el local de la
Asociación de Vecinos La Caldereta, aparte de perder los 50 céntimos que
aposté semanas atrás, pienso votar a Pedro Sánchez. A un servidor, palabrita
del niño Jesús, no me convencen los ademanes de Pablo Manuel. Después del niño
de Bescansa y el beso a Domènech, incluida la nalgadita en el culo, ya no sé
qué pensar. Y mira que soy tolerante.
Dicen que
tras un naufragio, dos hombres llevaban varios meses en una isla (no puedo
escribir desierta porque estaban ellos dos). Hasta que un buen día, tras tantas
jornadas de aburrimiento, decidieron hacer el amor. Y cuando estaban casi en el
momento culminante del acto, torció dulcemente el rostro el que estaba en la
posición receptora (sujeto paciente) y demandó con vehemencia un beso al que actuaba
de complemento agente. A lo que este, que se había mostrado más reacio en los
momentos previos de la proposición deshonesta, contestó de manera taxativa:
‘Mariconadas, las justas’.
Debo ser
anticuado y pienso que el hemiciclo no es lugar de exhibicionismos. Relajitos
con orden y cada trabajo requiere sus espacios. No perdamos el norte y actuemos
con el fundamento y la seriedad que la situación política requiere. Los
ciudadanos demandamos altura de miras y no compadreos. Porque podemos acabar
pensando que haya habido intención manifiesta de sobredimensionar un fenómeno
social. Sí, cada minuto me decepcionan más. Hasta Carmena tuitea. Buen porte y
nobles modales, abren puertas principales.
Como acaban
por tocarnos los instrumentos musicales en casi todos los tonos, y para seguir
con la fiesta, leo: “Cómo calcular la edad de los huevos”. Vaya cuestión más
tonta, pues mirando la fecha de nacimiento en el DNI del susodicho. Yo con los
míos no tengo problema alguno. Y vieron la luz los dos el mismo día. ¿Gemelos o
mellizos?
Y concluyo, puesto
que debo concentrarme para la votación de hoy. Estimo que ya tenemos una
andadura democrática estimable. Y va siendo hora de que interioricemos que
vivimos en un estado aconfesional. Muchos creemos que se debería ir más allá,
hacia un estado laico. Las creencias, los cultos, las ceremonias deben estar
siempre en la privacidad de cada cual. Por ello, no comparto que cada vez que
se presenta el cartel y el programa de la Semana Santa, por ejemplo, y
por esa época transitamos ahora, el protagonismo parece caer de la parte del
cargo de turno. ¿Qué pinta ahí un alcalde o un concejal? Oiga, usted en su vida
íntima haga lo que estime oportuno, pero no convierta un hecho de estas
características en un acto de propaganda política. Cada acción en su ámbito. Y ya
puestos, dado que se ha presentado en mi pueblo el cartel de las fiestas de
mayo, vaya foto publicaron. Parece que la concejal hace ofrenda del mismo a la
máxima autoridad insular del Partido Popular, que hizo un hueco para la foto.
Cuando tengan el programa, me avisan para huir unos días de la villa. Lo
siento, los fuegos me sacan de quicio. Yo no entiendo esa religiosidad
despilfarradora. Y ya está.
Hasta la
próxima.
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