El algodón no engaña. El gráfico, tampoco. Y la
fuente de los datos debe ser de toda solvencia. Por lo que, deduzco, el PP está
buscando la manera de llevar a cabo otra reorganización en el sistema. Pasará
por retrasar la edad de jubilación hasta los noventa años y modificar la
cuantía de las pensiones que deberá concluir en una reducción de al menos el
setenta y cinco por ciento de los abonos actuales. Porque no parece lógico que
estemos fichando en el sector de los pasivos a personas con sesenta años, en la
flor de la vida, para que se dediquen a saltar muros, con el peligro de que
sufran una caída y contribuyan a un incremento desorbitado del capítulo de
gastos en sanidad. Como si nos tuviéramos bastante con atender a los ingleses
no partidarios del Brexit.
Con muy buen criterio el partido del señor Mariano
ha ido dando sajadas reiteradas a la hucha (Fondo de Reserva) y en un par, o
tres, de acometidas más el ‘cochinito de oro’ será triste objeto del recuerdo.
No es necesario disponer de depósitos por si vienen tiempos malos. Por si te
pasa algo, que decían nuestros mayores. Con los millones de empleos que se van
a crear en esta próxima legislatura (contando, además, con los extras de la
interinidad), aplicaremos la técnica de vasos comunicantes y el flujo de
capitales será automático. Como aquellos cientos de miles de puestos de trabajo
con los que nos sorprendió Paulino en sus dos estancias en la presidencia del
gobierno canario.
No deben preocuparse los que ya figuran en la
nómina. Tampoco aquellos que en su horizonte inmediato se hallaba el ingreso en
los viajes del Imserso. Ya no dependeremos de un dinero que criaba telarañas en
la vieja alcancía. Modernicémonos, seamos prácticos. Que circulen los euros
para que se reactive la economía. Si la gente compra, el empresario contrata. Y
ahí estaremos vigilantes para que se cumpla lo estipulado en las cláusulas
pertinentes. Que si es por cuatro horas, que no se curre, bajo ningún concepto,
más de diez o doce. Explotaciones, las justas.
Olvídense, pues, de las oscilaciones a la baja.
Echen a la basura el dibujo con sus mermas y descensos. Vivamos al día. No
brindemos la oportunidad de que la banca siga obteniendo pingües beneficios con
esos casi setenta mil millones de euros. Qué barbaridad. A dónde nos conducía esa
política suicida del malvado Zapatero. El ahorro no es un valor intrínseco.
Requiere movimientos peristálticos. Y evacuaciones drásticas.
Menos mal que el electorado no se dejó convencer por
la seducción de cantos de sirena. Ya lo manifestó con total clarividencia el líder
discutible de Podemos (el adhesivo Unidos caerá en breves fechas): “Ante la
evidencia de que podíamos gobernar, deciden no votarnos”. Otro consuelo de
tontos. Otra muestra de la escasa autocrítica que caracteriza a los de siempre.
Más de lo mismo.
“Nos ha faltado calle y nos ha sobrado
mercadotecnia”, Monedero dixit. A la puerta de un establecimiento de Ikea,
creo. El miedo a la nuevo. Como mi madre, que en paz descanse esté. Siempre
compraba Titanlux. Nos vieron como posibles ganadores y optaron por la marcha
atrás. Más vale ruin conocido. Un globo, dos globos, tres globos.
Se truncan ilusiones por mor de apetencias. Se
desvirtúan proyectos y se cercenan expectativas. Se cae en la tentación de
echar la pata por arriba. Más que subo, trepo escachando cabezas. Quítate tú,
que me pongo yo. Copia y pega de viejas tácticas. Mueren esperanzas de
acampadas en el pesebre del conformismo. Sí, más de lo mismo. Con excusas
infantiles para justificar desavenencias, tropiezos. Y, sobre todo, deseos incontrolados
de fagocitosis. Y a río revuelto, no ganan las redes sociales. Porque España es
como es. Fútbol, toros y peleas de gallos.
Claro que podemos. Una última mordida de 8.700
millones para pagar la extra de hace unos días no provocó mayores dolores de
cabeza a la ministra Báñez. A la vuelta de la esquina, diciembre y el turrón
navideño. Y podría ocurrir que ya tuviésemos ejecutivo sostenido con una
mayoría absoluta. Solo sería menester un algo de tozudez made in Spain y dos escándalos más que amplíen el ya salpicado
currículum popular.
Claro que podemos… ir mañana al traumatólogo. Ya van
cinco semanas. Qué eterno se me hace el tiempo. Ahora toca Tour, porque el
fútbol me desquicia. Pórtense bien. Y si están jubilados, o a punto,
tranquilidad absoluta. Estamos en ello.
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