jueves, 4 de agosto de 2016

Yaiza Castilla

La mentada es senadora por la isla de La Gomera. Accedió a la política de la mano de Casimiro Curbelo cuando este resucitó la ASG (Agrupación Socialista de La Gomera). Y escribo resucitó porque la tenía creada desde tiempo atrás merced al testaferro de turno y bien guardada en una gaveta del Cabildo. Ya intuía nuestro hombre que de la mano del PSOE no acabaría su trayectoria política. Sus andares caciquiles (salpicados de imputaciones por turbios asuntos urbanísticos y de notable incremento patrimonial que la justicia eterniza para general regocijo de los estómagos agradecidos) y el episodio madrileño en el que se vio involucrado en plan Hautacuperche, no fueron bien vistos por la dirigencia socialista que cortó por lo sano. La red clientelar tejida en tierras colombinas hizo posible que la nueva formación política, compuesta por los mismos de siempre que han medrado la sombra del mandamás, no tuviese mayores problemas en acaparar la mayoría de instituciones.
Yaiza Castilla ha declarado que “empieza una nueva oportunidad para avanzar y hacer valer los derechos de los gomeros”. Eso ocurrió hace unos días en la constitución del Grupo Mixto en la Cámara Alta. Bueno, tiene de alta lo que yo de guapo, porque es bien conocido que escaso valor se le concede en el proceso legislativo. O mejor, no sirve sino para que sus señorías cobren, y de manera generosa, a final de mes.
Cuando la senadora soltó esta prenda lingüística no sé en qué demonios podía estar pensando. Porque da la impresión de que con el parto de ASG se ha producido una metamorfosis tal en aquella isla, a la que aprecio como el más acendrado de sus habitantes, que se ha corrido tupido velo de lo que en décadas anteriores, con casi idénticos dirigentes, se hizo o se dejó de hacer. Olvidó algo fundamental y es repasar la trayectoria de su mentor en el mismo edificio donde ella ahora sienta sus posaderas. Y dar una somera lectura al diario de sesiones para comprobar las innumerables preguntas, iniciativas, propuestas, mociones (y todo lo que proceda) que Curbelo llevó a la práctica en sus muchos años de estancia en los habitáculos madrileños. Porque dormir debió hacerlo bastante, ya que el verbo trabajar no fue conjugado ni por activa ni por pasiva.
“Yaiza Castilla recuerda que son muchas las iniciativas y proyectos de la isla colombina que han quedado aparcados y que, sin embargo, considera fundamentales para el progreso de la isla y, por consiguiente, la equiparación en oportunidades y servicios para todos los ciudadanos”.
Es la consigna dictada. Y que los súbditos deben cumplir a rajatabla. También acontece algo parecido en el Parlamento de Canarias. Les ha entrado un espíritu juvenil que para qué contarte. Y yo me alegro, no te vayas a creer. Pero no sigan engañando a pueblo que se merece un mayor respeto. Que ASG, estimado Casimiro, habrá nacido anteayer, pero tú (y otros tantos) llevas en la cosa pública desde los lejanos tiempos en que la Bobadilla recaló en La Villa. Pretenden redimir con supuestas actividades frenéticas, más efectistas que efectivas, largas estadías de holganza y buen vivir. Que los gomeros tienen su tino. Y si no, que se despierten. Silba bien alto, Garajonay.
Citó la señorita Castilla dos proyectos que ya había defendido en la anterior legislatura: La Avenida Marítima de Gran Rey y un área de servicio para tráfico de mercancías en el puerto de San Sebastián. Este último encaminado al abaratamiento de la cesta de la compra. De lo que se dan cuenta ahora. Qué casualidad. Qué memorias más flacas. Debe ser que ustedes adquieren los productos alimenticios en origen. Mientras, siguen con la cantinela de potenciar el consumo de productos de la tierra. Pero si tienen a los agricultores subsidiados y nadie coge un sacho para sembrar papas. Los sacan del paro cinco o seis meses para limpiar cunetas (bocadillo y chaleco reflectante incluidos en el paquete) y tira pa´lante calladito.
Lo malo es que, aunque aún no lo perciban con nitidez, todo tinglado montado artificialmente acaba  por desmoronarse. Ya se elevan voces en la capital y la prueba la hallamos en la cada vez más notoria inestabilidad política en el ayuntamiento. Y es que, afortunadamente, no todo es susceptible de compraventa. O en Vallehermoso, donde el cargo parece quedarle demasiado ancho al señor Coello. Y sujetas sus decisiones a los dictados superiores. Si no que me expliquen las quejas que surgen de los núcleos poblacionales distantes, verbigracia Chipude, acerca de la poca inversión presupuestaria en infraestructuras básicas. O la negativa (o callada por respuesta) ante solicitudes para celebrar actos en edificios públicos con excusas vacuas e inconsistentes.
No se me haga, pues, la nueva en estas lides, senadora Yaiza Castilla, porque no puede olvidar que debe soportar el inmenso peso de una losa sobre sus espaldas. Cualquier propuesta que eleve en el Senado conducente a la mejora de sus convecinos (muy loable, indudablemente) no será capaz de hacer tabla rasa a la vagancia de uno que vegetó en el palacio ubicado en la plaza de la Marina Española. Y que en la actualidad, con casi total seguridad, le señala como objetivos aquellos que él no supo, o no quiso, defender cuando le correspondía tiempo atrás. Y que parece haber resurgido cual Ave Fénix. Se metió un día en la ducha, se le cayeron las costras y… aquí no ha pasado nada: limpios, impolutos, inmaculados, impecables, virtuosos. ¿Y los años, que ya suman décadas, perdidos? Yo lo denomino, simplemente, actitud típica del caradura.
Un día habrá una isla que no sea silencio amordazado.

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