Nada fue un
error, nos traslada la letra de una canción de Coti. Permítanme un ligero
cambio: Nada, fue un error. Para escenificar las diferentes versiones del
ministro (en funciones) Soria tras aparecer su nombre en los ya famosos papeles
de Panamá. Unos dimiten, otros admiten y los terceros (todos españoles y con
cargos de responsabilidad) desmienten. Y José Manuel es especialista consumado.
En su ya dilatada trayectoria son bastantes los casos en los que se ha visto
involucrado. Aunque siempre la responsabilidad es de otros, es su coartada
perfecta. Algún imitador tiene por estos lares. Lo malo es que cuando el río
suena, agua lleva. Y el haber salido bien parado en ocasiones pasadas no
significa que haya quedado lavada la mala imagen social. Su particular ética lo
mantiene agarrado. Otro divieso para un partido que se ahoga en corrupciones,
dimes y diretes.
Por el
pueblo, en vísperas de muchas fiestas, anteayer nos encontramos con el cierre
del parking de Realejo Alto. Otro episodio para unir al controvertido edificio
de El Puente. El alcalde vino a enterarse porque alguien le sopló que la
concejala de IU lo había denunciado en cierto medio de comunicación. Y lo
comprendo. Él no puede estar en todo. Máxime si en ese preciso instante se
estaba sacando la foto con la viejita de turno. Acompañado, claro, por varios
representantes del séquito popular. Corporativos o no, es lo de menos.
Cuando otros
periodistas se pusieron manos a la obra, Manolo declaró con gran solemnidad que
había cursado una decena de requerimientos a la empresa concesionaria, amén de enorgullecerse
por la imposición de cuatro sanciones. Lo que oculta es que a los realejeros
nos encantaría conocer las respuestas habidas. Porque asegurar que no se ha
cobrado un euro (como en las jugosas multas con las que fue sancionada Bankia
en el citado y nonato parking de El Puente) es asunto de cajón. Una cosa es
poner y otra bien distinta recibir. Tú puedes imponer sanciones a tutiplén.
Otra cantar es que se abonen.
El señor
alcalde, que cuando acabe este mandato llevará en el ayuntamiento dieciséis
años, olvida –qué frágil es la memoria cuando interesa– que es el principal
responsable de esta otra privatización fallida. Debería ponerse en contacto con
los superiores jerárquicos que saben mucho de cómo gestionar empresas. Y mucho
más de cómo eludir impuestos. Ya que el hermanísimo ha hecho incursiones en el
alumbrado público –y así está– bien podría proponerle este otro arrendamiento.
O quizás a los jóvenes empresarios.
Ahora bien,
como la campaña publicitaria parece bien engrasada, nada mejor que un cambio en
la fourexperience. Basta con un
añadido al surf, parapente, paseo por Rambla de Castro y fuegos artificiales
con hospedaje. Por lo que pasará a denominarse fiveexperience (el punto com lo pones tú). Y el quinto elemento
consistiría en aparcamiento gratuito en unos de los mamotretos durante el
periodo que duren las fiestas de mayo. O de julio, a elegir. O si no en Soria,
que es provincia que limita con Bahamas.
Se les dijo
por activa y por pasiva. Se les brindaron alternativas. Pero no quisieron
deshacerse de las orejeras. Solo el 6,9% de los canarios echan mano de estos
estacionamientos de pago. Y en el Realejo no íbamos a constituir la excepción.
Así están ahora esas instalaciones. En estado poco menos que ruinoso y
suponiendo un cáncer económico para las arcas públicas. Dentro de poco
deberemos añadirlos al catálogo de edificios históricos de estas ínsulas,
bienes de enorme interés patrimonial. Y como Manuel Domínguez ostenta la
presidencia de la Red
de Centros Históricos de Canarias, tendrá la excusa perfecta para solicitar que
la sede de dicho organismo se ubique en el pueblo. Bien en la Casa de la Gorvorana, bien en
la natal de Viera y Clavijo, bien en la espléndida y mejor conservada que
sirvió de morada al escritor Agustín Espinosa… Y si no, reconvertiremos
cualquiera de los párquines. Por razones de deterioro, más que de edad.
Estos
clamorosos errores no se publicitan. Se soslayan. Somos nuevos y todo viene de
atrás. Por ejemplo, de cuando el actual mandatario era concejal de Hacienda con
Oswaldo. Y su segundo, Sebastián Ledesma, de Urbanismo. El tiempo corre tan
deprisa… Por ello recurrimos a las sesiones fotográficas de cumpleaños, a las
entregas de metopas, a los reconocimientos interesados con menores, de mediana
edad y, la especialidad de la casa, eso tan patético de la tercera juventud…
Para tales menesteres sí tenemos un equipo de gobierno diligente. Mas si se
tuercen las previsiones, entonces observamos, no sin cierta tristeza, que son
demasiadas las carencias para afrontar las dificultades en la gestión
municipal. Está para las maduras, pero en las verdes demuestran qué poco queda
para acometer lo que no dicta la papa suave. Y como no se admiten sugerencias,
proa al marisco. Por cierto, ¿cómo no bajaste al Puerto a estampar la firma?
¿No era el puerto de la vecina población asunto tuyo?
Y como
seguiremos dando cincuenta vueltas antes que meter el coche en lugares tan
lúgubres, aquí no ha pasado nada. Prometeremos hipódromos, campos de golf y concursos
de bellezas, y tan felices. Unos kilitos de piche, quinientos besitos a troche
y moche (ayer con lo del Día Internacional te habrás hinchado) y, mecachis, qué
guapos somos.
Ya está.
Hasta mañana.
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