Déjalo como
está y tendrás mi gratitud infinita. Nos conviene a ambos. Es lo que nos
sustenta. Seré tu bastón incondicional. Es más, tal y como están ustedes en mi
isla, tres es un número que no desmerece. Yo te sostengo y, al tiempo, seguiré
siendo el rey del mambo. ¡Ah!, y no te olvides de la Miel de Palma. Más adelante
retomaremos el asunto de la embotelladora de Taguluche, que tengo a unos
interesados en el tema. Que no, allí no hay sino cuatro huertas valutas. ¿Y la
otra? Cuatro euros sin mayor importancia.
Extracto de
la conversación informal entre Curbelo y Clavijo (CC, ¿casualidad?) en un
descanso del debate sobre el estado de la nacionalidad canaria y tal y cual.
Un rato
después y ya Casimiro en la tribuna:
Es necesario
que acometamos una revolución agraria para acabar con la pobreza. El Gobierno
que usted preside debe ser consciente del potencial de 13 millones de turistas
a los que podríamos ofrecerles productos de calidad al tiempo que se generaría
una bolsa importante de empleo, integraríamos a los jóvenes en el mercado
laboral, fijaríamos la población evitando que deban abandonar sus lugares de
origen y…
Cuando
retornó al escaño, Melodie Mendoza (MM) le cuchicheó el reproche de Sí se puede
en la isla colombina acerca de la tangible realidad de una agricultura dejada
de la mano, con apenas unas hectáreas cultivadas y unos terrenos que dan
lástima. Porque al propio presidente jamás le ha interesado su potenciación,
porque le ha sido más fácil, y rentable políticamente, el brindar contratos de
varios meses para tener al personal con elegantes chalecos reflectantes
desperdigados por los seis pueblos, que junto a los libros de los chicos y los
entierros de los viejos, han valido para sostener el vasallaje a la santa
causa. Que no, este alegato lo sostengo yo. A la diputada mencionada, ni mucho
menos a Jesús Ramón (JR), se le hubiera ocurrido. Estamos locos o qué.
Al viejo y
zorro (coloq. Persona muy taimada, astuta y solapada; sí, no sea que…) Casimiro
no se le escapa que el PSOE en La
Gomera necesita un rearme que llevará su tiempo (salvo que la
justicia reactive casos pendientes y haya fallos inoportunos), que CC pinta
menos que la de mi pueblo. Y abarca espacios, y asume representaciones, y se
permite el lujo de chulearse por Teobaldo Power como el jefe de la manada, el
que da consejos y dicta las normas de juego.
No me lo
toques, Fernando. El sistema electoral nos ha reportado pingües beneficios. A
mí, indudablemente, pero a ustedes, insularistas recalcitrantes, mucho más.
Tanto que siempre serán con este régimen (cómo me gusta esta palabra) de juego
la novia a pretender. Y lo que es más importante, este discurso victimista
nuestro acaba por hacer mella en los electores de Tenerife y Gran Canaria. Los
estamos conduciendo a un estado de culpabilidad tal, que ya creen que realmente
lo pasamos mal y somos acreedores a muchos arrumacos. Te juro que en toda mi
dilatada trayectoria jamás me lo he pasado tan bien. Ni en la sauna madrileña.
Que ya es decir. Y comparar.
Leí con sumo
interés este artículo de opinión publicado en Canarias7 y al que te remito por
si tienes dos minutos: http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=414056.
Y coincido casi en su totalidad con el contenido del mismo. Porque ya está bien
de tanta lágrima de cocodrilo. Al final va a resultar que vivir en Tenerife, en
un pueblo que casi duplica el número de habitantes de la isla a la que suelo ir
con bastante frecuencia, me concede muchos boletos para irme al infierno. No,
no me gustan las comparaciones. Pero tampoco comparto que tú las utilices no
tanto para reivindicar lo que estimes conveniente como para intentar hacer ver
que las vías por las que transito a diario se hallan en mejores condiciones que
las de cualquier rincón gomero.
Has
convertido a tu pueblo, a tu isla, en un paisanaje subsidiado. Lo has
agandulado por mor de unas prácticas políticas de compensación y servilismo.
Dale una caña, coño, y que se ponga a pescar. Lo has hecho a tu imagen y
semejanza a la hora de mendigar. Con algunas salvedades notorias cuando ha
correspondido liberar cadenas. Porque esa isla, a la que aprecio y siento como
mía, sigue siendo silencio amordazado. En fino. Y perdona la vulgar copia,
estimado Pedro. En basto, estómagos agradecidos.
No se la
toques, Clavijo. Tú sonríe, Patricia. Es tu papel.
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