Si pensabas
que hoy podía sorprenderte con el alzamiento (regional) habido en Gran Canaria
–por su posición geoestratégica, según el señor Hernández Bento, delegado del
Gobierno en Canarias– por la cuestionada herencia del cargo de presidente de
los populares en la figura del palmero Asier Antona, merced al señalamiento
expreso de la señora Cospedal, muy amiga del dimitido y controvertido Soria, te
vas a quedar con un palmo, o dos, de narices. Eso no toca ahora. ¿O sí,
pensándolo mejor? Elecciones, candidaturas, congreso. Que no, lo siento. Tal
vez mañana.
Quizás me
decante por echar otro palique al Imserso ya que ha habido nuevo plante de otro
grupo en Puerto de la Cruz. La
guerra entre Mundo Senior y Mundiplan está alcanzando un nivel de bombardeos
que estamos contemplando un final de campaña espectacular. Y como el ministerio
del ramo se halla en funciones, échale hilo a la cometa (gometa en canario). Ya
contabilizamos unos cuantos episodios en este negro capítulo. Y no está la Ciudad Turística
para tales trotes. A lo mejor con un alcalde no tan pusilánime el panorama
hubiese cambiado. O se habría escuchado una voz que defendiera en todos los
foros la razón de ser de un pueblo que vive del que nos visita. Pero no, lo
siento. A lo mejor mañana tengo más datos.
Sería una
estupenda oportunidad para comentar unas líneas de la ‘organicidad’ con que
Pablo Iglesias, profesor universitario, nos sorprendió días atrás. Yo creo que la Academia debe cambiar la
residencia. Para ejercer como el sentir del habla cotidiana. Y qué mejor sitio
que el Congreso de los Diputados. Esos 350 ejemplares que llevan meses sin dar
un palo al agua y nos salen… Vaya que nos salen. Hasta se inventan palabros,
juegan al Candy Crush, se dan besos de tornillo, dominan los géneros
gramaticales. Me da que no, lo siento.
Vaticinar el
final de Izquierda Unida bien valdría un esfuerzo en la expresión escrita.
Podemos, víctima cuando le conviene (composición de la Mesa de la Diputación Permanente)
y máquina de fagocitar en sus ratos libres cree que 5 más 1 es 6. Añade tú
millones, para facilitar las cuentas. Y no siempre es así. Otros factores
condicionan estas sumas meramente estadísticas. Los andares no me indican que
se busquen compañeros de viaje. Más bien eliminación de estorbos. Los egos
están por las nubes. Pero no me hallo en condiciones de interpretar encuestas
en este momento. Los miércoles finalizo la jornada muy cansado. Tres nietos son
un montón. Puede que mañana, lo siento.
Qué cantidad
de sismos. Este mundo se revuelve en demasía. Los espíritus que anidan en sus
entrañas parecen protestar airadamente. ¿Se prepara la debacle definitiva? ¿Se
halla la Tierra
en aviso de involución senil? No sé que organismo estadounidense prevé u
cataclismo de campeonato. El Hierro también se menea. ¿Es normal esta sucesión
de bailoteos? Puede ser un buen tema a desarrollar, pero hoy no, lo siento.
Preocupación
infinita por lo ocurrido en Benijos. Que una discusión por un partido de fútbol
desemboque en ese trágico desenlace da que pensar. Seriamente. Entiendo que no
tenían Facebook (expresión que escucho con frecuencia). Porque en ese vehículo
virtual observo cómo se desahogan los aficionados. Y nos divertimos los que
pasamos de ese mal denominado deporte. Imagínate la alegría de los culés que
anoche se cobraron todos los desagravios en Riazor. Eso no se paga sino con
quinientos ‘me gusta’ y 300 comentarios encomiásticos. Estos muros tienen la
ventaja de suprimir las manchas y frases indeseadas. Pero dado mi total
desentendimiento del asunto, me temo que tampoco pueda complacerte. Lo siento.
Espero y
deseo que este viernes sea más fructífero. Que un rayo de luz me ilumine por
los senderos de la escritura y pueda dejarte este próximo fin de semana con la
miel en los labios. Porque hoy no me he lucido. Me pides ahora una décima, por
ejemplo, y me apuesto 50 céntimos a que no llego al verso cinco. Lo siento.
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